Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
-Corazón
de Jesús, Dignísimo de toda Alabanza,
ten misericordia de nosotros-.
ten misericordia de nosotros-.
Meditación del Papa San Juan Pablo II
sobre las Letanías del Sagrado Corazón
1.
Queridos hermanos y hermanas: Nos encontramos reunidos para venerar el momento
único en la historia del universo en el que Dios-Hijo se hace hombre bajo el
Corazón de la Virgen de Nazaret. Es el momento de la Anunciación que refleja la
oración del "Angelus Domini": "Concebirás en tu seno y darás a
luz un hijo, a quien podrás por nombre Jesús. El será... llamado Hijo del
Altísimo" (Lc 1,31-32).
María
dice: "Hágase en mí según tu palabra" (Lc 1,38). Y desde aquel
momento su Corazón se prepara a acoger al Dios-Hombre: ¡"Corazón de Jesús
dignísimo de toda alabanza".
2.
Nos unimos con la Madre de Dios para adorar a este Corazón del Hombre que,
mediante el misterio de la unión hipostática (unión de las dos naturalezas), es
al mismo tiempo el Corazón de Dios. Tributamos a Dios la adoración debida al
Corazón de Cristo Jesús, desde el primer momento de su concepción en el seno de
la Virgen.
Junto
con María le tributamos la misma adoración en el momento del nacimiento: cuando
vino al mundo en la extrema pobreza de Belén. Le tributamos la misma adoración,
junto con María, durante todos los días y los años de su vida oculta en
Nazaret, durante todos los días y los años en los que cumple su servicio
mesiánico en Israel.
Y
cuando llega el tiempo de la pasión, del despojamiento, de la humillación y del
oprobio de la cruz, nos unimos todavía más ardientemente al Corazón de la Madre
para gritar: ¡"Corazón de Jesús.. dignísimo de toda alabanza". Sí,
¡Dignísimo de toda alabanza precisamente este oprobio y humillación! En efecto,
es entonces que el Redentor alcanza el culmen del amor de Dios. ¡Y el Amor es
digno de toda alabanza! Nosotros "no nos gloriaremos a no ser en la Cruz
de nuestro Señor Jesucristo" (cf. Ga 6,14), escribirá San Pablo, mientras
San Juan enseña: "Dios es amor" (1 Jn 4,8).
3.
Jesucristo está en la gloria de Dios Padre. De esta gloria rodeó el Padre, en
el Espíritu Santo, el Corazón de su Hijo glorificado. Esta gloria anuncia en
los siglos, la asunción al cielo del Corazón de su Madre. Y todos nosotros nos
unimos con Ella para confesar: "Corazón Jesús, dignísimo de toda alabanza,
ten piedad de nosotros".
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