Como las excusas continúan,
creo que conviene repetir esta entrada,
para bien de algunos.
Franja.
ES MUY CORRIENTE ENCONTRAR A PERSONAS, QUE SI LE HABLAS DE LA CONFESIÓN INMEDIATAMENTE SE EXCUSAN CON ALGUNA DE ESTAS RAZONES, QUE VAN A CONTINUACIÓN. NO SE DAN CUENTA DE QUE AUNQUE TENGAN SOLO PECADOS VENIALES, PUEDEN RECIBIR LA GRACIA SACRAMENTAL DE LA CONFESIÓN, Y ASÍ TENER MÁS AYUDA PARA VENCER AL ENEMIGO DE LAS ALMAS EN TODAS ESAS EXCUSAS. FRANJA
Cómo rebatir las
14 excusas más habituales para no confesarse
Cuando se trata de acercarse al sacramento de la confesión es muy común escuchar algunos de los siguientes «motivos» para justificar su inutilidad o su inconveniencia. Estos son los 14 más habituales:
1 ¿Quién es el señor cura para perdonar los pecados?
Sólo Dios puede perdonarlos Sabemos que el Señor les dio ese poder a los Apóstoles; además, ese argumento lo he leído antes… precisamente en el Evangelio: lo decían los fariseos, indignados, cuando Jesús perdonaba los pecados… (consúltese Mt 9, 1-8).
2 Yo me confieso directamente con Dios,
sin intermediarios
Genial … pero hay algunos «peros» que se tienen que considerar… ¿Cómo sabes que Dios acepta tu arrepentimiento y te perdona? ¿Escuchas alguna voz celestial que te lo confirma?
¿Cómo sabes que estás en condiciones de ser perdonado? Te darás cuenta de que la cosa no es tan sencilla… Una persona que roba un banco y se niega a devolver el dinero, por más que se confiese directamente con Dios o con un sacerdote, si no tiene intención de reparar el daño hecho -en este caso, devolver el dinero-, no puede ser perdonada… porque ella misma no quiere «deshacerse» del pecado.
Por otro lado, este argumento no es nuevo: hace casi 1600 años, San Agustín replicaba a quien argumentaba del mismo modo: «Nadie piense: yo obro privadamente, de cara a Dios… ¿Es que sin motivo el Señor dijo: “Lo que atáreis en la tierra, será atado en el Cielo”? ¿Acaso les fueron dadas a la Iglesia las llaves del Reino de los Cielos sin necesidad?
Al proceder así, frustramos el Evangelio de Dios,
hacemos inútil la palabra de Cristo».
Al proceder así, frustramos el Evangelio de Dios,
hacemos inútil la palabra de Cristo».
3 ¿Por qué le voy a decir mis pecados
a un hombre como yo?
Porque ese hombre no es un hombre cualquiera: tiene el poder especial para perdonar los pecados (el Sacramento del Orden). Esa es la razón por la que tienes que acudir a él.
4 ¿Por qué le voy a decir mis pecados a un hombre
que es tan pecador como yo?
que es tan pecador como yo?
El problema no radica en la «cantidad» de pecados: si es menos, igual o más pecador que tú…. No vas a confesarte porque sea santo e inmaculado, sino porque te puede dar la absolución, un poder que tiene por el Sacramento del Orden, y no por su bondad. Es una suerte -en realidad, una disposición de la sabiduría divina- que el poder de perdonar los pecados no dependa de la calidad personal del sacerdote, cosa que sería terrible, ya que uno nunca sabría quién sería suficientemente santo como para perdonar. Además, el hecho de que sea un hombre y que como tal tenga pecados, facilita la confesión: precisamente porque sabe en carne propia lo que es ser débil, te puede entender mejor.
5 Me da vergüenza
Es lógico, pero hay que superarla. Hay un hecho comprobado universalmente: cuanto más te cueste decir algo, tanto mayor será la paz interior que consigas después de decirlo. Y cuesta, precisamente, porque te confiesas poco; en cuanto lo hagas con frecuencia, verás como superarás esa vergüenza.
Asímismo, no creas que eres tan original…. Lo que vas a decir, el sacerdote ya lo ha escuchado miles de veces. A estas alturas de la historia, es difícil creer que puedas
inventar pecados nuevos.
inventar pecados nuevos.
Por último, no te olvides de lo que nos enseñó un gran santo: el Diablo quita la vergüenza para pecar, y la devuelve aumentada para pedir perdón. No caigas en su trampa.
6 Siempre me confieso de lo mismo
Eso no es problema. Hay que confesar los pecados que uno ha cometido, y es bastante lógico que nuestros defectos sean siempre más o menos los mismos. Sería terrible ir cambiando constantemente de defectos; además, cuando te bañas o lavas la ropa, no esperas que aparezcan manchas nuevas, que nunca antes habías tenido; la suciedad es más o menos siempre del mismo tipo. Para desear estar limpio basta con querer remover la mugre… independientemente de cuán original u ordinaria sea.
7 Siempre confieso los mismos pecados
No es verdad que sean siempre los mismos pecados: son diferentes, aunque sean de la misma especie. Si yo insulto a mi madre diez veces, no se trata del mismo insulto, cada vez es uno distinto; así como no es lo mismo matar a una persona que a diez: si asesiné a diez no es el mismo pecado, sino diez asesinatos distintos. Los pecados anteriores ya me han sido perdonados, ahora necesito el perdón de los «nuevos», es decir, de los cometidos desde la última confesión.
8 Confesarme no sirve de nada,
sigo cometiendo los pecados que confieso
El desánimo puede hacer que pienses: «es lo mismo si me confieso o no, total, nada cambia, todo sigue igual». No es verdad. El hecho de que uno se ensucie, no hace concluir que es inútil bañarse. Alguien que se baña todos los días, se ensucia igual todos los días. Pero gracias a que se baña, no va acumulando mugre, y puede lucir limpio. Lo mismo pasa con la confesión. Si hay lucha, aunque uno caiga, el hecho de ir sacándose de encima los pecados hace que sea mejor. Es mejor pedir perdón, que no pedirlo. Pedirlo nos hace mejores.
9 Sé que voy a volver a pecar,
lo que muestra que no estoy arrepentido
Depende… Lo único que Dios me pide es que esté arrepentido del pecado cometido y que ahora, en este momento, esté dispuesto a luchar por no volver a cometerlo. Nadie pide que empeñemos el futuro que ignoramos. ¿Qué va a pasar en quince días? No lo sé. Se me pide que tenga la decisión sincera, de verdad, ahora, de rechazar el pecado.
El futuro hay que dejarlo en las manos de Dios.
El futuro hay que dejarlo en las manos de Dios.
10 ¿Y si el confesor piensa mal de mí?
El sacerdote está para perdonar. Si pensara mal, sería un problema suyo del que tendría que confesarse. De hecho, siempre tiende a pensar bien: valora tu fe (sabe que si estás ahí contando tus pecados, no es por él, sino porque crees que él representa a Dios), tu sinceridad, tus ganas de mejorar, etcétera.
Supongo que te darás cuenta de que sentarse a escuchar pecados, gratuitamente -sin ganar un peso-, durante horas, si no se hace por amor a las almas, no se hace. De ahí que, si te dedica tiempo, te escucha con atención, es porque quiere ayudarte y le importas. Aunque no te conozca te valora lo suficiente como para querer ayudarte a ir al Cielo.
11 ¿Y si el sacerdote después
le cuenta a alguien mis pecados?
No te preocupes por eso. La Iglesia cuida tanto este asunto que aplica la pena más grande que existe en el Derecho Canónico -la excomunión- al sacerdote que se atreviera a decir algo que conoce por la confesión. De hecho hay mártires por el sigilo sacramental: sacerdotes que han muerto
por no revelar el contenido de la confesión.
por no revelar el contenido de la confesión.
12 Me da pereza
Puede ser toda la verdad que quieras, pero no creo que sea un obstáculo verdadero, puesto que es bastante fácil de superar. Es como si uno dijese que hace un año que no se baña porque le da pereza…
13 No tengo tiempo
No creo que te creas que en los últimos meses no hayas tenido disponibles diez minutos para confesarte.
¿Te animarías a comparar cuántas horas de televisión
has visto en ese tiempo? Multiplica el número
de horas diarias que ves por el número de días.
¿Te animarías a comparar cuántas horas de televisión
has visto en ese tiempo? Multiplica el número
de horas diarias que ves por el número de días.
14 No encuentro un padre
Los sacerdotes no son una raza en extinción, hay miles de ellos. En el último de los casos, en las páginas amarillas, busca el teléfono de tu parroquia; si ignoras el nombre, busca por la diócesis, así será más sencillo. De este modo podrás saber, en tres minutos como máximo, el nombre de un padre con el que te puedes confesar, e incluso concertar una cita para que no tengas que esperar.
Autor del texto: P. Eduardo Volpacchio
enlace:
totalmente de acuerdo con las respuestas que se dan
ResponderEliminarMe alegra que te sirvan los comentarios, porque mucha gente no se confiesa por falta de formación religiosa.
ResponderEliminarCuando se es creyente de verdad y amas a Dios no se puede poner excusas,la vergüenza hay que dejarla apartada, si queremos tener el alma limpia de todo mal,hay que cumplir con lo que Dios ha dejado escrito y ha dado el poder de perdón al sacerdote,un sacerdote si es sincero y ama la misión que Dios le ha encomendado,su deber es cumplir con el voto de obediencia que le ha prometido a Dios en su ordenación.No podemos estar pensando en el que pensarán los demás o el que dirán,el sacerdote está para perdonar al penitente,y tiempo siempre hay,yo pienso que los sacerdotes se dan cuenta de que acercarnos a confesar a muchos nos da apuro,es cuando ellos tratan de ayudarnos para que la confesión sea más llevadera y salgamos fortalecidos y en gracia con el Señor. ¡De eso se trata ten valentía!.
ResponderEliminarCuando aparece un comentario es señal de que no cae en saco roto. La confesión está en horas bajas, porque muchos han perdido la conciencia de pecado. Desde Pío XII lo están recordando continuamente en los documentos de la Santa Sede. Tenemos que hacernos apóstoles del Sacramento del Perdón. Es el mejor camino para empezar una vida cristiana seria y más responsable. Y déjate ayudar por Santa María, que te dirá como en Caná de Galilea: Haced lo que Él os diga.
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