Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Historia del salmón
Autor:
Del libro
PARÁBOLAS COMO
DARDOS
de Manuel Sánchez Monge
¿Han visto alguna vez a los
salmones saltando río arriba?.
Realizan un viaje contra
corriente increíble, que todavía no es demasiado comprendido por los
científicos.
El Salmón nace en el río y
permanece en agua dulce mientras es pequeño. Cuando llega su juventud, baja
hasta el mar, donde vive y llega a su madurez. Cuando se acerca la época de la
reproducción, emprende el camino de vuelta, volviendo exactamente al lugar
donde nació.
Es un viaje muy duro. Centenares
de kilómetros, llenos de dificultades, de rápidos y cascadas. Tiene que
liberarse de las plantas acuáticas que lo tratan de retener ¡Y si solo fuera
eso! Lo peor es que el salmón se encuentra en el río a muchos peces,
compañeros, que se dejan arrastrar por la corriente y que le dicen:
-Ven con nosotros. En el mar se
está muy bien. ¿Qué quieres hacer allá arriba?.
Y otros le gritan:
-¡No subas mas arriba: hay peces
que te atacan!.
Y así es. Mirando hacia delante,
el salmón puede ver como hay salmones heridos por las mordeduras.
Entonces comienza a dudar y
piensa:
-No puedo más. Me quedaré a
descansar un rato allá, donde parece que el agua se remansa. Ya continuaré
cuando haya recuperado las fuerzas.
Pero, al mismo tiempo, escucha
una voz interior que le empuja:
-Salmón, ¡No te dejes llevar por
lo fácil!
¡continua tu viaje con los
compañeros que luchan a tu lado! O sigues río arriba o la corriente te
arrastrara hacia abajo.
No hay otra alternativa: ¡O río
arriba o hacia el mar!.
Parece que los salmones no comen
nada, una vez que han comenzado que han
comenzado su ascensión río
arriba.
Solo el instinto les da fuerzas
para luchar contra corriente.
No todos llegan a la meta: muchos
mueren exhaustos durante su titánico viaje.
Al llegar al lugar de su
nacimiento, las hembras ponen los huevos y los machos
los fertilizan.
Ya pueden, agotados, morir: ellos
si que han sido fecundos.
Nadar en contra corriente en la
vida es difícil, pero es el precio de la verdadera fecundidad ¿qué experiencias de
tu vida avalan esta afirmación?.
¿qué voces desde el exterior te
están tentando ahora para que no luches? ¿cuándo y cómo has escuchado la
voz de tu interior que te invitaba a seguir adelante?.
Solo somos auténticamente fecundos
si somos capaces de morir un poco a nosotros mismos, como el salmón. ¿a qué
tendrías que morir ahora mismo para conseguir ese tipo de fecundidad?.
Un artículo que nos puede hacer pensar.
Franja
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