Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Benito
de Nursia
(Nursia,
Italia, h. 480 - Montecassino, id., 547)
Patriarca de los monjes de Occidente y
fundador de la orden de los benedictinos. Nacido en el seno de una familia
patricia, estudió retórica, filosofía y derecho en Roma. Los datos disponibles
sobre su vida, relatada por San Gregorio Magno en el segundo libro de sus
Diálogos, son de escasa fiabilidad. Se cuenta que a los veinte años huyó al
desierto de Subiaco, donde el monje Román le impuso el hábito monástico. En
poco tiempo fundó doce monasterios. La fama de su santidad le valió la
enemistad de otros sacerdotes vecinos, por lo que abandonó Subiaco y se instaló
en Montecassino, donde hizo construir un monasterio sobre las ruinas de un
antiguo templo pagano. Allí redactó, hacia el año 540, su célebre Regla, que
establece la humildad, la abnegación y la obediencia como ejes fundamentales de
la vida del monje. El convento es definido como una comunidad aislada del mundo
por la clausura y vinculada a él por la hospitalidad. Adoptados por San Benito
de Aniano, los preceptos de San Benito de Nursia fueron ampliamente difundidos
durante la época carolingia y siguen rigiendo en la actualidad la orden
benedictina.
San
Benito de Nursia
(detalle
de un fresco de Fra Angelico)
Conocemos
la vida de San Benito de Nursia gracias a los Diálogos de San Gregorio Magno,
fuente digna de atención desde el punto de vista histórico, aun cuando la
figura del patriarca del monacato occidental hubiera entrado ya, en la época de
su redacción, en la leyenda. Todavía muy joven, Benito fue enviado a Roma, de donde
procedía su familia, para estudiar allí las letras y las artes, cosa que hizo
con un provecho mayor de lo que generalmente suele creerse. No obstante, hacia
los veinte años, hastiado por la corrupción y la vida muelle que le era dado
contemplar, resolvió abandonar el mundo para dedicarse mejor a su formación
interna y a la oración.
Salió
de la ciudad ocultamente, y tras una breve permanencia en Enfida se retiró a la
soledad de una gruta cercana a Subiaco; allí vivió por espacio de tres años, en
el secreto más absoluto y en medio de numerosas privaciones, hasta la Pascua de
503. Descubierto por la indiscreción de un sacerdote, se dejó elegir abad por
un grupo de monjes que residían cerca de Vicovaro, los cuales, posteriormente,
al no lograr adaptarse a la disciplina por él establecida, trataron de
envenenarle.
Superada
la asechanza, Benito de Nursia reunió a cuantos habían acudido a él de todas
partes en busca de sus consejos y fundó en la región doce monasterios que muy
pronto se poblaron de monjes, a los cuales dio como norma de vida la regla de
San Basilio; de Roma llegaron también los patricios Tertulo y Equicio para
confiar al patriarca sus jóvenes hijos Plácido y Mauro, que luego habrían de
convertirse en dos de sus más ardientes discípulos y colaboradores.
Sin
embargo, la paz y la tranquilidad no duraron demasiado. El envidioso sacerdote
Florencio pretendió eliminarle; fracasado otro intento de envenenamiento
llevado a cabo mediante un pan, trató de perjudicarle de la manera más infame,
y no directamente en su persona, sino en sus jóvenes novicios, a los que
sometió a la más dura de las tentaciones. El castigo no tardó en llegar, y el
presbítero murió en el súbito derrumbamiento de su propia casa.
Benito,
con unos cuantos compañeros, se alejó de aquel lugar y se dirigió a Campania,
hacia el punto que habría de hacer para siempre famoso: Cassino, la antigua y
bella colonia romana, entonces arruinada por las devastaciones de los bárbaros
y la desolación de la guerra. En la Pascua del año 529 Benito destruyó el altar
de Apolo que los moradores, vueltos al paganismo, habían levantado en la colina
que dominaba el país, lleno de bosques sagrados, y lo reemplazó por los
oratorios de San Juan y San Martín; con ello inició, mediante un acto de
firmeza cristiana y romana, el futuro monasterio de Montecassino, el
"Archicoenobium Casinense", donde el santo vivió durante el resto de
su vida.
Monasterio de Montecasino
Fruto
de este periodo fue la Regla de los monasterios, obra que ha hecho de Benito de
Nursia una de las grandes figuras del cristianismo. En ella adaptó genialmente
a las tendencias, a la naturaleza, a las necesidades y a las condiciones de los
pueblos de Occidente las normas de vida monástica que entre los orientales
habían producido grandes frutos de santidad en el seno de la Iglesia católica.
San Gregorio Magno alabó sobre todo la "discreción", o sea el
equilibrio, de esta regla; a tal característica se debe, indudablemente, la
inmensa fortuna que conocería en el transcurso de los siglos dicho monumento de
la sabiduría cristiana, al cual se halla vinculada una parte tan importante de
la vida religiosa medieval.
Breve
biografía de San Benito
Nació
en el 480 en Nursia, provincia de Umbría (a unos 100 kilómetros de Roma).
Benito tenía una hermana melliza y única: Escolástica, que también alcanzó la
santidad.
De los padres de Benito no sabemos casi nada,
si bien parece que eran de clase social buena, ya que pudieron enviar a su hijo
a cursar estudios en Roma. No se conoce exactamente la edad de Benito cuando
marchó a Roma. Roma vivía una época muy turbulenta, tanto social como
eclesiásticamente: asesinatos de reyes y de eclesiásticos.
En
este ambiente, Benito sintió el gran deseo de dejar el mundo para retirarse al
servicio de Dios. En aquella época ya se sabía que en los desiertos de Egipto y
Palestina se habían retirado cristianos que llevaban una vida muy austera y de
mucha santidad. Benito, conocedor de
estas noticias, se decidió a seguir los ejemplos de esos santos anacoretas. Un
día, desapareció de la ciudad y marchó a Tívoli.
Vivió en el desierto y conoció algunas de las
comunidades de ascetas que allí habitaban. Algunos no dejaban de presentar
ciertos defectos. El santo describirá más tarde en su Regla a esos monjes que
moraban de dos en dos, o de tres en tres, en sus propias casas sin practicar
regla alguna y viviendo a su gusto
Benito terminó por quedarse en una cueva que
había de servirle de morada por tres años: era Subiaco. Este paraje tan
pintoresco había atraído tiempo atrás a los amantes de la soledad, y en el
valle veían numerosas cabañas ocupadas por los ermitaños.
Su
nombre se hizo famoso en los alrededores de la santa cueva. Su fama llegó hasta
Roma produciendo honda impresión. Desde entonces, muchos nobles romanos le
entregaron sus hijos para que les educase en la ley de Dios; con ellos pudo formar
12 monasterios con 12 monjes cada uno y su prelado correspondiente, creando así
una organización nueva en la historia del monacato.
S.
Benito
A
instancias de los monjes del monasterio vecino de Vicovaro, consintió en ser su
abad, pero la firmeza con que hizo observar la regla provocó graves
murmuraciones y hasta una tentativa de envenenamiento que fracasó. Se despidió
de ellos y volvió a su retiro.
Al
tiempo decidió por fin a salir de allí y llegó hasta Cassino. En el monte que
domina al pueblo, el santo encontró restos de idolatría, evangelizó y convirtió
a sus moradores, derribó los ídolos, y sobre las ruinas de un templo dedicado a
Júpiter levantó el monasterio que había de ser la cuna de la Orden benedictina.
Murió San Benito el 21 marzo de 547, y fue
enterrado en el oratorio de Montecassino, al lado de los restos de su santa
hermana Escolástica, muerta poco antes. Fue trasladado su cuerpo en el 673 al
monasterio de Fleury sur Loire, y en el siglo XI, su abad concedió algunas
reliquias del mismo a los monjes de Montecassino que habían venido a
reclamarlas.
http://www.gecoas.com/religion/historia/medieval/EM-I.htm
Si te interesa conocer el secreto de la medalla de San Benito,
tienes un enlace:
http://santamariadebaionadiocesistuy-vigo.blogspot.com.es/2014/07/medalla-de-san-benito-el-secreto.html
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