Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
EL
ESCARABAJO Y EL GUSANO
Un cuento con moraleja muy aprovechable.
Había una vez
un gusano y un escarabajo que eran amigos, pasaban charlando horas y horas.
El
escarabajo estaba consciente de que su amigo era muy limitado en movilidad,
tenía una visibilidad muy restringida y era muy tranquilo comparado con los de
su especie. El gusano estaba muy consciente de que su amigo venía de otro
ambiente, comía cosas que le parecían desagradables y era muy acelerado para su
estándar de vida, tenía una imagen grotesca y hablaba con mucha rapidez.
Un día, la
compañera del escarabajo le cuestionó la amistad hacia el gusano. ¿Cómo era
posible que caminara tanto para ir al encuentro del gusano? A lo que él
respondió que el gusano estaba limitado en sus movimientos. ¿Por qué seguía
siendo amigo de un insecto que no le regresaba los saludos efusivos que el
escarabajo hacía desde lejos?
Esto era
entendido por él, ya que sabía de su limitada visión, muchas veces ni siquiera
sabía que alguien lo saludaba y cuando se daba cuenta, no distinguía si se
trataba de él para contestar el saludo, sin embargo calló para no discutir.
Fueron muchas las respuestas que en el escarabajo buscaron para cuestionar la
amistad con el gusano, que al final, éste decidió poner a prueba la amistad
alejándose un tiempo para esperar que el gusano lo buscara. Pasó el tiempo y la
noticia llegó: el gusano estaba muriendo, pues su organismo lo traicionaba por
tanto esfuerzo, cada día aprendía el camino para llegar hasta su amigo y la
noche lo obligaba a retornar hasta su lugar de origen.
El escarabajo
decidió ir a ver sin preguntar a su compañera qué opinaba. En el camino varios
insectos le contaron las peripecias del gusano por saber qué le había pasado a
su amigo. Le contaron de cómo se exponía día a día para ir a dónde él se
encontraba, pasando cerca del nido de los pájaros. De cómo sobrevivió al ataque
de las hormigas y así sucesivamente. Llegó el escarabajo hasta el árbol en que
yacía el gusano esperando pasar a mejor vida.
Al verlo acercarse, con las
últimas fuerzas que la vida te da, le dijo cuánto le alegraba que se encontrara
bien. Sonrió por última vez y se despidió de su amigo sabiendo que nada malo le
había pasado.
El escarabajo
avergonzado de sí mismo, por haber confiado su amistad en otros oídos que no
eran los suyos, había perdido muchas horas de regocijo que las charlas con su
amigo le proporcionaban. Al final entendió que el gusano, siendo tan diferente,
tan limitado y tan distinto de lo que él era, era su amigo, a quien respetaba y
quería no tanto por la especie a la que pertenecía sino porque le ofreció su
amistad.
El escarabajo aprendió varias lecciones ese día: La amistad está en ti
y no en los demás, si la cultivas en tu propio ser, encontrarás el gozo del
amigo.
También
entendió que el tiempo no delimita las amistades, tampoco las razas o las
limitaciones propias ni las ajenas. Lo que más le impactó fue que el tiempo y
la distancia no destruyen una amistad, sino que son las dudas y nuestros
temores los que más nos afectan. Y cuando pierdes un amigo, una parte de ti se
va con él. Las frases, los gestos, los temores, las alegrías e ilusiones
compartidas en el capullo de la confianza se van con él.
El escarabajo
murió después de un tiempo. Nunca se le escuchó quejarse de quien mal le
aconsejó, pues fue decisión propia el poner en manos extrañas su amistad, solo
para verla escurrirse como agua entre los dedos.
Si tienes un
amigo no pongas en tela de duda lo que es, pues sembrando dudas cosecharás
temores. No te fijes demasiado en cómo habla, cuánto tiene, qué come o qué
hace, pues estarás poniendo en una vasija rota tu confianza. Reconoce la
riqueza de quien es diferente de ti y está dispuesto a compartir sus ideales y
temores, pues esto alimenta el espíritu de supervivencia más que un buen
platillo.
La esencia del
gusano y el escarabajo se volvió una en el plano que se encuentra más allá de este mundo, volviendo
al regocijo que en esta vida habían encontrado.
-Dijo la madre
Teresa: "Voy a pasar por la vida una sola vez, cualquier cosa buena que yo
pueda hacer o alguna amabilidad que pueda hacer a algún humano, debo hacerlo
ahora, porque no pasaré de nuevo por ahí".
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