Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
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Jesús Mateo, es un sacerdote
amigo de Valladolid, que manda diariamente
lindo comentario del Evangelio, que vale la pena meditarlo y
compartirlo también con los seglares.
Yo lo pongo ahora todos los
días en uno de mis Blogs. Franja.
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11 de Enero, sábado, de 2020
Comentario: "SEÑOR, SI QUIERES PUEDES LIMPIARME". JESÚS LE DIJO:
QUIERO, QUEDA LIMPIO" (Lc 5, 12-16)
Es un Evangelio encantador:
"Sucedió que,
estando Jesús en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra; al
ver a Jesús, cayendo sobre su
rostro, le suplicó diciendo:
"Señor, si quieres, puedes limpiarme. Y extendiendo la mano, lo tocó
diciendo: Quiero, queda limpio. Y
enseguida la lepra se le quitó. Y él le ordenó no comunicarlo a nadie; y le dijo: Ve, preséntate al sacerdote y
ofrece por tu purificación según mandó
Moisés para que les sirva de testimonio. Se hablaba de él cada vez más, y
acudía mucha gente a oírlo y a que los curara de sus enfermedades. Él, por su
parte, solía retirarse al despoblado y se entregaba a la oración".
Es impresionante la fe, la humildad y la confianza del leproso en
Jesucristo.
Suplica a Jesús "de
rodillas", y le dice "si quieres", puedes limpiarme. Es decir,
da por supuesto de que Jesús puede curarlo. Ante esta oración humilde y
confiada
el Señor reacciona con gran
amor y cariño. Se acerca a él, extiende su mano y lo toca con gran delicadeza
diciéndole:
"Quiero, queda
limpio". Y la lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.
A Jesús no le importó
"tocar" al leproso, ni tuvo
miedo al contagio, lo toca con cariño y delicadeza.
¡Qué bueno es Jesús!
Tú y yo le decimos al Señor: "Si quieres, puedes
limpiarme".
No, no tenemos la lepra del
cuerpo, pero sí tenemos otra lepra, la lepra del alma, el pecado.
Le decimos con fe: "Señor,
si quieres, y Tú siempre quieres, puedes curarme. Tú conoces mi flaqueza;
siento estos síntomas, padezco estas otras
debilidades. Y le mostramos sencillamente las heridas, la lepra. Tú puedes
curarme. Eres el Médico divino".
San Lucas resalta con
frecuencia que Jesús se retiraba, sólo,
para orar, y así nos lo hace ver al final del Evangelio.
Con ello nos enseña la necesidad de la oración
personal en las diversas circunstancias de la vida.
Nos hace ver que necesitamos
esos tiempos de conversación íntima con Dios, para tratarle, para invocarle,
para alabarle, para romper en acción de gracias, para escucharle o,
sencillamente, para estar con Él".
Jesús Mateo. Sacerdote.
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Que Dios pague ese esfuerzo
diario y que Santa María la Virgen no nos abandone nunca. Franja.
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Confeccionado por Franja
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