Blog Católico de Santa María de Baiona,
nº. 787
Ladrón de sueños
Ante un grupo de
niños un hombre contó la siguiente historia:
Marcos era el hijo
de un humilde entrenador de caballos. Su padre ganaba muy poco dinero y solo
podía cubrir las necesidades básicas para mantener a su familia y mandar al
niño al colegio.
Una mañana en la
escuela, el profesor les pidió a los alumnos que escribieran cómo querían que
fuese su vida cuando fueran adultos.
Marcos escribió
siete páginas, esa noche, en la que describía su meta. Relató su sueño con
mucho cuidado, detallando los pormenores e incluso dibujó un plano de todo el
proyecto.
Él deseaba una
gran extensión de terreno donde tener una vivienda, establos para los caballos,
corrales para diversos tipos de animales y tierras dedicadas a la siembra y a
la ganadería.
El proyecto era un
sueño perfecto. Después de trabajar en él varias horas, creyó tener el proyecto
más ambicioso que un niño podría llegar a tener. Con ánimo de ganador, al día
siguiente se lo entregó a su profesor.
Dos días más
tarde, recibió de vuelta su trabajo reprobado y con una nota que decía: «Ven a
verme después de clases» Marcos, muy enojado, fue a ver a su profesor y antes
de que éste dijera nada, le preguntó:
–¿Por qué usted me
reprobó?
–Tranquilízate y
siéntate, creo que lo tuyo es un sueño imposible de concretar. No tienes
recursos; tienes una familia muy pobre. Para lograr lo que quieres,
necesitarías mucho dinero.
Primero tendrías
que comprar el terreno, pagar para construir todo lo que pretendes hacer,
comprar los animales, semillas para la siembra y además tendrías muchos gastos
de mantenimiento. Creo que es un proyecto millonario, que no estás en
condiciones de lograr.
Quiero que revises
tu trabajo y consideres algunos aspectos más realistas; tómate unos días,
vuelve con el nuevo trabajo y reconsideraré nuevamente la nota, le dijo el
profesor.
Marcos regresó a
su casa, pero para nada estaba convencido. Pensó mucho tiempo en el asunto y
finalmente le pidió consejo a su padre, para saber qué opinaba sobre esta idea.
Éste con mucha
sabiduría, le respondió:
–Mira, hijo,
tienes que decidir por ti mismo, creo que es una decisión muy importante para
tu vida. Si crees de verdad que puedes llegar a lograr, tu sueño, a pesar de la
opinión de tu profesor, hazlo. Mi consejo es que consultes a Dios, si tus deseos
están dentro de Su voluntad, nadie en este mundo va a impedir que se haga
realidad lo que te has propuesto.
–Gracias por tu
consejo, papá, creo que tengo la respuesta para el profesor, respondió Marcos.
Regresó a la
escuela, con el mismo proyecto, se lo entregó al profesor y le dijo:
«Usted puede
quedarse con mi mala nota, yo me quedaré con mi sueño»
Los niños, que
estaban escuchando la historia muy atentamente, recibieron una lección muy
importante. Pero eso no era todo, el hombre les dijo:
Esta historia, es
mi historia. Ustedes están en la casa que me propuse conseguir cuando era niño, y de mis sueño, se cumplió hasta el más mínimo detalle. Aún conservo aquella tarea del colegio enmarcada sobre la chimenea”.
«Jamás trates de
robarle un sueño a nadie, simplemente porque tú no lo creas posible, porque un
sueño sumado a la voluntad de Dios, siempre es realizable, por más alocado que
éste te parezca»
Luego
agregó: “lo mejor de la historia es que hace dos años, ese mismo profesor
trajo a treinta chicos a visitar mi rancho”. Y al irse el profesor me
dijo: “mira, ahora puedo decírtelo. Cuando era tu profesor, era una
especie de ladrón de sueños. Durante esos años, les robé un montón de sueños a
los niños. Por suerte tuviste la suficiente fortaleza para no abandonar el
tuyo”.
La moraleja de
este cuento es: No dejemos que nadie nos robe nuestros sueños, ni tampoco les
robemos a otros los suyos.
¿De acuerdo?
Hace mucho tiempo que no habrás leído una lección
como ésta. Si te ha gustado, pásala, porque muchos aprenderán que el
éxito está en valorar el esfuerzo, respuesta a veces de nuestros sueños y
también de la voluntad de Dios
Franja.
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