Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Nuestra Señora de Lourdes
Se celebra el 11 de
Febrero
Nuestra
Señora de Lourdes
El 8 de diciembre de
1854, el Papa Pío IX había definido el dogma de la Inmaculada Concepción de la
Virgen María. Como queriendo indicar que el cielo ratificaba lo que había hecho
en la tierra el Vicario de Jesucristo, el 11 de febrero de cuatro años después
(1858), la Virgen María se aparecía a la niña Bernardita Soubirous. Y lo hizo
dieciocho veces en total... En la abertura de la roca de Massabielle se alza
ante su vista una joven, inmóvil y silenciosa; "tan bella que cuando se la
ha visto una vez, se querría morir para volverla a ver". Vale la pena
escuchar a ella misma relatar, con su gran ingenuidad, lo que allí pasó:
"Cierto día fui a
la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. Enseguida oí como un
ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la
cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul
celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las
cuentas de su rosario. Creyendo engañarme, me restregué los ojos; pero
alzándolos, vi de nuevo a la joven, que me sonreía y me hacía señas de que me
acercase. (..) "
"Entonces se me
ocurrió rezar y metí la mano en el bolsillo para buscar el rosario. Me
arrodillé. Vi que la joven se santiguaba... Mientras yo rezaba, ella iba
pasando las cuentas del Rosario (..) Terminado el rosario, me sonrió otra vez,
se elevó un poco y desapareció. (..) Aquella Señora no me habló hasta la
tercera vez...
Bernardita Soubirous
Vale la pena recordemos
un poco a Santa Bernardita Soubirous. Nació el 1844 y fue la mayor de seis
hermanos. Era una chica sencilla, sin apenas preparación ni cultura pues sus
padres, sumamente pobres, no pudieron
enviarla a hacer estudios especiales. En la tercera aparición le dijo la Virgen
María: "No te haré feliz en este mundo sino en el otro". Y se
cumplió. No fue en su vida ni seglar ni religiosa llevada en palmitas como se
podría suponer.
El día once de febrero
de aquel año 1858 cayó en jueves. Era un día crudo de invierno. Bernardita
acompañada de su hermana Toneta y su amiguita Juana, marchan para ver si
encuentran leña para calentarse en la lumbre. Su madre le había encargado a
Bernardita que, como gozaba de poca salud y se constipaba enseguida, procurase
no mojarse los pies. Su hermana y Juana cruzaron el riachuelo. Ella se quedó
sola y es entonces cuando llegó la aparición que ya hemos visto relatada de su
pluma...
Cuando volvieron Toneta
y Juana les preguntó Bernardita: ¿"Habéis visto algo?" Bernardita
estaba radiante, y ellas, todo curiosas, le preguntaron: ¿"Y tú, qué has
visto?"... Con gran sigilo, y no sin antes hacerles prometer que a nadie
lo dirían, les refirió la visión que había tenido... Pero... llegadas a casa
todo se descubrió. El calvario que esperaba a la pobre Bernardita no es fácil
describirlo en pocas líneas. Le prohibieron volver a la gruta, pero impulsada
por una fuerza interior, allí acudió y allí vio a la Virgen dieciocho veces. En
la sexta, el 21 de febrero, "dirigió un momento la mirada por encima de mi
cabeza, para recorrer el mundo. Después, volviéndola llena de dolor sobre mí,
me dijo: "Ruega a Dios por los pecadores". Igualmente, varias veces,
después: Penitencia, penitencia. En la undécima, este encargo: Vete a decir a
los sacerdotes que hagan construir aquí una capilla,
Y dos días más tarde:
Deseo que se venga aquí en procesión.
El 4 de marzo una madre
sumerge a su hijo enfermo en el manantial nuevo, que se ha abierto paso al lado
de la gruta; y proclama la primera su alegría, al sentir sano a su hijo.
El 25 de marzo
"viéndola tan amable, le pregunté su nombre. Me sonrió. Se lo volví a
preguntar, y volvió a sonreírse. Insistí de nuevo, y me dijo"Soy la
Inmaculada Concepción". El 16 de julio, más hermosa que nunca, sonriendo
con dulzura inefable, inclinó la cabeza en señal de despedida y
desapareció".
Santuario de Lourdes
(Francia)
Pronto aquel humilde paraje de Lourdes se hizo famoso en todo el
mundo. Empezaron a acudir peregrinos venidos de todas partes, hasta ser un
lugar de Peregrinación para Europa y otras partes del mundo. No hay duda de que
es uno de los Santuarios más visitados y más venerados de todos los
continentes. Allí han ido descreídos y han encontrado la fe. Enfermos de cuerpo
y de alma, y han hallado la salud para ambas cosas o para una de los dos. Allí se
respira una gran devoción, la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, del
amoroso perdón y de la actividad de la Mediadora de todas las gracias. Quien la
visita una vez sale con el firme propósito de volver una y más veces para poder
experimentar la presencia sobrenatural que allí se respira. Son muchos los
milagros que desde la Gruta de Massabielle obra la Virgen María a cuantos
acuden a Ella.
Cuando ocurre una
curación de forma incomprensible, el médico responsable de la peregrinación, da
cuenta de ello al doctor encargado de la oficina médica de Lourdes. Si el
proceso indagatorio es positivo, el caso es elevado al Comité Internacional de
Lourdes, con sede en París, compuesto por unos 30 facultativos de todas las
especialidades y pertenecientes a diversas razas, ideologías, nacionalidades y
creencias, incluso agnósticos. Y finalmente entra en juego la autoridad
eclesiástica. El estudio en cada caso es minucioso, y para admitir el posible
milagro, exige cuatro requisitos:
a) Dolencia incurable o
curable sólo excepcionalmente.
b) Total ineficacia de
los remedios empleados en su tratamiento.
c) Que haya sobrevenido
de manera instantánea o casi instantánea.
d) Que haya sido
absoluta.
El penúltimo milagro
reconocido en Lourdes es el de la religiosa salesiana Luigina Traverso,
ocurrida en 1965. Se trata del milagro nº 68 registrado en este santuario del
sur de Francia atribuido a la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes. El
milagro, agregó la nota del Santuario, fue declarado tal por el obispo italiano
Alceste Catella, de la diócesis de Casale Monferrato, donde vive la hermana
sanada. Cuando visitó Lourdes en 1965, sor Luigina Traverso sufría una
"ciática paralizante en meningocele", grave, paralizante y dolorosa
enfermedad por la que había sido operada sin éxito en múltiples ocasiones. Su
curación inexplicable, completa y permanente fue presentada en julio de 2010
ante la Oficina de Constataciones Médicas que examina las supuestas curaciones
que se declaran tras la visita al santuario mariano, informaron medios
católicos. La religiosa, que en 1965 viajó en camilla a Lourdes y volvió a
Italia por su propio pie, dijo haber sentido un "fuerte calor" en el
cuerpo y el deseo de levantarse cuando pasó el celebrante con la hostia
consagrada.
El último milagro
reconocido, el nº 69, es el de Danila Castelli, italiana, esposa y madre de
familia, quien comenzó a sufrir de "graves crisis hipertensivas
espontáneas" en 1980, a los 34 años.
En 1989, durante una peregrinación a Lourdes, Danila salió de las
piscinas del santuario sintiendo "un extraordinario bienestar".
Unos meses más tarde,
la italiana dio parte de su curación a la Oficina de Constataciones Médicas del
santuario. Pasaron los años y se constató que la curación era realmente
duradera, con 5 reuniones en la Oficina en 1989 y en 2010.
Ese año la Oficina
concluyó que "la señora Castelli estaba curada, de manera total y
duradera, desde su peregrinación a Lourdes en 1989, de la enfermedad de la que
sufría, y esto sin que tenga relación alguna con las cirugías o los
tratamientos".
Su recuperación fue
certificada como "inexplicable en el estado actual de los conocimientos
científicos."
Entre las más de 7.000
curaciones que han tenido lugar en Lourdes en más de siglo y medio, sólo 69 se
han reconocido oficialmente hasta 2013.
LOS PREMIOS NOBEL Y LA
VIRGEN DE LOURDES
El debate sobre las
apariciones y las curaciones en Lourdes lleva décadas produciéndose y las
burlas y críticas de los ateos más beligerantes contrastan con el respeto y
consideración de profesionales de reconocido prestigio ante un fenómeno
religioso que no deja indiferente a nadie.
Es el caso del Premio
Nobel en Medicina y Príncipe de Asturias, Luc Montagnier. Este médico francés
es conocido por haber descubierto el virus del VIH así como por otras
importantes aportaciones a la ciencia. Y resulta muy interesante conocer la
opinión de este reconocido científico y exdirector del Instituto Pasteur
precisamente sobre Lourdes, un lugar que exige tener una gran fe. Este hecho
quedó acreditado en un libro que recogía los diálogos entre Montagnier y el
monje cisterciense, Michel Niassaut, titulado el Le Moine et le Nobel. En un
momento dado de la conversación salió a relucir las curaciones inexplicables en
Lourdes. ¿Qué opinaría un Nobel de Medicina no creyente sobre este asunto? Su
respuesta significaría un ejemplo de coherencia para el mundo de la ciencia.
"Cuando un fenómeno es inexplicable, si realmente existe, no hay necesidad
de negar nada", afirmaba de manera tajante Luc Montagnier. En este
sentido, el Nobel de Medicina aseguraba que "en los milagros de Lourdes
hay algo inexplicable"
Además, Montagnier
afeaba la conducta de algunos compañeros suyos y decía en este libro que "muchos
científicos cometen el error de rechazar lo que no entienden. No me gusta esta
actitud. A menudo cito esta frase del astrofísico Carl Sagan: ´la ausencia de
prueba, no es prueba de ausencia´".
Sin embargo, Montagnier
no es el único Premio Nobel que tiene una relación con Lourdes. Mucha más
profunda fue la de Alexis Carrel, Nobel en Medicina en 1912. De hecho, su
relación con estas curaciones le llevó incluso a la conversión al catolicismo.
En 1903 Carrel era un
joven médico ateo. Un compañero que iba a acompañar como doctor a un grupo que
peregrinaba a Lourdes no pudo asistir y le pidió que fuera él quien le
sustituyera. Accedió a ir para comprobar personalmente la falsedad de los
milagros que se atribuían a aquel lugar. Pero allí justamente asistió
personalmente a uno de ellos, hecho que le cambió la vida.
Visitó a una mujer
moribunda a causa de la tuberculosis. Observó y analizó todos los síntomas. Sin
duda, moriría pronto. El milagro se produjo ante sus ojos. Salió de las
piscinas y todo había desaparecido. Ese hecho produjo su conversión, la cual
narró en un libro que supuso un escándalo para el naturalismo escéptico dominante
en aquel momento en Francia.
ORACIÓN PARA PEDIR LA
SALUD DE LOS ENFERMOS
¡Oh amabilísima Virgen
de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas
fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a vuestro
maternal corazón, para pediros que derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras
misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por
nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os diré como vuestro
siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han
acudido a Vos haya sido abandonado de Vos. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa!
¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones innumerables en
la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guardad
también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo…(dígase el nombre del
enfermo/a). Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si
ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más, alcanzadnos a todos el
perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre
todo un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los
Sagrarios. Amén.
Virgen de Lourdes, ¡
rogad por nosotros !.
Consuelo de los
afligidos, ¡ rogad por nosotros !.
Salud de los enfermos,
¡ rogad por nosotros !.
Rezar tres Avemarías.
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