Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Una vez me contaron la parábola de las dos vasijas.
Me pareció interesante para la vida cristiana
y para aprovechar mejor los fallos de cada día,
comenzando y recomenzando.
Así se forman las virtudes y se da uno cuenta
de que Dios nos acepta con nuestros fallos,
si somos humildes y sabemos levantarnos.
Decía S. Josemaría:
"La santidad no está tanto en no caer como en levantarse arrepentido cuántas veces sea preciso".
Franja
Un Hombre, cargador de Agua en la India, tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo que después cargaba sobre sus Hombros.
Mientras una de las vasijas tenía grietas, la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final de largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón.
Cuando llegaba, la vasija rota solo contenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto fue así diariamente.
Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines por los cuales fué creada.
Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable, porque solo podía hacer la mitad de lo que se suponía era su obligación.
El aguador, apresadumbrado, le dijo compasivamente:
"Cuando regresemos a la casa, quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino".
Asi lo hizo la tinaja, y en efecto, vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo del camino. Pero de todos modos se sintió apenada porque, al final, solo quedaba dentro de si, la mitad del agua que debía llevar.
El Aguador le dijo entonces:
"Te distes cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?" Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas, y todos los dias las has regado".
"Por dos años he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi maestro, sino fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza".
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas.
Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.
"Es que en la Economía de Dios, nada se Desperdicia".
A mi me ha gustado.
Franja
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