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JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DEL MES DE JUNIO
LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN ES INSEPARABLE DE LA EUCARISTÍA
Queridísimos hermanos y hermanas:
Celebramos en el mes de junio, al Sagrado Corazón de Jesús, ese Corazón divino que fue atravesado por la lanza en la Cruz, para que fluyesen de Él tesoros de gracia para todos los hombres. Es como una fuente perenne, de la que todo creyente y la Iglesia entera extraen energías siempre nuevas de fe, esperanza y caridad.
La devoción al Corazón de Cristo es inseparable de la Eucaristía, Sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor. (...)
Invito a todos los cristianos, especialmente a las familias, a formar un solo corazón y una sola alma y a elevar al Padre su acción de gracias por el Don inestimable del Cuerpo y de la Sangre del Señor, que en la cultura y el arte, y sobre todo en la vida de los santos y de las santas ha hallado expresiones verdaderamente admirables.
A la vez que os deseo a todos que acojáis, como María Santísima, la fuerza vivificante del Amor de Dios, os imparto de corazón la bendición apostólica, que extiendo a vuestros seres queridos, a los niños, a los enfermos y a los que sufren
Una breve Meditación del Papa Juan Pablo II, a partir de las letanías, para cada día del mes de junio, mes del Sagrado Corazón (calendario)
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"El mes de junio está dedicado, de modo especial, a la veneración del Corazón divino. No sólo un día, la fiesta litúrgica que, de ordinario, cae en junio, sino todos los días. Con esto se vincula la devota práctica de rezar o cantar cotidianamente las Letanías al Sacratísimo Corazón de Jesús.
Las Letanías del Corazón de Jesús
se inspiran abundantemente en las fuentes bíblicas y, al mismo tiempo, reflejan las experiencias más profundas de los corazones humanos. Son, a la vez, oración de veneración y de diálogo auténtico. Hablamos en ellas del corazón y, al mismo tiempo, dejamos a los corazones hablar con este único Corazón, que es "fuente de vida y de santidad" y "deseo de los collados eternos". Del Corazón que es "paciente y lleno de misericordia" y "generoso para todos los que le invocan" (Juan Pablo II).
Oración introductoria de cada día
Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.
Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.
Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.
Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.
3 de junio
CORAZÓN DE JESÚS UNIDO SUSTANCIALMENTE AL VERBO DE DIOS: TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS -
Meditación del Papa Juan Pablo II sobre las letanías del Sagrado Corazón
Ángelus, 9 de julio de 1989
¡Queridos Hermanos y Hermanas!
1.La expresión "Corazón de Jesús" nos hace pensar inmediatamente en la Humanidad de Cristo, y subraya su riqueza de sentimientos, su compasión hacia los enfermos, su predilección por los pobres, su Misericordia hacia los pecadores, su ternura hacia los niños, su fortaleza en la denuncia de la hipocresía, del orgullo y de la violencia, su mansedumbre frente a sus adversarios, su celo por la gloria del Padre y su júbilo por sus misteriosos y providentes planes de gracia.
Con relación a los hechos de la Pasión, la expresión Corazón de Jesús nos hace pensar también en la tristeza de Cristo por la traición de Judas, el desconsuelo por la soledad, la angustia ante la muerte, el abandono filial y obediente en las manos del Padre. Y nos habla sobre todo del Amor que brota sin cesar de Su Corazón: Amor infinito hacia el Padre y Amor sin límites hacia el hombre.
2. Ahora bien, este Corazón humanamente tan rico, "Está unido a la Persona del Verbo de Dios". Jesús es el Verbo de Dios Encarnado: en Él hay una sola Persona, la eterna del Verbo, subsistente en dos naturalezas, la divina y la humana. Jesús es Uno, al mismo tiempo perfecto en su divinidad y perfecto en nuestra humanidad: es igual al Padre por lo que se refiere a la naturaleza divina, e igual a nosotros por lo que se refiere a su naturaleza humana: verdadero Hijo de Dios y verdadero Hijo del hombre. El Corazón de Jesús, por tanto, desde el momento de la Encarnación, ha estado y estará siempre unido a la Persona del Verbo de Dios.
Por la unión del Corazón de Jesús a la Persona del Verbo de Dios podemos decir que en Jesús Dios ama humanamente, sufre humanamente, goza humanamente. Y viceversa: en Jesús el amor humano, el sufrimiento humano, la gloria humana adquieren intensidad y poder divinos.
3. Reunidos para la oración del Ángelus, contemplemos con María el Corazón de Cristo. La Virgen vivió en la fe, día tras día, junto a su Hijo Jesús: sabía que la carne de su Hijo había florecido de su carne virginal, pero intuía que El, por ser "Hijo del Altísimo" (Lc 1,32), la trascendía infinitamente: el Corazón de su Hijo estaba "unido a la Persona del Verbo".
Por esto, Ella lo amaba como Hijo suyo y al, mismo tiempo lo adoraba como a su Señor y su Dios. Que Ella nos conceda también a nosotros amar y adorar a Cristo, Dios y Hombre, sobre todas las cosas, "con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente" (cf. Mt 22,37). De esta manera, siguiendo su ejemplo, seremos objeto de las predilecciones divinas y humanas del Corazón de Su Hijo. Juan Pablo II
Día 3. -LA CORONA DE ESPINAS
Si observas al Corazón de Jesús, pruebas un sentimiento de pena. Es coronado de espinas, mana sangre, es traspasado su Corazón. Es el símbolo de la vida de Jesús. Nacido en medio de sufrimientos, abraza al dolor, abraza una cruz, la lleva al Calvario, muere crucificado.
Jesús valora el dolor y crea una escuela: "Quien quiera venir en pos de mí, tome su cruz" (Mt.16,24). Es una frase un poco amarga, un poco triste, pero es así. El dolor cristiano está para purificar, para santificar las almas.
La cruz que Él te da es aquella que es buena para ti. Trata de tener devoción a tu cruz; ámala, como la amaron los Santos, como la amó Jesús.
Pensamiento:
Día 3. La Cruz es la balanza con que Jesús paga el precio de nuestro rescate. Nuestros méritos son nulos; los de Jesús son infinitos. Confiemos en Jesús Crucificado
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