Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
envidiosas
Muchas veces nos quejamos porque nos parece que las cosas nos
van mal.
Cuando miramos hacia los
que pasan a nuestro lado, nos damos cuenta de los felices que podemos ser
agradeciendo a Dios todos todos los detalles que ha tenido para cada uno de nosotros.
Cada uno tiene unas cualidades que Dios le ha dado, y de las
que siempre tenemos que estar agradecidos.
A veces no sucede
así y hasta envidiamos, no con sana envidia de emulación, sino con
resentimiento y tristeza interior, le
ponemos la zancadilla para disminuir sus valores, poniendo nuestras cualidades en la subasta, y nos olvidamos de que hay un refrán, a veces muy cierto: “Dime de que
presumes y te diré de que careces”.
Este poema, que encontré en esa página del enlace puesto más abajo, nos
puede dar una idea de lo que podemos pensar, cuando nos olvidamos de lo que nos
ha dado Dios y envidiamos al prójimo -(proximo)- Franja
CUANDO
ME QUEJO
Hoy, en un ómnibus,
ví una chica con cabello
dorado
y deseé ser tan rubia como
ella.
Cuando de pronto se
levantó para irse
vi que cojeaba por el
pasillo,
Tenía una sola pierna y
usaba muleta
Pero cuando pasó, sonreía.
Oh, Dios, perdóname cuando
me quejo,
Tengo dos piernas, el
mundo es mío.
Me detuve para comprar
caramelos,
El muchacho que los vendía
era tan encantador,
Conversé con él, parecía
tan contento,
Si llegaba tarde no me
preocupaba.
Y mientras me iba, dijo
"Gracias, has sido
tan amable,
Es lindo conversar con
gente como tú, sabes, soy ciego".
Oh, Dios, perdóname cuando
me quejo.
Tengo dos ojos, el mundo
es mío.
Más tarde, cuando iba
caminando por la calle
Vi un chico de ojos
azules,
Se paró y miraba a otros
jugar,
No sabía qué hacer.
Me detuve un momento y
luego dije:
"¿Por qué no te unes
a los otros, querido?"
Siguió mirando hacia
delante sin decir ni una palabra.
Entonces me dí cuenta que
no podía oír.
Oh, Dios, perdóname cuando
me quejo
Tengo dos oídos, el mundo
es mío.
Con pies que me llevan a
donde quiero ir.
Con ojos para ver el
brillo del sol.
Con oídos para oír lo que
sé.
Oh, Dios, perdóname cuando
me quejo.
En verdad he sido
bendecido, el mundo es mío.
¡¡¡ Este poema es sólo
para recordar
lo mucho que tenemos que agradecer !!!
Da lo mejor al mundo y lo
mejor volverá a ti.
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