¡MAESTRO, QUÉ BIEN SE ESTÁ AQUÍ! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". (San Lucas 9, 28-36).

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Comentario del Evangelio por D. Jesús Mateo,  sacerdote de Valladolid,  que todos los días me envía para que lo dé a conocer en el Blog católico de Javier Olivares,  baionés jubilado de BAIONA.

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6 de Agosto, sábado, de 2022

COMENTARIO: ¡MAESTRO, QUÉ BIEN SE ESTÁ AQUÍ! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".   (San Lucas 9, 28-36).

Todos conocéis la fiesta de la Transfiguración del Señor: Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y subió con ellos solos a un monte alto y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús.

Ante esta felicidad y maravilla San Pedro exclamó: "MAESTRO, QUÉ BIEN SE ESTÁ AQUÍ". Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Sí. ¡Qué bien se está con Dios! Todos tenemos experiencia de ello. Todos hemos vivido momentos felices a lo largo de nuestra vida en los que hemos podido exclamar: qué bien se está con Dios, recuérdalos y dale gracias a Dios, por ejemplo, el día que hicimos la Primera Comunión, después de una Confesión, en un rato de oración, leyendo el Evangelio, en unos Ejercicios Espirituales, en el día de la Boda, en el nacimiento de un hijo, en la familia, en la enfermedad, en la muerte de un ser querido...

Dios nos quiere felices en esta vida. Nuestra felicidad está en Dios: Somos hijos de Dios. Y a todos nos espera la felicidad eterna: El Cielo. No te olvides de esta verdad: has nacido para el Cielo, has nacido para Dios.

¿Qué será el Cielo? Todos los que ya están en el Cielo nos están diciendo, como San Pedro, qué bien se está aquí. San Pablo que lo "vio" exclama: Ni ojo alguno vio, ni oreja oyó, ni pasaron a hombre por pensamiento las cosas que tiene Dios preparadas para aquellos que le aman". Estas palabras del Apóstol nos tienen que animar a luchar para alcanzar el Cielo.

Yo me pregunto: ¿Por qué no pensamos y hablamos más del Cielo? Para eso hemos nacido. Esa es nuestra meta. Esa debe ser nuestra única preocupación. Todo lo demás que nos preocupa importa más o menos, lo que importa absolutamente es alcanzar el Cielo, ser felices eternamente para siempre, para siempre.

Jesús Mateo. Sacerdote.

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 La dulce muerte de San José

Que el Señor nos bendiga y nos guarde con Santa María la Virgen y con San José su castísimo esposo. Un abrazo.  P. Franja.

Confeccionado en el Blog de Franja

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