Retablo Mayor
Blog católico de Santa María de
Baiona la Real.
PROGRAMA DE VIDA
Se le puede llamar también
PLAN DE VIDA
y un amigo mío le llama
PLANES DE MEJORA
Hoy encontré este tema muy sugestivo.
Después de haberlo leído, me ha parecido un buen artículo para empezar a tomarse la
vida un poco en serio. Comienzo estos temas del P. Germán Sánchez, que
pueden interesar a muchos, que naciendo para ser águilas se ha
convertido en aves de corral, como las gallinas. Franja
Autor:
Germán Sánchez Griese
Fuente: Catholic.net
¿Cómo
hacer un programa de vida?
Doce
pasos para hacer un programa de vida. No nos ha faltado ni buena voluntad, ni
carácter. Lo que sucede es que hemos fallado en el método.
¿Cómo hacer un programa de vida?
No
nos ha faltado ni buena voluntad, ni carácter. Lo que sucede es que hemos
fallado en el método. Si queremos en verdad llegar a un verdadero cambio de
vida, lo que necesitamos es descubrir nuestro defecto dominante, hacer un plan
para atacarlo y poner manos a la obra. Esto se llama hacer un programa de vida,
un verdadero programa para reformar nuestra vida y lograr ser un hombre o una
mujer nueva. Es fácil, pero requiere de una técnica, de unas herramientas y de
constancia en el trabajo. Un Plan de Vida.
espejo engañoso
Mírate en un espejo.
Sí,
no tengas miedo. Hombre o mujer, joven o adolescente, ¿qué más da? Cuando
tienes unos kilos de más, cuando quieres alcanzar una mejor figura, un mejor
rostro, no te da pena y te miras al espejo. Ahí, frente a frente descubres lo
que está bien, o eso que está mal. Y decides comenzar ¡cuánto antes, por favor!
una dieta, un tratamiento de belleza o un régimen físico para estar y sentirte
mejor. Y eso lo logras sólo si eres capaz de verte en el espejo y ver la
realidad de las cosas.
Las maravillas de Dios en un espejo
Con
la vida del espíritu sucede lo mismo. Debes mirarte en el espejo y contemplar a
un hijo o una hija de Dios. Y debes ver el contraste. Esa imagen que ves en el
espejo quizás no es la imagen ideal de un hijo de Dios. Contemplas una persona
que puedas estar alejada de Dios o que está en camino de acercarse a él, pero
¿qué le hace falta? Te das cuenta que estás lleno de defectos, de actitudes que
no corresponden a las de un buen cristiano. Vicios que se han arraigado con el
tiempo y que forman ya parte de una personalidad, pero una personalidad que se
aleja del camino de Dios. ¿Qué puedes hacer?
No
puedes pasarte la vida entera frente al espejo y lamentar tu situación y decir
simplemente: “Eso de ser hijo de Dos no es para mí”.... Esa es la historia de muchos católicos, que llamados a una vida mejor, a
una vida de verdadera santidad, se conforman con ir tirando, con no ser malos y
no son capaces de lanzarse a las alturas. Se parecen un poco al polluelo de
águila, que herido a la mitad del camino, lo encuentra un campesino y lo lleva
a su granja. Lo mete en el corral de las gallinas y espera un poco de tiempo a
que se cure. El polluelo se adapta a la vida delas gallinas, come como las
gallinas, hace todo igual que las gallinas. Y en el momento en que debe
levantar el vuelo a las alturas, a mirar al sol de frente, no es capaz de
hacerlo, se queda en tierra picando la tierra, buscando su alimento entre
lombrices y granos de trigo.
Como
católicos estamos llamados a alcanzar las alturas de la santidad: ¡ser santo!.... ¿Te miras al espejo y no te reconoces como
santo?
Descubre tu defecto dominante.
Si
no somos santos, no te disculpes ni busques pretextos. Hay un refrán que dice
“cuando los defectos se inventaron, se acabaron los tontos”. Tu mismo podrías
hacerme aquí una lista de pretextos: no soy santo porque no he sido llamado a
la santidad, no soy santa porque no me dan los medios, no soy santo porque me
da miedo, no soy santo porque otros no me dejan ser santo. Y así la lista
podría seguir al infinito..... no eres santo porque no has luchado
con inteligencia para alcanzar la santidad. Fíjate muy bien que he subrayado la
palabra con inteligencia. Quizás después de un retiro espiritual, de unas
jornadas de oración o de un taller de vida cristiana hayas sentido ganas de ser
santo, de ser mejor, de acercarte más a Cristo. Eso es muy bueno. Querer es
poder, alguien ha dicho por ahí. Pero... ¿has puesto los medios? No basta
simplemente con querer. Hay que poner los medios. Y uno de los medios más
importantes para ser santo es descubrir tu defecto dominante y trabajar por
combatirlo.
Todos
tenemos defectos que debemos atacar para conseguir la santidad: Yo me enojo muy
pronto y pierdo el control de mí mismo, hay quien no puede ser caritativo con
los demás porque está más allá de sus propias fuerzas, los hay que se quedan a
mitad del camino de la santidad porque la pereza les paraliza del todo. Eso es
normal. ....
En
la vida espiritual todos los defectos los podemos agrupar en dos grandes
grupos: los defectos cuya raíz están en la soberbia y los defectos que tienen
su raíz en la sensualidad. La soberbia no es más que sentirme yo el centro del
universo, pensar que yo siempre tengo la razón y que todos deben obedecerme,
creer que mi punto de vista es infalible. Algunas manifestaciones de la
soberbia son: deseo de estima, vanidad, dureza de juicio, dureza en el trato
con los demás, terquedad, altanería, impaciencia, autosuficiencia,
desesperación, rencor, juicios, temerarios, envidia, crítica, racionalismo, respeto
humano, individualismo, insinceridad, ira, temeridad en las tentaciones, apego
a los cargos, desprecio de los demás, compararme con los demás, hacer
distinción de las personas y no verlas a todas como hijos de Dios, vivir como
si Dios no existiera haciéndolo a un lado en la propia vida, susceptibilidad,
no saber escuchar, servirme de Dios y no buscar servirlo, ver a Dios más como
señor y juez que como Padre y amigo.
De
otro lado, tenemos los defectos cuya raíz va a la sensualidad que es poner
nuestra comodidad como el valor supremo de nuestra vida. Algunas
manifestaciones de sensualidad son: flojera, pérdida de tiempo, huida de todo
lo que suponga sacrificio, concupiscencia de la vista y de la mente, sexualidad
desordenada, excesos en el comer y en el beber, deseos desordenados de tener y
de consumir, despilfarro, lecturas, conversaciones y espectáculos que fomentan
la sensualidad y la vulgaridad.
Aquí
tenemos los dos grandes pesos que nos impiden alcanzar la santidad: la soberbia
y la sensualidad....
Todas
las noches, antes de acostarte, haz un pequeño balance y en una hoja escribe
las fallas que hayas tenido en ese día. Debes ser muy sincero y no aparentar
nada a ante nadie. Sé humilde y escribe: me enojé con mi hermano, no fui lo
suficientemente paciente con mi esposa, se me fueron los ojos al ver tal o cual
revista, no escuché a mi compañero de trabajo, traté de imponer mi punto de
vista sin escuchar a los demás.....
Seguirás siendo como todos los humanos
teniendo defectos de soberbia o de sensualidad, pero habrás descubierto que uno
de ellos es el que más te aleja de Dios.
Ahora,
con tu defecto dominante ya conocido, será más fácil comenzar el camino de la
santidad.
Ver artículo completo:
Próximos puntos:
1. La clave del crecimiento interior.
2. Programa de crecimiento interior.
3. Para fortalecer mi voluntad.
4. El camino de la conversión.
5.La raiz de toda conversión: la humildad.
6. La fuente del crecimiento interior.
7. Soberbia y sensualidad.
8. La purificación interior.
9.¿Cómo combatir tu defecto dominante? .
10. Recapitulación.
11. El secreto de la felicidad.
12. Perseverancia.
Muy buena esta entrada.
ResponderEliminarReconocer nuestros propios defectos e intentar cambiarlos no es fácil, pero hay que hacerlo para acercarnos a Dios cada día un poco más. Hay quien dice que cuando cumplimos años y somos ya maduros es imposible cambiar pero no es cierto, se puede y es necesario intentarlo si nos consideramos cristianos. Dios nos dará doble valor cuando lo consigamos ya que tendrá en cuenta nuestro esfuerzo.
Caminando... que no es fácil...
Un abrazo D. Javier.