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DOMINGO IV DE PASCUA
DOMINGO DEL BUEN PASTOR
JORNADA POR LAS VOCACIONES
21 de abril de 2013 (Zenit.org)
"Joven:
pregúntale a Jesús lo que quiere de ti"
Invitación de Francisco durante el
Regina Cæli
Por
Francisco papa
CIUDAD
DEL VATICANO, 21 de abril de 2013 (Zenit.org) - Al finalizar la Santa Misa celebrada hoy en la
Basílica Vaticana, con motivo del Domingo del Buen Pastor y de la ordenación de
diez presbíteros para la Diócesis de Roma, el santo padre Francisco se asomó a
la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para recitar
el Regina Cæli con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza
de San Pedro.
Ofrecemos
las palabras del santo padre antes de la oración mariana.
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El
Cuarto Domingo de Pascua se caracteriza por el evangelio del Buen Pastor --en
el capítulo décimo de san Juan--, que se lee todos los años.
El
pasaje de hoy narra estas palabras de Jesús: "Mis ovejas escuchan mi voz;
yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás,
y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande
que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre
somos uno". (10, 27-30). En estos cuatro versículos está todo el mensaje
de Jesús, y es el núcleo central de su Evangelio: nos llama a participar de su
relación con el Padre, y esta es la vida eterna.
Jesús
quiere establecer una relación con sus amigos que sea el reflejo de la que Él
mismo tiene con el Padre: una relación de recíproca pertenencia y de confianza
mutua, en íntima comunión. Para expresar esta profunda armonía, esta relación
de amistad, Jesús utiliza la imagen del pastor con sus ovejas: él las llama, y
estas reconocen su voz, responden a su llamada y le siguen. ¡Es hermosa esta
parábola!
El
misterio de la voz es fascinante: pensemos que desde el vientre de nuestra
madre aprendemos a reconocer su voz, y la del papá; por el tono de una voz
percibimos el amor o el desprecio, el afecto o la fraldad. ¡La voz de Jesús es
única! Si aprendemos a distinguir, Él nos guía en el camino de la vida, una vía
que va más allá del abismo de la muerte.
Pero
Jesús, en un momento dado, dice, refiriéndose a sus ovejas: "El Padre, que
me las ha dado..." (Jn. 10, 29). Esto es muy importante, es un profundo
misterio, que no es fácil de entender: si me siento atraído por Jesús, si su
voz enciende mi corazón, es gracias a Dios Padre, que ha puesto en mí el deseo
de amor, de verdad, de vida, y de belleza... ¡y Jesús es todo esto en plenitud!
Esto
nos ayuda a comprender el misterio de la vocación, sobre todo de la llamada a
una consagración especial. A veces Jesús nos llama, nos invita a seguirlo, pero
a lo mejor resulta que no nos damos cuenta de que es Él, así como le sucedió al
joven Samuel.
Hay
muchos jóvenes hoy aquí en la plaza. Son ustedes muchos, ¿verdad? Se ve, ¡eso
sí! Son tantos los jóvenes hoy en la plaza... Déjenme preguntarles esto:
¿Han escuchado a veces la voz del Señor, que a través de un deseo, una
inquietud, los invitaba a seguirlos más de cerca? ¿Lo han escuchado? ¡No
escucho…! ¡Bien!
¿Han
tenido algún deseo de ser apóstoles de Jesús? La juventud hay que “meterla en
juego” en pos de nobles ideales. ¿Piensan en esto? ¿Están de acuerdo?
Pregúntale a Jesús lo que quiere de ti ¡y sé valiente! ¡Pregúntale!
Detrás
y delante de toda vocación al sacerdocio o a la vida consagrada, siempre está
la fuerte e intensa oración de alguien: de una abuela, un abuelo, de una madre,
un padre, de una comunidad...
Por
eso Jesús dijo: "Rueguen, pues, al Dueño de la mies -es decir, Dios
Padre--, que envíe obreros a su mies" (Mt. 9,38). Las vocaciones nacen en
la oración y de la oración; y solo en la oración pueden perseverar y dar fruto.
Me
gustaría insistir hoy, que es el "Día Mundial de Oración por las
Vocaciones". A que oremos especialmente por los nuevos sacerdotes de la
diócesis de Roma, que he tenido la alegría de ordenar esta mañana. Eran diez
jóvenes que dijeron sí a Jesús y han sido ordenados sacerdotes esta mañana.
E
invoquemos la intercesión de María, que es la Mujer del "sí". Ella ha
aprendido a reconocer la voz de Jesús, desde que lo llevaba en el
vientre. Que María, nuestra Madre, ¡nos ayude a conocer cada vez mejor la
voz de Jesús y a seguirla, para caminar en el camino de la vida!
Muchas
gracias por el saludo... Pero también saluden a Jesús.
Griten:
¡Jesús, Jesús…!, ¡Fuerte!
UNA NOTICIA MUY RECIENTE.
Día 21 de abril. El día de hoy.
Franja
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