Blog Católico de Santa María de Baiona nº. 726
La salve
Hace pocos días puse una entrada en al Blog parroquial
con el Ave-María, para meditarla y rezarla mejor.
Hoy pongo el rezo de la Salve,
una de las oraciones a la Virgen más antiguas,
atribuida a una gallego Obispo, S. Pedro de Mezonzo.
Pedro de Mezonzo,
Texto en latín:
Salve, Regina,
mater misericordiae,
Vita, dulcedo,
et spes nostra, salve.
Ad te clamamus,
exsules, filii evae.
Ad te
suspiramus, gementes et flentes
in hac
lacrimarum valle.
Eia ergo,
Advocata nostra,
illos tuos
misericordes oculos
ad nos
converte.
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, O
pia, O dulcis Virgo Maria.
Ora pro nobis
sancta Dei Genetrix.
Ut digni efficiamur promissionibus Christi. Amen.
escúchala en el vídeo. enlace:
Texto en español:
Dios te Salve,
Reina y Madre de Misericordia,
Vida, dulzura y
esperanza nuestra. Dios te Salve.
A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva.
A ti suspiramos
gimiendo y llorando
en este valle
de lágrimas.
Ea pues, Señora,
Abogada nuestra,
vuelve a
nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y después de
este destierro, muéstranos a Jesús,
Fruto bendito
de tu vientre.
Oh clementísima,
oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Ruega por
nosotros Santa María Madre de Dios,
Para que seamos
dignos de alcanzar
Las promesas de
Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
escúchala en el vídeo. enlace:
Franja
Autor: P.
Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
Para meditar
las palabras del
Salve Regina
Meditemos esta
oración
para disfrutar más de nuestra
oración a la Santísima Virgen
Dios te salve,
Te saludamos
con sonrisas, flores, y canciones
Oh María, la
mujer más digna del amor.
Desde niño me
enseñaron esta oración mis padres
queriendo que
yo te amara y venerara
como ellos lo
hacían.
Y desde
entonces sigo rezando y cantando
esta bella
plegaria todos los sábados
y a la hora del
rosario cotidiano.
Dios te salve,
maravilla de mujer y de Madre,
lirio hermoso
de los valles y praderas.
Pensando en Ti
me vuelvo poeta
me dan ganas de
cantar.
Mis versos son
para Ti,
mis canciones
te las canto a Ti.
Reina y Madre
de misericordia
Lo que más
necesitamos es misericordia,
porque somos
infinitamente miserables.
Tu amor inmenso
hacia tus hijos se convierte
en océano de
bondad, de misericordia, y de piedad.
Te agradecemos
tu amor, tu virtud excelsa,
veneramos tu
grandeza incomparable
pero sobre todo
agradecemos
la misericordia
de tu rostro y de tu corazón.
Tienes ojos y
corazón hechos de bondad.
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia…
Vida nuestra
Nos animas a
vivir,
Haces feliz
nuestra vida,
Nos otorgas
calidad de vida,
porque contigo
vale la pena vivir.
No vamos solos
por la vida.
¿No estoy yo
aquí que soy tu Madre?
Tú lo dijiste.
Y cumples las promesas.
Dulzura
Suavidad,
serenidad, paz.
Contigo estamos
al abrigo de tormentas y huracanes.
Tu corazón es
refugio montañero,
es brisa de
primavera, es cantar de pajarillos,
es cristalina
fuente,
dulzura de la
vida, de mi vida.
Y esperanza
nuestra
Todo lo espero
de Dios por medio de Ti,
porque Dios te
ama muchísimo
y Tú me amas
muchísimo.
Contigo no cabe
la desesperanza y la tristeza.
En las orillas
de tu manso río
crecen los
pastos y las flores en toda estación.
Tú eres una
eterna primavera,
rosal florido,
perfumado, digno de contemplarse.
De Ti lo espero
todo y más de lo que esperan
todos los niños
de sus mamás.
Espero que me
lleves al cielo.
Espero que me
hagas feliz.
Espero
contemplarte en el cielo
en un éxtasis
de amor.
Eres
hermosísima paloma blanca
que vuelas en
mi jardín.
Alegras mis
días y mis noches.
Me haces
sonreír y mirar hacia delante
con ilusión y
entusiasmo.
La vida sin Ti
no tendría sabor ni sentido.
Pero contigo sí
quiero vivir.
Quiero
contemplarte en el lirio del campo,
en la rosa
perfumada, en el blanco clavel,
en todas las
flores de las praderas,
en las
estrellas de la noche.
Dios te salve
Te saludamos,
te cantamos,
te llevamos
mañanitas, Oh dulce madre.
¡Dios te salve!.
(Para escuchar "las mañanitas" a la Virgen.
Tienes que esperar para terminarlas,
porque continúan con el "Oh María"
Te gustará escucharlas
enlace:
compártela con los amigos/as)
A Ti llamamos
los desterrados hijos de Eva
Fuimos hijos de
Eva para desgracia nuestra.
Pero somos
hijos tuyos para completa felicidad.
Si triste y
dura fue la herencia de nuestra madre Eva,
inmensamente
rica es la herencia
que nos viene
de Ti.
El destierro se
dulcifica
porque Tú nos
acompañas cada día.
Así nuestro
desierto florece y se vuelve llevadero.
¡Qué dura sería
la vida sin tu dulce compañía!
¡Qué cardos,
qué espinas no produciría!
Pero entre los
cardos y espinas tu mano amorosa
ha plantado muy
bellas rosas.
A Ti
suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas
Siempre nos
quedas Tú.
En medio de los
peligros eres refugio,
pararrayos
contra la justa ira de Dios.
En medio de las
lágrimas, eres consuelo.
Tus hijos
pueden sufrir, por ser ley todos,
pero nunca
desesperan.
Saben mirar a
través de las lágrimas
tu rostro
materno que les llena de esperanza.
Ea, pues,
Señora, abogada nuestra...
El nombre de
abogada significa defensora.
Tú nos
defiendes del maligno,
del que atacó a
nuestra madre Eva en el Paraíso,
y la hirió
pasándonos la herida.
Tú nos libras
de peligros y tentaciones
que nos
pudieran hacer perecer.
Contigo
llevamos la frente alta por la vida,
hasta el
destino final que es el cielo.
Desde allí
intercede ante tu Hijo
por cada uno de
tus hijos,
por mí también.
Vuelve a
nosotros tus ojos misericordiosos
Sí, tus ojos...
Yo quiero
asomarme a tus ojos, contemplarlos,
porque sólo de
mirarlos me curo de mis tristezas,
su alegría se
me contagia,
su pureza
infinita se me participa.
Tus ojos, Madre
Virgen, son océano
de gracia y de
pureza.
Por eso
necesito mirarlos, contemplarlos,
para que la
bienaventuranza de los puros de corazón
me toque a mí
también.
Nos miras con
amor y misericordia.
Necesitamos de
ambas realidades a morir.
porque somos
débiles y miserables en abundancia.
Misericordia es
lo que suplicamos.
Suplicamos a la
misericordiosa Virgen.
Suplicamos a la
más amorosa Madre.
A través de tus
ojos aspiramos esa misericordia
y ese amor.
Es lo mejor que
nos puedes regalar.
Eres
misericordia y eres amor,
dos realidades
que heredaste de Dios,
para regalarlas
a tus hijos.
Y, después e
este destierro…
Destierro,
porque la patria no está aquí.
Porque la
tierra, que es en sí hermosa,
se nos vuelve
inhóspita y agraz, al pensar en el cielo.
Destierro,
porque aquí te tenemos y tenemos a Dios,
pero todavía no
es del todo y para siempre.
Podemos
perderte, podemos perder a Dios,
¡Oh terrible
posibilidad!
En el cielo Tú
serás nuestra y nosotros tuyos
del todo y por
toda la eternidad.
¡Qué inmensa
beatitud!
Muéstranos a
Jesús, fruto bendito de tu vientre
Lo más grande
que Tú tienes es Jesús.
Muéstranoslo, queremos
verlo, conocerlo,
amarlo
entrañablemente.
Desde que
fuiste Madre de Jesús,
nunca podrás
separarte de Él, es tu hijo.
Pero lo mismo
que a Él, nos has engendrado
a cada uno de
nosotros.
Somos por eso
sus hermanos y tus hijos.
Ser hijo no
siempre es bien valorado por éste
pero ser madre
es muy bien conocido por ella.
Yo no conozco
bien lo que significa ser tu hijo,
pero Tú sí
sabes lo que significa ser mi madre.
Jesús es el
hermano mayor y especial.
Debemos
asemejarnos a Él.
danos la gracia
de conocerlo como Tú lo conoces:
Un Dios amor
que nos quiere
hasta la muerte
de cruz,
que nos dio a
su Madre, a Ti, para cada uno.
Déjanos ver su
rostro, déjanos conocer su corazón,
concédenos
amarlo con todas nuestras fuerzas.
Oh clementísima, Oh
piadosa,
Oh dulce Virgen María
Clemente,
piadosa y dulce:
la trilogía de
la misericordia encarnada en Ti.
Permítenos
beber en tu fuente
el agua dulce
de tu piedad.
Estamos tan
necesitados de clemencia,
dulzura y
piedad.
Pero tu fuente
rebosa de esa agua pura.
Virgen María dulce:
Eres el rosal sin espinas,
belleza de
rosas perfumadas:
corremos al
olor de tus perfumes.
Virgen María
clemente: De Dios lo aprendiste,
Oh Madre del
hijo pródigo.
Si algo sabes
hacer con excelencia,
es el arte de
la misericordia con tus hijos pecadores.
Necesitamos
tanto tu capacidad de compasión,
porque somos
pecadores maltratados por Satanás.
Virgen María
piadosa:
Te compadeces
del pecador,
de sus heridas
purulentas, no queriendo ver su culpa.
Respondes con
piedad y misericordia
a la negra
ingratitud, como tu Hijo.
Misericordia
del Hijo, misericordia de su Madre.
Gracias por ser
dechados de piedad para nosotros,
que, si algo
necesitamos, es misericordia y piedad.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Confeccionó y puso en el blog:
Franja
Autor,
P. Mariano de
Blas
Madre, protégenos de las andaduras que el demonio hace que aparezcan en nuestras vidas. Cosas incomprensibles que no se entiende el porqué suceden y que sólo pueden ser obra suya. Ayúdanos Madre.
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