Artículo para la formación cristiana y moral
Camino 120. ¿Pureza?
—preguntan. Y se sonríen.—
Son los mismos que van al matrimonio
con el cuerpo marchito y el alma desencantada.
Os prometo un libro —si Dios me ayuda—
que podrá llevar este título:
"Celibato, Matrimonio y Pureza"
San Josemaría.
****
Y
¿ Qué vemos nosotros?¿Qué derroteros llevamos?
Una muestra de la realidad de nuestro tiempo, de nuestros jóvenes, de nuestra educación sin valores y sin principios, de una sociedad en el que todo vale, en la que tener está sobre el ser.
Es un momento en el que los jóvenes son incapaces de comprometerse para toda la vida, porque no tienen ideales trascendentes, y no ven en el matrimonio ni la familia ni el plan de Dios para los hombres.
Echaron a Dios de sus vidas, porque les robaron de niños la inocencia y les dieron a cambio un panorama de libertad sin responsabilidad, la sociedad del -solo lo que me apetece-, -no tengo que dar cuentas a nadie-, -porque hago con mi cuerpo lo que me da la gana-
Y ante eso el Santo Padre Benedicto XVI, con su autoridad para con los cristianos y su autoridad moral para los hombres de bien del mundo, nos advierte sobre la necesidad de luchar por un mundo nuevo y de nueva Evangelización y de la conveniencia de un Año de la Fe. Franja.
VATICANO, 09 Mar. 12 (ACI/EWTN Noticias) .- El Papa Benedicto XVI alentó a defender el matrimonio y la familia en la sociedad actual, y exhortó también a recuperar el aprecio por la virtud de la castidad en el marco de la perspectiva cristiana de la sexualidad, en su discurso a un grupo de obispos de Estados Unidos.
En sus palabras a los prelados de las regiones VII-IX de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, el Santo Padre advirtió que en estos días "es cada vez más evidente que el deprecio de la indisolubilidad de la alianza matrimonial, y el rechazo generalizado de una ética sexual responsable y madura basada en la práctica de la castidad, han dado lugar a graves problemas sociales que acarrean un inmenso costo humano y económico".
Tras asegurar que "poderosas corrientes políticas y culturales buscan modificar la definición legal del matrimonio", el Papa señaló que "los concienzudos esfuerzos de la Iglesia para resistir esta presión requieren una defensa razonada del matrimonio como institución natural, que consiste en la comunión específica de personas, esencialmente enraizada en la complementariedad de los sexos y orientada a la procreación".
"Las diferencias sexuales no pueden descartarse como irrelevantes para la definición de matrimonio. La defensa de la institución del matrimonio como una realidad social es, en última instancia, una cuestión de justicia, ya que implica salvaguardar el bien de toda la comunidad humana y los derechos de los padres y niños por igual", afirmó.
"En nuestras conversaciones, han señalado con preocupación las dificultades crecientes en la comunicación de la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia en su integridad, y la disminución en el número de jóvenes que se acercan al sacramento del matrimonio".
Ciertamente, prosiguió Benedicto XVI, "debemos reconocer las deficiencias en la catequesis de las últimas décadas, que en algunas ocasiones no han logrado comunicar el rico patrimonio de la doctrina católica sobre el matrimonio como institución natural, elevada por Cristo a la dignidad de sacramento, la vocación de los esposos cristianos en la sociedad y en la Iglesia, y la práctica de la castidad conyugal".
El Papa consideró necesario revisar "los programas de preparación para el matrimonio deben ser revisados cuidadosamente para asegurar más énfasis en su componente catequética y en la presentación de las responsabilidades sociales y eclesiales que conlleva el matrimonio cristiano".
"En este contexto no podemos olvidar el grave problema pastoral que presenta la práctica generalizada de la convivencia, a menudo por parejas que parecen no darse cuenta de que es un pecado grave, por no hablar de sus perjuicios para la estabilidad de la sociedad".
Por ello el Santo Padre alentó los esfuerzos de los obispos "para establecer normas claras, pastorales y litúrgicas, para la celebración digna del matrimonio, que encarnen un testimonio inequívoco de las exigencias objetivas de la moral cristiana, demostrando al mismo tiempo sensibilidad y preocupación por las parejas jóvenes".
"En este gran esfuerzo pastoral hay una necesidad urgente de que toda la comunidad cristiana recupere el aprecio de la virtud de la castidad", subrayó.
El Santo Padre resaltó que "no es simplemente una cuestión de presentar argumentos, sino de apelar a una visión integral, coherente y estimulante de la sexualidad humana. La riqueza de esta visión es más sólida y atractiva que la de las ideologías permisivas exaltadas en algunos sectores que, de hecho, constituye una forma poderosa y destructiva de anti-catequesis para los jóvenes".
"La castidad, como enseña el Catecismo: 'implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana'. En una sociedad que cada vez mas tiende a malinterpretar e incluso ridiculizar esta dimensión esencial de la doctrina cristiana, los jóvenes necesitan estar seguros de que 'si dejamos entrar a Cristo en nuestras vidas no perdemos nada, absolutamente nada, de lo que hace la vida libre, bella y grande'".
El Papa recordó además que "todos nuestros esfuerzos en este sector apuntan, en última instancia al bien de los niños, que tienen un derecho fundamental a crecer con una sana comprensión de la sexualidad y de su lugar apropiado en las relaciones humanas".
"Los niños –aseguró el Papa Benedicto– son el tesoro más grande y el futuro de toda sociedad: preocuparse por ellos significa reconocer nuestra responsabilidad de enseñar, defender y vivir las virtudes morales que son la clave de la realización humana".
Para concluir el Papa expresó su esperanza de que "la Iglesia en los Estados Unidos, no obstante su pesadumbre por los acontecimientos de la última década, persevere en su misión histórica de educar a los jóvenes contribuyendo así a la consolidación de esa sana vida familiar, que representa la garantía más segura de la solidaridad inter-generacional y de la salud de la sociedad en su conjunto".
Enlace de la noticia:En sus palabras a los prelados de las regiones VII-IX de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, el Santo Padre advirtió que en estos días "es cada vez más evidente que el deprecio de la indisolubilidad de la alianza matrimonial, y el rechazo generalizado de una ética sexual responsable y madura basada en la práctica de la castidad, han dado lugar a graves problemas sociales que acarrean un inmenso costo humano y económico".
Tras asegurar que "poderosas corrientes políticas y culturales buscan modificar la definición legal del matrimonio", el Papa señaló que "los concienzudos esfuerzos de la Iglesia para resistir esta presión requieren una defensa razonada del matrimonio como institución natural, que consiste en la comunión específica de personas, esencialmente enraizada en la complementariedad de los sexos y orientada a la procreación".
"Las diferencias sexuales no pueden descartarse como irrelevantes para la definición de matrimonio. La defensa de la institución del matrimonio como una realidad social es, en última instancia, una cuestión de justicia, ya que implica salvaguardar el bien de toda la comunidad humana y los derechos de los padres y niños por igual", afirmó.
"En nuestras conversaciones, han señalado con preocupación las dificultades crecientes en la comunicación de la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia en su integridad, y la disminución en el número de jóvenes que se acercan al sacramento del matrimonio".
Ciertamente, prosiguió Benedicto XVI, "debemos reconocer las deficiencias en la catequesis de las últimas décadas, que en algunas ocasiones no han logrado comunicar el rico patrimonio de la doctrina católica sobre el matrimonio como institución natural, elevada por Cristo a la dignidad de sacramento, la vocación de los esposos cristianos en la sociedad y en la Iglesia, y la práctica de la castidad conyugal".
El Papa consideró necesario revisar "los programas de preparación para el matrimonio deben ser revisados cuidadosamente para asegurar más énfasis en su componente catequética y en la presentación de las responsabilidades sociales y eclesiales que conlleva el matrimonio cristiano".
"En este contexto no podemos olvidar el grave problema pastoral que presenta la práctica generalizada de la convivencia, a menudo por parejas que parecen no darse cuenta de que es un pecado grave, por no hablar de sus perjuicios para la estabilidad de la sociedad".
Por ello el Santo Padre alentó los esfuerzos de los obispos "para establecer normas claras, pastorales y litúrgicas, para la celebración digna del matrimonio, que encarnen un testimonio inequívoco de las exigencias objetivas de la moral cristiana, demostrando al mismo tiempo sensibilidad y preocupación por las parejas jóvenes".
"En este gran esfuerzo pastoral hay una necesidad urgente de que toda la comunidad cristiana recupere el aprecio de la virtud de la castidad", subrayó.
El Santo Padre resaltó que "no es simplemente una cuestión de presentar argumentos, sino de apelar a una visión integral, coherente y estimulante de la sexualidad humana. La riqueza de esta visión es más sólida y atractiva que la de las ideologías permisivas exaltadas en algunos sectores que, de hecho, constituye una forma poderosa y destructiva de anti-catequesis para los jóvenes".
"La castidad, como enseña el Catecismo: 'implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una pedagogía de la libertad humana'. En una sociedad que cada vez mas tiende a malinterpretar e incluso ridiculizar esta dimensión esencial de la doctrina cristiana, los jóvenes necesitan estar seguros de que 'si dejamos entrar a Cristo en nuestras vidas no perdemos nada, absolutamente nada, de lo que hace la vida libre, bella y grande'".
El Papa recordó además que "todos nuestros esfuerzos en este sector apuntan, en última instancia al bien de los niños, que tienen un derecho fundamental a crecer con una sana comprensión de la sexualidad y de su lugar apropiado en las relaciones humanas".
"Los niños –aseguró el Papa Benedicto– son el tesoro más grande y el futuro de toda sociedad: preocuparse por ellos significa reconocer nuestra responsabilidad de enseñar, defender y vivir las virtudes morales que son la clave de la realización humana".
Para concluir el Papa expresó su esperanza de que "la Iglesia en los Estados Unidos, no obstante su pesadumbre por los acontecimientos de la última década, persevere en su misión histórica de educar a los jóvenes contribuyendo así a la consolidación de esa sana vida familiar, que representa la garantía más segura de la solidaridad inter-generacional y de la salud de la sociedad en su conjunto".
Benedicto XVI exhorta a defender matrimonio y recuperar aprecio por la castidad
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