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sábado, 21 de mayo de 2011

BEATIFICACIÓN DE LA MADRE MARÍA CLARA DEL NIÑO JESÚS


21 de mayo del 2011


Desde hace unas horas, 

ya podemos pedir 

con culto púbico

 la intercesión de la ya

 BEATA MARÍA CLARA DEL NIÑO JESÚS. 

"Beata María Clara, 
ruega por nosotros".

BEATIFICACIÓN DE LA VENERABLE 

MADRE MARÍA CLARA DEL NIÑO JESÚS

El milagro de Baiona


Gina y la Hermana Rita.


Brazo enfermo de Gina,  con 
pioderma gangrenoso, incurable 
curado
 por la intercesión de la 
Venerable Madre María Clara del Niño Jesús-
Brazo curado.
El que confecciona este blog parroquial 
es testigo también del milagro.
Franja.

Un milagro ocurrido en la diócesis Tui-Vigo permitirá que este sábado sea beatificada en Lisboa la madre María Clara del Niño Jesús (1843-1899), cuya orden religiosa cumple ahora 100 años en Baiona.

El papa Benedicto XVI firmó el pasado mes de diciembre el decreto mediante el cual se considera un milagro la curación de Georgina Troncoso Monteagudo, baionesa de 84 años, que durante 34 años sufrió un pioderma gangrenoso. Será la primera beatificación que se celebre en Portugal después de que el papa aceptase llevar a cabo este tipo de ceremonias en el lugar de nacimiento y no en Roma, como se hacía hasta ahora, aunque la futura canonización sí se producirá en la Ciudad Santa.
La madre Clara fue proclamada “Venerable” en 2008 y el pasado diciembre el Vaticano ratificó que la sanación de Georgina en 2003 fue obra de la monja lusa. Durante esos cinco años la Congregación para las Causas de los Santos investigó los hechos y el tribunal médico diocesano que se desplazó hasta Galicia dio por probado que se trataba de un acontecimiento sobrenatural. “Yo lo tengo muy claro, fue un milagro, para mí no tiene otra explicación y para los médicos tampoco”, asegura Georgina junto a la hermana Rita, una de las tres monjas franciscanas que continúan desarrollando su labor en Baiona. La enfermedad que sufrió se remonta a finales de 1968, cuando trasladaba objetos junto a su hermana. Un golpe le provocó graves heridas y la gangrena comenzó a extenderse por todo el brazo provocándole dolores terribles. “Sufría mucho y tenía que acudir todos los días para tratarme”, señala. Médicos de Vigo y Madrid realizaron varios injertos pero constataron que no había cura.
Estampa entre los vendajes
Georgina Troncoso había estudiado en el Colegio Virgen de la Roca, donde impartían enseñanzas las monjas de la orden. “Me dieron una estampa de la madre Clara y la colocaba entre los vendajes”, recuerda. La inesperada muerte del doctor vigués Ignacio de Castro en junio de 2002 supuso un golpe duro de superar y la mujer se encomendó más que nunca a la monja portuguesa. “Dejé de acudir todos los días al médico y tan sólo una vez a la semana me veía el de cabecera”, señala antes de explicar lo ocurrido año y medio después. “Me descubrí el brazo y estaba perfectamente, tenía buen color y había recuperado la movilidad”, indica. El médico tampoco encontró una explicación. El hecho no pasó desapercibido y varios medios de comunicación portugueses ya se han hecho eco del “milagro gallego” de la madre Clara.



Está muy próxima la 
BEATIFICACIÓN DE LA 
MADRE MARÍA CLARA DEL NIÑO JESÚS 
FUNDADORA DE
 LAS HERMANAS FRANCISCANAS HOSPITALARIAS
de la INMACULADA CONCEPCIÓN

De origen noble



María Clara del Niño Jesús nació en 1843 y realizó sus votos en Francia en 1869, al estar prohibido en Portugal. De origen noble, volvió al país en 1871 como Madre Superiora del Convento de San Patricio, surgiendo así las Hospitalarias de los Pobres por Amor de Dios, que hoy en día se extienden por 14 países entre Europa, África, América Latina y Asia.
Fallecida en 1899, fue en 1910 cuando las monjas de la orden fueron expulsadas de Portugal y llegaron a localidades como Baiona, Tui, O Porriño o Verín (Ourense). "Se asentaron aquí y se dedicaron a asistir a los enfermos, a los pobres y a la educación de niños", explica la Hermana Rita lamentando que hace poco se terminarse su labor en la guardería del Hospital de la Caridad. "Esperemos que con la beatificación se avive la fe", desea.
Un ejemplar del 'Positio Super Miro', expediente en el que se detalla el proceso de beatificación, está en manos de Georgina, que ahora espera ansiosa su viaje a Lisboa para asistir al estadio de Restelo, donde el patriarca José Policarpo oficiará la ceremonia.
El próximo sábado, día 21 de mayo 
en Lisboa, será la 
CELEBRACIÓN DE LA BEATIFICACIÓN

Georgina Troncoso Monteagudo, mostrando el brazo curado 

Gina orando y dando gracias
junto al sepulcro de la M. María Clara.

El Milagro de la Madre María Clara

Fotografías del Proceso del Milagro:
El Tribunal del Proceso
Otra imagen del proceso
Preparar el envío del Proceso 
a la Causas de los Santos, por las Religiosas,
Hijas de la Madre María Clara del Niño Jesús
Entrega a los Delegados de la Santa Sede.
Miembros del Tribunal Diocesano.
Los tres sacerdotes son:
comenzando por la izquierda.
D. Vicente Souto Doval, Canónigo,
Prelado de Honor de S.S., 
el Obispo Emérito de Túy-Vigo, 
D. José Cerviño Cerviño, y el 
Juez-Provisor de la Diócesis de Túy-Vigo,
D. Juan Carlos Sendón Fojo, 
********
Entrevista del  FARO DE VIGO
a Georgina Troncoso Monteagudo, 
beneficiaria del Milagro de la Madre Clara.
Gina Troncoso nació y vive en 
BAIONA-PONTEVEDRA
Fotografía de la M. María Clara

"A Madre Clara le pedí paciencia para soportar el dolor y ella me curó"

Las pruebas que ha aportado serán decisivas

 para la canonización de la religiosa Madre María Clara.


EVA GONZÁLEZ / TUI , GeorginaTroncoso Monteagudo, de 81 años de edad, ha padecido durante 34 años de su vida una dolorosa enfermedad llamada pioderma gangrenoso que le dejó sin carne ni piel el brazo derecho. Según los médicos, no tiene cura, pero la enferma se aferró a la fe y durante mucho tiempo, junto a su herida que supuraba, colocó una estampa de la Madre María Clara del Niño Jesús, cuyo proceso de canonización ya se había iniciado. El hasta ahora supuesto milagro, sucedió y la horrible herida se curó. Las pruebas y testimonios que aporta Georgina Troncoso a la Congregación de las Causas de Los Santos, son decisivas para la canonización de la religiosa.

La buena nueva de que el papa Benedicto XVI acaba de proclamar "venerable" a Madre Clara del Niño Jesús, fundadora de la congregación de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias de la Inmaculada Concepción, ha llenado de alegría a Georgina, como contaba ayer en su casa de Baiona.
"Ella me curó, cuando yo sólo le pedía paciencia para poder soportar el dolor", dice. Georgina Troncoso ha entregado toda la documentación sobre su extraordinario caso, acompañada de testimonios de médicos que la han tratado y consultado, lo que se valorará cara a la canonización de Madre María Clara.

-¿Cómo recibe la naoticia de que el papa Benedicto XVI proclamase "venerable" a Madre María Clara?-Con una alegría muy grande, porque este mundo necesita milagros. Mi caso es conocido y son numerosas las personas testigos de mi enfermedad y que ven cómo ahora puedo valerme con el brazo que tenía inútil. Quienes lo saben, no dudan de que es un milagro.

-¿Recuerda el día en que comenzó su personal calvario?-Era el año 1969. Estaba en casa y me di cuenta de un derrame de sangre en el brazo. Acudí a la clínica del doctor Troncoso, en Vigo. El mismo doctor y el internista doctor Quintáns me dieron el diagnóstico: pioderma gangrenoso. Me recetaron un tratamiento, pero fueron sinceros y me dijeron que no tenía curación.

-Y el daño fue avanzando con el paso del tiempo...-Mi brazo era una llaga total que iba avanzando y destruyendo tejidos. Acudí a médicos en Santiago que no coincidieron con el diagnóstico dado en Vigo. Recurrí al doctor Gómez Orbaneja, un dermatólogo de Madrid, que compartió al cien por cien la opinión de los doctores de Vigo y que me aconsejó que ya no visitase a más. Mi hermano Ramón, que trabajaba en un laboratorio, en Hamburgo, presentó mi caso por si había algún fármaco en estudio. Desde allí dijeron primero que era un "caso desconocido", después confirmaron que se trataba de pioderma gangrenoso y, por tanto, incurable.

-¿Cómo era su lucha diaria con la enfermedad?-Los dolores eran continuos. Iba a curas diarias a los médicos que me aplicaban pomadas. No me engañaban, me decían "son para suavizar, no para curar". Después me hicieron dos injertos totales, utilizando parte del torso y de la axila, para aliviarme algo. Se infectó el lugar de donde me sacaron los tejidos. Tenía tantos dolores que le pedía al médico que me operó, el doctor Ignacio de Castro, "¡córteme el brazo!". El me respondía siempre lo mismo: "para eso hay tiempo".

-¿De qué forma llegó a alterar su vida esta dolencia?-El brazo estaba inutilizado. Tenían que ayudarme a vestir y a otras muchas cosas. Pero no me quedé en casa y como tenía dos piernas válidas, salía a muchos sitios. Inclusive me bañaba en el mar, que me gusta mucho, pero con una funda en el brazo. Ahora me parece imposible ir a comprar y coger las bolsas, o encargarme de la cocina.

-El inicio de su devoción hacia Madre María Clara ¿cómo nació?-En la excursión que hicimos a Lisboa, con motivo del centenario de su fallecimiento. Mis hermanas y yo estudiamos en el colegio de las Hermanas Franciscanas Hospitalarias, en Baiona. Ellas me dijeron "Gina, pídele a Madre María Clara". Así lo hice y en aquella excursión sentí algo especial. Me confié. Pedía paciencia para soportar el dolor y Madre María Clara me curó. Las monjas me habían dado una estampa que coloqué todos los días, durante mucho tiempo, en el brazo, como ellas me dijeron. El médico, Ignacio de Castro, lo sabía. Yo le expliqué que pedía a Madre María Clara su intercesión. Él me confortó diciendo que "tenemos que tener intercesores para el que todo lo puede". Después ya era él quien me ponía la estampa, todos los días, cuando me hacía la cura en Vigo. Cuando falleció el doctor, el 7 de julio de 2002, fue terrible para mi. Dije que ya no quería ir a ningún médico más y yo misma me cambiaba las gasas y me aplicaba la crema. No podía mojar el brazo.

-¿Qué ocurrió el día 12 de octubre de 2003?-Eran las once de la mañana y fui a hacerme la cura al cuarto de baño. Venda y gasas se cayeron, todas secas, cuando lo habitual en 34 años era que estuviesen mojadas de supuración, también de noche, por lo que tenía que dormir con toallas e incluso una almohada para apoyar el brazo. Miré el brazo y vi que, de un día para otro, la zona que faltaba por recuperar tenía piel. Llamé a mis hermanas Olga y María Teresa. Les dije "¡Mirad, estoy curada!".

-¿Después, qué hizo?-Al día siguiente fui al médico de cabecera, Carlos Dávila. Le pedí que me revisara el brazo y cuando lo vio se quedó asombrado. Le pregunté qué ocurría y me respondió que "Para mí, es un milagro, tal y como estaba antes la herida".
La pronto
Beata María Clara del Niño Jesús

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