HOY HE RECIBIDO DE D. JESÚS MATEO LO SIGUIENTE:
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6 de junio, Domingo de 2021
COMENTARIO: "EL CORPUS CHRISTI" (Mc 14,
12-26).
Este es un día, maravilloso, grandioso, divino.
¿Quién podía imaginarse algo parecido?
Sólo Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre, podía hacer este milagro de amor: Irse al Cielo y quedarse, al mismo tiempo, en la tierra con nosotros.
En la última Cena Jesús, emocionado, abre su corazón a los Apóstoles, y les dice: "Ardientemente he deseado celebrar esta Cena con vosotros. Y mientras comían, Jesús tomó pan, y pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo". Después, tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos". Con estas palabras instituyó la Eucaristía: MILAGRO DE AMOR.
Exclama asombrado el Evangelista: "Como hubiese
amado a los suyos que vivían en el mundo, los amó hasta el fin" (Jn 13,
1).
Quiero que medites hoy, una y cien veces, que Jesús
se ha quedado "para ti". Es cierto. Es verdad. Se ha quedado para ti.
Medítalo... Llora de alegría...Dale gracias..
¿Te acuerdas de tu Primera Comunión? ¡¡¡Qué
emoción!!! ¿Verdad? Que no pase un día sin que lo recuerdes y agradezcas.
Yo le pido al Señor que, tú y yo, lo veamos con ojos
nuevos, con un corazón nuevo. Que no nos acostumbremos a tratar, a visitar y
recibir al Señor.
Pídele conmigo que la Custodia, que mañana vamos a
sacar por la Iglesia hasta la calle que nos transforme.
Dios en la Custodia actúa como el sol. El que se
pone al sol no hace nada pero su luz y
su calor lo van transformando sin que él realice ningún esfuerzo; pero debe
ponerse voluntariamente al sol y permanecer con paciencia bajo sus rayos. No
puede esperar ponerse Moreno enseguida, ni marcharse al poco tiempo de estar al
sol, desanimado porque no se ha transformado en unos minutos. Debe mantenerse bajo
los rayos del sol.
La luz de Dios es la que nos transforma, pero depende de nosotros ponernos bajo esa luz o escondernos de ella. Permanezcamos con paciencia bajo la luz que es Dios el tiempo necesario para que se produzca esa transformación que esperamos. Dios nos transforma a fuego lento.
Dice el Salmista: "Contemplad al Señor y quedaréis radiantes" (Sal 34, 6). Que la Virgen, Nuestra Señora, nos ayude a comulgar, a adorar y alabar al Santísimo con su pureza, humildad y devoción.
Jesús Mateo. Sacerdote.
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Que Dios pague ese esfuerzo diario y que Santa María
la Virgen no nos abandone nunca. Franja.
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La Virgen, Nuestra Señora, de la Eucaristía,
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