Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Vacaciones ¿con o sin Dios?
Ver el verano sólo como un momento de relax
lleno de tentaciones
es injusto
para con nosotros mismos y para con el mismo Dios.
Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
El bañador, las gafas de sol, una novela de intriga, una revista
de crucigramas, algo de ropa (no mucha), desodorante, colonia... Todo entra en
la maleta, antes de salir, por fin, de vacaciones.
Todo... Bueno, algo tiene que quedarse en casa. Miramos a la
estantería y salta, ante nuestros ojos, una Biblia. ¿La llevamos? Una voz nos
susurra: "pesa mucho, además, vas de vacaciones, para disfrutar y
descansar, que te lo mereces..."
Existe el peligro de vivir el tiempo de verano como si Dios no
existiese, como si la fe cristiana fuese sólo para los días ordinarios, para el
trabajo, cuando los familiares, conocidos y amigos clavan sus ojos en nosotros
y siguen cada uno de nuestros movimientos. Las vacaciones, piensan algunos, se
viven para olvidar deberes pesados, responsabilidades difíciles, normas
oprimentes.
Incluso hay quienes olvidan o quieren olvidar esa lista de mandamientos que Dios nos dio por medio de Moisés y que marcan nuestro camino de fidelidad a Cristo. Buscan hacer "vacaciones de Dios", o, incluso, mandan a Dios "de vacaciones" para poder disfrutar unos días según lo que se les antoje en cada momento.
Incluso hay quienes olvidan o quieren olvidar esa lista de mandamientos que Dios nos dio por medio de Moisés y que marcan nuestro camino de fidelidad a Cristo. Buscan hacer "vacaciones de Dios", o, incluso, mandan a Dios "de vacaciones" para poder disfrutar unos días según lo que se les antoje en cada momento.
El cristiano, sin embargo, no puede tomarse vacaciones de sus
compromisos espirituales. Pensar en el verano como una especie de tiempo sin
ley, donde uno se echa unas cuantas canas al aire y se permite películas,
bailes o bebidas que pueden ser peligrosas, es simplemente no entender el
tesoro tan estupendo que llevamos entre manos. No es justo arriesgarse a
perder, en unos días, la amistad con Dios que llamamos "estado de
gracia".
La vida cristiana, no lo olvidemos, es el tesoro más grande que
Dios nos ha dado. Implica vivir según las bienaventuranzas, pensar en los
demás, ayudar a los pobres, ser fieles a los compromisos familiares y sociales.
El verano no puede ser un paréntesis, un momento en el que dejemos volar los
instintos a donde nos lleven, incluso tal vez a algún que otro pecado grave.
No pensemos sólo en el campo sexual, donde ya de por sí somos
tentados durante casi todo el año. También se puede aplicar al verano la
parábola del pobre Lázaro a las puertas del rico (que llamamos, ya por
costumbre, Epulón): habrá algún necesitado que nos pida ayuda, y el pensar en
los otros vale también cuando uno está en la playa o en la montaña. Igualmente,
hay vírgenes necias que, en verano, son sorprendidas por la llegada del esposo,
y no tienen aceite en sus alcuzas. La muerte no avisa, y no es de psicóticos
estar preparados al encuentro del Señor. Y los dones que Dios nos ha dado
(salud, alegría, optimismo, energías físicas y espirituales) no son para ser
guardados durante las semanas de descanso: también nos pueden pedir cuenta de
lo que hayamos hecho o dejado de hacer con ellos estos días en los que alguno
se siente con más ganas de acariciar las sábanas que de dedicarse a ayudar a la
familia en las pequeñas cosas de todos los días (también en verano).
Pero ver el verano sólo como un momento de relax lleno de
tentaciones es injusto para con nosotros mismos y para con el mismo Dios.
Cuando disponemos de más tiempo libre, cuando los momentos de descanso son
abundantes, podemos dedicarnos con mayor serenidad a tantas actividades que
embellecen el corazón, que nos acercan a Dios. El Papa Juan Pablo II nos lo
decía en sus palabras del domingo 6 de julio de 2003, cuando expresaba su deseo
de que "sea provechoso el descanso veraniego para crecer
espiritualmente".
Ir un rato a una iglesia o al cementerio más cercano para rezar,
sin prisas, sin relojes. Pasear los ojos en las plantas con las que Dios nos
permite asomarnos a su imaginación inagotable. Escuchar con esperanza los
gritos de unos niños que luchan por mantener en pie, frente a las olas, un
castillo de arena frágil como la vida de cada hombre y mujer en este planeta de
emociones y sorpresas. Seguir con la mirada el vuelo de un murciélago que todas
las tardes busca y consigue la comida para su existencia efímera. Mil
oportunidades nos permiten reflexionar sobre tantas cosas importantes: nuestra
familia, nuestras amistades, nuestros sueños más profundos, quizá aún
irrealizados...
Acabamos de preparar la maleta. Quizá no hubo espacio para la
Biblia gruesa, pesada, más de adorno que de lectura. Pero pudimos apretar,
entre un pijama y unos pantalones de paseo, un pequeño Evangelio o una
"Imitación de Cristo". Tendremos pequeños momentos para volver a leer
verdades que nos salvan, que nos ponen ante lo único necesario. Cuando cada
domingo, en la playa o en la montaña, busquemos una iglesia para ese encuentro
deseado con Cristo en la Misa, podremos decirle que este verano, de verdad, no
hemos hecho unas vacaciones sin Dios.
A El lo invitamos, el primero, a vivir unos días de emociones y
de descanso, estos días de vacaciones. Un descanso que será eterno y feliz, si
acogemos su amor, cuando nos llame, un día cualquiera, en el trabajo o, por
sorpresa, en un día de vacaciones vividas, esperamos, entre sus brazos de Padre
bueno.
http://es.catholic.net/jovenes/135/1943/articulo.php?id=11094
No le imites...que vas perdido!
Comentario ad cassum
Yo vería bien prescindir de Dios una semana, o quince días, o incluso el mes de vacaciones, si se diese una condición: Que el diablo se tomase tambien unas vacaciones.
Pero los santos dicen que el diablo...no se toma vacaciones nunca.
Algunos dicen que en vacaciones es precisamente donde le es mucho más fácil hacer su "agosto". Se lo ponen todo en bandeja.
Por eso algunos, que quieren luchar por mantenerse en gracia de Dios, me dicen...D. Javier, "Qué difícil nos lo ponen" . A lo que yo les contesto: Cuida la vista, la revista y la entrevista... y saldrás victorioso con la ayuda del Señor y de Santa María, que no te han de faltar.
Y...¡confiésate con frecuencia! y serás más feliz, disfrutando de unas vacaciones extraordinarias. Franja.
Descúbrele el juego...
y le ganarás.
No le imites,,,,que vas perdido
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