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DESTINOS EN EL “AÑO DE LA FE”
PARA EL VERANO
Javier Leoz
1.Acércate a la playa de la Eucaristía cada
domingo. No des prioridad a otras actividades que, aún siendo
buenas, te hacen olvidar lo que en realidad permanece y no muda: Dios.
2.Visita algún lugar significativo para la vida
cristiana. Las maravillas del mundo no siempre son aquellas que, los
medios de comunicación, nos hacen llegar. Existen otros asombros que llegan
hasta el corazón y que, cuando se visitan, producen paz, sosiego, encanto y fe:
los santuarios marianos.
3.Potencia las relaciones familiares.
Recupera el gusto de estar con los hijos y, si no los tienes, bríndate
generosamente con aquellos que más cerca están de ti. Un déficit que nos asola
es que, aun estando próximos, no tenemos tiempo para conocernos y hablar los
unos con los otros.
El Señor te acompaña, cuando piensas en la ayuda a los que más lo necesitan.
4.Asómate a una lectura cristiana. Un
cristiano que no lee algo religioso es una persona que termina pensando y hablando con lenguaje mundano. Allá donde
vayas o donde te encuentres, lleva contigo un libro que merezca la pena, una
lectura con valores cristianos.
5.Uno, entre todo, elige aquello que quiere o que
más le conviene. Entre los pliegues del ocio, del deporte, del monte
o del turismo…no dejes de frecuentar una iglesia. Muchas veces vamos buscando
calma y equilibrio sin darnos cuenta que, en el interior de un templo católico,
podemos encontrar silencio, fuerza y respuestas divinas.
6.Sea otoño o invierno, primavera o verano…el
cristiano sigue siendo cristiano. No cuelgues en la percha de tu
armario la oración o la misa dominical. Muchas edificaciones son ruina cuando,
por no dar importancia a una gotera, se vienen abajo. Así también la vida de
muchos cristianos, comienza a hacer aguas, cuando comenzamos a no dar
importancia a la eucaristía, a la oración, la confesión o a la Gracia de tantos
sacramentos.
Tarjeta roja a Satanás porque juega sucio, muy sucio, en especial en el verano
7.El verano, aunque nos lo vendan como una época
de disfrute personal, es un tiempo propicio para volcarnos hacia los demás.
Es en tiempos de dificultades donde, nuestra generosidad, se hace más fuerte y
leal. Piensa en aquellas familias que, además de no tener vacaciones, no pueden
apenas subsistir porque están asoladas por la inclemencia económica. Ayuda allá
donde puedas.
8.Donde quiera que vayas, Cristo, irá contigo.
Qué grande y llamativo es cuando, en el mar, en el avión o en un crucero, nos
encontramos con cristianos que lucen en su pecho la cruz o una medalla.
Cristianos que, disfrutando del sol o del descanso, son en palabras y símbolos testigos
de lo que creen y llevan por dentro. Una imagen, en medio de la secularización,
vale y dice mucho.
Nunca abandones a María, nuestra Madre del cielo
9.La alegría es un imán que hace y atrae amigos.
Jesús, en multitud de ocasiones, manifiesta su gozo de estar en medio de
nosotros. Disfruta, con la sonrisa en los labios, de la compañía de los otros.
Levanta si alguno tropieza. Anima si alguien se encuentra sumido en la
oscuridad. Comprende si, otros, no piensan como tú. Defiende tu fe si, en algún instante, es ridiculizada. Eso
sí…no pierdas la alegría cristiana.
10.La religiosidad
popular es la expresión espontánea, pero a la vez profunda, del amor de un
pueblo hacia el Señor, la Virgen o los Santos. Allá donde descanses
interésate por las raíces cristianas de sus gentes. Participa en la identidad cristiana
del lugar donde te encuentras. Verás cómo, en esa fuente de inspiración
cristiana, disfrutarás y comprenderás que DIOS…no anda muy lejos de nosotros.
¡FELIZ VERANO EN EL AÑO DE
LA FE!
Te los desea de todo corazón
Franja
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