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martes, 9 de agosto de 2022

El Evangelio de hoy que el reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo: "LA PARÁBOLA DE LAS VÍRGENES PRUDENTES Y NECIAS" (Mt 25, 1-13)

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona



Comentario del Evangelio que me envía D. Jesús3 Mateo,  un sacerdote de Valladolid,  que tiene el encargo de predicar, confesar y celebrar la Santa Misa en la Iglesia de las Angustias de Valladolid.

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9 de agosto, martes de 2022

Comentario: El Evangelio de hoy que el reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo: "LA PARÁBOLA DE LAS VÍRGENES PRUDENTES Y NECIAS" (Mt 25, 1-13)

Leemos en el Evangelio de hoy que el reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Este tardaba en llegar, y todas se durmieron. De pronto las diez oyeron que llegaba el esposo y se despertaron. Comenzaron a preparar sus lámparas. Las necias no tenían aceite para sus lámparas. Se ponen nerviosas, gritan, lloran y piden a las prudentes que les den su aceite. Estas les aconsejan que vayan a comprarlo. Mientras fueron a la tienda llegó el esposo y entraron con él las que estaban preparadas. El esposo cerró la puerta. Cuando llegaron las necias pidiendo que les abriera, el esposo les dijo: NO OS CONOZCO.

Son unas palabras durísimas; de condenación ¡¡¡Qué  tontas y necias fueron estas cinco vírgenes!!! Qué pena que esto nos pueda ocurrir a ti y a mí. ¡¡¡Qué listas y santas fueron las cinco prudentes!!! Estuvieron preparadas para el encuentro con el esposo. Tenían las lámparas con el aceite necesario.

Hemos de estar, tú y yo, así, alerta y preparados; con las lámparas encendidas; con el aceite del amor y de la gracia de Dios, santificando la vida ordinaria. Es una tentación diabólica el pensar que la santidad es un ideal demasiado elevado para mí y que eso es algo reservado para determinados santos "grandes" que vemos en los altares y que pensamos que son muy distintos a nosotros.

Tú y yo estamos llamados a ser santos haciendo lo que hacemos, cosas pequeñas, pero con más amor. Y esto un día y otro día hasta que muramos. Esa es la persona santa, la que persevera, la que se levanta de sus caídas una y otra vez, sin desanimarse.

Dios nos pide que luchemos contra nuestros defectos. A ello nos ayudará la oración diaria y el trato intenso y continuo con el Señor. Esperemos a Dios Nuestro Señor "con las lámparas encendidas". ¡¡¡MERECE LA PENA!!!

Jesús Mateo. Sacerdote.

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