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miércoles, 6 de octubre de 2010

Catholic.net - Carta a los niños, adolescentes y jóvenes de Confirmación


COMO EN EL MES DE OCTUBRE
HA DADO COMIENZO EN BAIONA
Y EN TODAS LAS PARROQUIAS
DE NUESTRA DIÓCESIS
LA CATEQUESIS,
PONGO ESTA CARTA DE UN OBISPO
 A LOS DE CONFIRMACIÓN,
PARA ANIMAROS A LA PREPARACIÓN.
Franja. 
Un Obispo escribe a sus jóvenes
y a todos los que se preparan en la Catequesis
 y en los Cursos de Preparación
 para la Confirmación
Autor: Mons. Juan José Omella Omella
Fuente: revistaecclesia.com
Carta a los niños, adolescentes
 y jóvenes de Confirmación
Carta a los jóvenes que están en el
proceso catequético de confirmación
y que buscan en Jesucristo un camino de esperanza.
Carta a los niños, adolescentes
 y jóvenes de Confirmación
Querido amigo:
¡Que la Paz, la Alegría y el Amor de Jesucristo estén hoy y siempre contigo!
Te felicito por tu decisión de seguir a Jesús de Nazaret, Vivo y Resucitado, de llegar a vivir una verdadera amistad con Él y de recibir la plenitud de su Espíritu en el
 Sacramento de la Confirmación.
Te animo a seguir en este camino y en esta decisión de recibir ese Sacramento que te dará la Fuerza de Dios, la potencia inmarchitable, inmortal, del Espíritu Santo. Seguramente te cuesta mantenerte en esta decisión, ya que la sociedad en la que vivimos no nos ayuda mucho a permanecer unidos a Dios. El ambiente que nos rodea trata de prescindir de Él o de combatirlo por todos los medios. Puede que, a veces, sientas deseos de abandonar el camino y de dejar la catequesis, dejar de rezar, de ir a Misa, de ser amigo de Jesús… Sé fuerte y valiente. No tengas miedo. Te repito las palabras del salmista: «El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré?»
Jesucristo Resucitado, vencedor del pecado y del mal, vencedor de la muerte, se ha hecho presente en nuestras vidas, en nuestros corazones, y está siempre con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo. No temas decir con san Pablo:
«Sé de quién me he fiado»
. Sí, Cristo nos ha traído la salvación. Sin Él, nuestra vida queda indefensa ante el mal, a merced de poderes que nos esclavizan, sometida al certero horizonte de la muerte. Ni la ciencia, ni la técnica, ni el dinero, con sus inmensas capacidades para alcanzar grandes logros humanos, consiguen la cabal y plena realización del hombre. Sin Jesucristo, Dios hecho hombre, no hay verdadera plenitud. Esto no quiere decir que el mundo y la sociedad sean desdeñables para un cristiano, pues Dios ama al mundo y quiere que todos los hombres se salven. La Iglesia considera que todo lo bueno y verdadero que se da entre los hombres es como una preparación al Evangelio y que es dado por Aquel que ilumina a todo hombre para que al fin tenga la vida eterna.
¡Ánimo, pues, querido amigo, y sé valiente! No temas abrir de par en par las puertas de tu corazón a Cristo, el Señor. La fe en Jesucristo, nuestro Salvador, es un tesoro todavía más valioso que tu juventud. Su Evangelio es la mayor riqueza del mundo.
Sabes perfectamente que el hombre no puede vivir sin amor. Su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor. Sin la revelación del amor el hombre permanece para sí mismo un ser incomprensible. Por esto precisamente, Cristo Redentor revela plenamente el hombre al mismo hombre. ¡Qué valor debe tener el hombre a los ojos del Creador si ha «merecido tener tan gran Redentor», si «Dios ha dado a su Hijo», a fin de que él, el hombre, «no muera sino que tenga vida eterna»! Dios no ha pasado de largo de ninguna persona, sino que nos ha creado a cada uno, nos ha redimido y nos ha destinado a la vida eterna, plena, sin límites. El Dios invisible se ha hecho visible, ha venido a mostrarnos su Rostro propicio en Jesús de Nazaret, su Hijo eterno, y se ha revelado a nosotros dándonos la fe por el Espíritu Santo, a través de su Iglesia. El Señor, pues, ha estado grande con nosotros ¡y estamos alegres! Dios te ama a ti personalmente y quiere vivir contigo una gran aventura de amor.
Seguramente dedicas cada semana, junto con tus compañeros de grupo, un tiempo de catequesis para conocer el Mensaje de Jesús, que brota permanentemente de los Evangelios, y la Iglesia ha conservado como un tesoro, como tradición viva, en el Catecismo de la Iglesia Católica. Eso está muy bien y te animo a que no faltes a esa reunión semanal.
Seguramente que, en esa reunión del grupo, rezaréis también unidos, al menos un rato.
Algunos grupos de Confirmación incluso se comprometen a hacer algún servicio en alguna Residencia de Ancianos, visitan a enfermos del Hospital, a jóvenes que están en Proyecto Hombre o se las ingenian para financiar algún proyecto de desarrollo para el Tercer Mundo. De esta manera se van preparando para recibir el Sacramento de la Confirmación.
No olvides que eso es lo mínimo exigible
para recibir el Sacramento.
 Leer más:
Catholic.net - Carta a los niños, adolescentes y jóvenes de Confirmación
Y si quieres ver la materia de lo que tienes que saber,
ahí tienes lo que dice el Catecisco.de la Iglesia Católica: :
http://www.ewtn.com/library/catechsm/spanish/p2s2c1a2.asp

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