Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
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D. Jesús Mateo me envía todos los días un comentario del
Evangelio que lo encuentro muy aprovechable para los sacerdotes y para algunos
laicos con vida interior y deseos de mejorar su vida cristiana.
Por eso lo incluyo en un blog de internet, que hace tiempo está
haciendo difusión del bien. Al menos esa es mi intención.
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19 de Octubre, Sábado de
2019.
Comentario: "EL PECADO CONTRA EL ESPÍRITU SANTO" (Lc 12,
8-12)
San Lucas recoge en el
Evangelio de la Misa de hoy una fuerte afirmación de Jesús: "El que
blasfeme contra el Espíritu Santo, no será perdonado".
Quizás te estés preguntando, ¿entones hay un pecado que no puede
ser perdonado?
Todo pecado, por muy grave que sea, puede ser perdonado, porque
la misericordia de Dios es infinita.
Pero para que se perdone cualquier pecado es necesario reconocer
el pecado, arrepentirse, creer en su
perdón y en la misericordia de Dios.
El pecado del que habla Jesucristo es el pecado
de los fariseos que, ante los milagros del Señor, no creen y
atribuyen al mismo demonio la acción
divina de Jesucristo.
En esa cerrazón a la
gracia y tergiversación de los hechos sobrenaturales consiste el pecado imperdonable contra el Espíritu Santo.
Es imperdonable, no tanto por su gravedad y malicia, sino por la
disposición interna de la voluntad, que anula toda posibilidad para el
arrepentimiento. El que peca así, se sitúa, él mismo, fuera del perdón divino.
No cree que Dios le pueda perdonar.
En el fondo es "querer perseverar en el mal", y por
consiguiente, rechazar la Redención de Jesucristo. "La Sagrada Escritura suele llamar
dureza de corazón. En nuestro tiempo a esta actitud de mente y corazón
corresponde quizá la pérdida del sentido
del pecado" (San Juan Pablo II)
Hoy, por desgracia, se va perdiendo el sentido del pecado y, por
consiguiente, el sentido de Dios. Este
es el mayor pecado en la actualidad.
¿No has oído comentar: Yo
no tengo pecado? ¿Qué pecado voy a tener
yo? Ni robo, ni mato...etc...
Todos, también tú y yo, tenemos pecados de pensamiento, palabra,
obra y omisión.
Hemos de ser sinceros y humildes para reconocernos pecadores y
confesarnos.
Que Nuestra Madre Santa María nos conceda tener una conciencia
delicada para no caer en la pérdida del sentido del pecado, ni en el pecado
contra el Espíritu Santo.
Jesús Mateo. Sacerdote.
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Pidamos a la Virgen María que no decaiga este deseo de buscar el
bien espiritual de los amigos. Franja.
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Confeccionado en este blog por Franja. Felicidades a D. JESÚS
Mateo por su esfuerzo
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