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domingo, 24 de octubre de 2010

DOMUND 2010 DOMINGO MUNDIAL DE LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS

DOMUND 2010
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Qué es el DOMUND?
El DOmingo MUNDial de las Misiones es el día en que toda la Iglesia universal reza por la actividad evangelizadora de los misioneros y misioneras, y colabora económicamente con ellos en su labor, especialmente entre los más pobres y necesitados.





¿Por qué el DOMUND?
El 37% de la Iglesia católica lo constituyen territorios de misión, un total de 1.069 circunscripciones eclesiásticas que dependen de la ayuda personal de misioneros y misioneras y de la colaboración económica de otras Iglesias para realizar su labor.
¿Para qué el DOMUND?
Con los donativos se subvenciona el sostenimiento de los misioneros y sus colaboradores. También se atienden otras necesidades especiales: construcción de iglesias y capillas, formación cristiana, compra de vehículos..., además de desarrollar proyectos sociales, educativos y sanitarios.
¿Cómo se distribuye el dinero del DOMUND?
La Asamblea Plenaria de los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias, que se celebra cada año en Roma, distribuye equitativamente entre las solicitudes presentadas por los misioneros la totalidad de las aportaciones llegadas de todo el mundo. Por eso se pide la colaboración con el DOMUND sin hacer referencia a proyectos concretos.
¿Cómo colaboran los fieles?
Además del donativo con motivo de la Jornada del DOMUND, cada día son más los que domicilian sus aportaciones periódicas, pagan sus compras con la tarjeta VISA-DOMUND o hacen sus transferencias por Internet (www.domund.org). Además, están tomando mucha importancia las donaciones por testamentos y legados.
¿Llega a los misioneros todo el dinero?
El donativo que cada fiel entrega para las misiones es recogido en la Dirección Nacional de OMP y enviado a los territorios de misión. Solo se permite utilizar un máximo del 10% para la administración de estos bienes y la animación misionera de las comunidades cristianas.
¿Atienden los misioneros situaciones
de emergencia?
Ante catástrofes naturales o bélicas, los misioneros canalizan la ayuda de organizaciones sociales y se dedican a atender a los damnificados. El DOMUND colabora con ellos principalmente para que puedan permanecer en la misión tras esas situaciones de especial emergencia humanitaria.
¿Qué es la obra de la propagación de la Fe
 y cuándo nació?
La Obra Pontificia de la Propagación de la fe es una institución universal de la Iglesia de cooperación con las misiones a través de la oración, el sacrificio, la promoción de las vocaciones misioneras y la cooperación económica y material de los cristianos de todo el mundo.
Esta Obra nació en Lyon, Francia, en 1822, por iniciativa de la joven Paulina Jaricot. Comenzó implicando a los trabajadores locales para que apoyasen las misiones con una pequeña limosna cada semana. Un siglo después, establecida ya la Obra en casi todos los países del mundo, el Papa Pío XI la convirtió en el cauce oficial de toda la Iglesia católica para ayudar espiritual y económicamente a la actividad misionera de la Iglesia.
¿Cuándo se celebra esta jornada?
La actividad de cooperación espiritual y material de esta Obra es permanente durante todo el año, pero alcanza especial significación durante el llamado "Octubre misionero". El día del DOMUND es el centro de la celebración misionera.
¿Cuáles son sus principales fines?
1. Iniciar a los fieles en la “contemplación” del rostro de Dios, en el que se reflejan los rostros de los más pobres y necesitados.
2. Promover entre los fieles una sensibilidad y predilección hacia los que, aun sin saberlo, buscan conocer y ver a Jesús.
3. Participar en las actividades organizadas por las comunidades eclesiales con motivo
 de la celebración del DOMUND.
4. Colaborar con una generosa aportación económica para atender las necesidades materiales de los misioneros y de las misiones.
5. Intensificar la oración y el sacrificio por las vocaciones misioneras de sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos.
EXPLICACIÓN DEL LEMA y
 DEL CARTEL DE 2010:
 QUEREMOS VER A JESÚS
El lema que este año hemos escogido para la Jornada del Domund es una propuesta muy clara para todos: “Queremos ver a Jesús” (Jn 12,21). El cartel nos presenta a una joven religiosa que mira con amor cristiano a una niña frágil y hambrienta de afecto. No es fácil llevar a cabo este modo de vivir si antes no se tiene una experiencia de amistad con Aquel que llena el corazón de un amor y una paz indescriptibles. Recuerdo que en una ocasión un joven me preguntó: “Quiero ver a Dios y por más que lo busco no lo encuentro. ¿Qué he de hacer? ¿Dónde está Dios?”. Nos sentamos y hablamos largo rato. En aquel momento no podía hablarle con palabras complicadas o con elucubraciones más o menos metafísicas o con reflexiones elevadas y filosóficas; le abrí el libro de mi vida y le comencé a contar dónde encontré por primera vez a Dios. Fue el momento que me puse a servir por caridad a una persona que estaba necesitada. Allí estaba Dios y allí lo encontré. Y a este joven que me miraba con ojos ansiosos de ver a Dios, le dije: “No olvides que siempre que en nosotros hay amor y amamos a los demás, Dios se manifiesta. Él mismo nos lo asegura cuando nos dice que quien le ama y cumple sus palabras tendrá la dicha de ser habitado por Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
Cuentan los relatos de los monjes del desierto que, una vez, un joven novicio creyó que, si se acercaba a la cumbre de la montaña antes que el sol se ocultara, lograría ver a Dios. Animado por esta idea, salió del monasterio muy de mañana con el fin de llegar cuanto antes a la cima de la montaña. Cuando ya había realizado la mitad del camino, se encontró con un montañero tirado en el suelo que estaba pidiendo auxilio. El hombre había sufrido un accidente y tenía una fractura en la pierna. El monje se acercó a él y le dijo que primero iría a ver a Dios y después le socorrería. Cuando llegó al tramo final de la cumbre de la montaña, a punto del ocaso del sol, por más que miraba no pudo ver a Dios. Bajó con presteza a socorrer al montañero malherido y cuando llegó ya no estaba. Concluyen los relatos: “Si hubiera socorrido con amor y premura al necesitado, hubiera visto a Dios, porque Dios es Amor y sólo se manifiesta a quien ama”. La decepción del joven novicio fue grande, pero la enseñanza hizo de él un monje gozoso de vivir por amor y para amar a los demás. El secreto de “ver a Dios” se resumía en amar siempre.
Seguir leyendo:
http://webcatolicodejavier.org/domund.html

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