Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Devoción popular a la
santísima virgen.
Hace muchos años, en la
Diócesis de Tui-Vigo (antes Diócesis de Túy), un maestro de capilla de la catedral, El
maestro Martínez Pose, compuso una melodía de corte popular gallego, para esta hermosa poesía popular, de quien
desconozco la autoría y que la he encontrado en un blog de Carrascosa de Tajo.
Abajo está el enlace.
En nuestra diócesis, en todas
las fiestas antiguas de la Santísima Virgen, en las procesiones, se cantaba
siempre entre otras canciones populares la siguiente delicia popular..
Reina del cielo,
madre querida,
tu eres mi vida, tú
eres mi amor,
tu no te olvides,
dulce Señora,
de quien
implora, tu protección.
Eres del Cielo, la
hermosa senda,
eres la prenda, de
salvación,
por eso madre,
tanto te amamos,
que te entreguemos,
el corazón
Madre del alma,
tuyos seremos,
y clamaremos, hasta
el morir,
estos tus hijos,
que te aman tanto,
bajo tu manto,
quieren vivir.
Vuelve a nosotros,
esos tus ojos,
que aquí de
hinojos, ante tu altar,
te prometemos, por
nuestra vida,
madre querida, no
te olvidar
Y como despedida:
Adiós, reina del cielo, Madre del Salvador
Adiós, oh madre mía. Adiós, adiós, adiós.
Adiós, reina del cielo, Madre del Salvador
dulce prenda adorada de mi sincero amor
De tu divino rostro la belleza al dejar;
permíteme que vuelva tus plantas a besar.
A dejarte, oh María, no acierta el corazón:
te lo entrego, Señora, dame tu bendición.
Adiós hija del Padre; Madre del Hijo, adiós;
del Espíritu Santo, oh casta esposa adiós.
Adiós, oh madre virgen, Mas pura que la luz
Jamás, jamás me olvides, Delante de Jesús
Adiós, reina del cielo, Madre del Salvador
Adiós, oh madre mía. Adiós, adiós, adiós.
Adiós, Madre del cielo, Madre del Salvador,
dulce prenda adorada, de mi sincero amor.
De tu divino rostro la belleza al dejar,
permíteme que vuelva tus plantas a besar.
Adiós, oh madre mía. Adiós, adiós, adiós.
Adiós, reina del cielo, Madre del Salvador
dulce prenda adorada de mi sincero amor
De tu divino rostro la belleza al dejar;
permíteme que vuelva tus plantas a besar.
A dejarte, oh María, no acierta el corazón:
te lo entrego, Señora, dame tu bendición.
Adiós hija del Padre; Madre del Hijo, adiós;
del Espíritu Santo, oh casta esposa adiós.
Adiós, oh madre virgen, Mas pura que la luz
Jamás, jamás me olvides, Delante de Jesús
Adiós, reina del cielo, Madre del Salvador
Adiós, oh madre mía. Adiós, adiós, adiós.
Adiós, Madre del cielo, Madre del Salvador,
dulce prenda adorada, de mi sincero amor.
De tu divino rostro la belleza al dejar,
permíteme que vuelva tus plantas a besar.
Y pedir al Señor y a la Santísima Virgen por las
Vocaciones Sacerdotales.
Del
mensaje del Papa, Juan Pablo II para la Jornada Mundial de oración por las
vocaciones de 1993
Señor
Jesucristo, Pastor bueno de nuestras almas, tú que conoces a tus ovejas y sabes
cómo llegar al corazón del hombre, abre la mente y el corazón de los jóvenes,
que buscan y esperan una palabra de verdad para su vida; hazles sentir que sólo
en el misterio de tu encarnación pueden encontrar plena luz; da valor a los que
saben dónde encontrar la verdad, pero temen que tu llamada sea demasiado
exigente; sacude el alma de los jóvenes que quisieran seguirte, pero no saben
vencer las dudas y los miedos, y acaban por escuchar otras voces y seguir otros
callejones sin salida. Tú, que eres la Palabra del Padre, Palabra que crea y
salva, Palabra que ilumina y sostiene los corazones, vence con tu Espíritu las
resistencias y vacilaciones de los espíritus indecisos; suscita en aquellos a
quienes llamas valor para dar la respuesta de amor: "¡Heme aquí,
envíame!" (Is 6, 8).
Virgen
María, joven hija de Israel, ayuda con tu amor maternal a los jóvenes a quienes
el Padre dirige su Palabra; sostén a los que ya están consagrados. Que repitan,
como tú, el sí de una entrega gozosa e irrevocable. Amén.
Y recemos por el Papa Francisco para que el Señor le proteja de los enemigos que no le quieren y le de la fuerza necesaria para cumplir su misión.
Franja
¡Preciosas!
ResponderEliminarSon muy afortunados los que poseen los dones que Dios le ha dado para expresar sus sentimientos a través de estas emotivas palabras así como de la música.