Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Agradezco a M.L.C. el envío de este cuento maravilloso,
que transcribo, para que los padres se lo lean a sus hijos.
Franja
Pedro y
el hilo mágico
Pedro era un niño muy vivaracho.
Todos le querían: su familia, sus amigos y sus maestros. Pero tenía una
debilidad. - ¿Cual?
Era incapaz de vivir el momento.
No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida. Cuando estaba en el
colegio, soñaba con estar jugando fuera. Cuando estaba jugando soñaba con las
vacaciones de verano. Pedro estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo
de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana. Una mañana, Pedro
estaba caminando por un bosque cercano a su casa. Al rato, decidió sentarse a
descansar en un trecho de hierba y al final se quedó dormido. Tras unos minutos
de sueño profundo, oyó a alguien gritar su nombre con voz aguda. Al abrir los
ojos, se sorprendió de ver una mujer de pie a su lado. Debía de tener unos cien
años y sus cabellos blancos como la nieve caían sobre su espalda como una
apelmazada manta de lana. En la arrugada mano de la mujer había una pequeña
pelota mágica con un agujero en su centro, y del agujero colgaba un largo hilo
de oro.
La anciana le dijo: "Pedro,
este es el hilo de tu vida. Si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión
de segundos. Y si tiras con todas tus fuerzas, pasarán meses o incluso años en
cuestión de días" Pedro estaba muy excitado por este descubrimiento.
"¿Podría quedarme la pelota?", preguntó. La anciana se la entregó.
Al día siguiente, en clase, Pedro
se sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un
poco del hilo dorado, se encontró en su casa jugando en el jardín. Consciente
del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser
adolescente, pensando en la excitación que esa fase de su vida podía traer
consigo. Así que tiró una vez más del hilo dorado.
De pronto, ya era un adolescente
y tenía una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había
aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de
su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años
pasaron en un solo instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto.
Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Pero Pedro reparó en otra
cosa. Su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer. Y su
madre, a la que tanto quería, se había vuelto vieja y frágil. Pero el seguía
sin poder vivir el momento. De modo que una vez más, tiró del hilo mágico y
esperó a que se produjeran cambios.
Pedro comprobó que ahora tenía 90
años. Su mata de pelo negro se había vuelto blanca y su bella esposa, vieja
también, había muerto unos años atrás. Sus hijos se habían hecho mayores y
habían iniciado sus propias vidas lejos de casa. Por primera vez en su vida,
Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida.
Había pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que
había en el camino.
Pedro se puso muy triste y
decidió ir al bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y
templar su espíritu. Al adentrarse en el bosque, advirtió que los arbolitos de
su niñez se habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora
un paraíso natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente.
Al cabo de un minuto, oyó una voz que le llamaba. Alzó los ojos y vio que se
trataba nada menos que de la anciana qu muchos años atrás le había regalado el
hilo mágico. "¿Has disfrutado de mi regalo?", preguntó ella. Pedro no
vaciló al responder: "Al principio fue divertido pero ahora odio esa
pelota. La vida me ha pasado sin que me enterase, sin poder disfrutarla. Claro
que habría habido momentos tristes y momentos estupendos, pero no he tenido
oportunidad de experimentar ninguno de los dos. Me siento vacío por dentro. Me
he perdido el don de la vida". "Eres un desagradecido, pero igualmente te
concederé un último deseo", dijo la anciana. Pedro pensó unos instantes y
luego respondió: "Quisiera volver a ser un niño y vivir otra vez la
vida". Dicho esto se quedó otra vez dormido.
"Pedro volvió a oír una voz
que le llamaba y abrió los ojos. ¿Quien podrá ser ahora?", se preguntó. Cual no
sería su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto
juvenil, saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque
le había concedido el deseo de volver a su niñez. Ni que decir tiene que Pedro
saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tala como había esperado.
Conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y triunfos, pero todo empezó
cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezar a
vivir en el ahora.
Fragmento tomado de
"El
monje que vendió su Ferrari"
Robin S. Sharma
REFLEXIÓN
Por desgracia, la historia de
Pedro y el hilo mágico no es más que eso, un cuento. En el mundo real nunca
tenemos una segunda oportunidad de vivir la vida con plenitud. Hoy es tu
oportunidad de despertar a ese regalo que es la vida...antes de que sea tarde.
El tiempo se escurre entre los dedos como los granos de arena. Que este nuevo
día sea el inicio de tu vida, el día en que tomas la decisión de concentrarte
en lo más importante para ti. Toma la decisión de invertir más tiempo con
quienes dan sentido a tu vida. Deléitate en el poder de esos momentos
especiales. Haz las cosas que siempre has querido hacer. Deja de posponer tu
felicidad a expensas de la realización. ¿Por que no disfrutar del proceso?
Empieza a atender a tu alma.
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