Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Esta anécdota puede ser aleccionadora para los padres de hoy día. A veces se quedan con las ganas de corregir a sus hijos a bofetadas o tratan de corregir con demasiadas razones. Este ejemplo puede dar una idea por dónde deben ir los esfuerzos de los padres en la educación de los hijos:
"Hacer siempre las cosas como deben hacerse
y después las harán los hijos".
Cuando yo era pequeño escuché decir muchas veces
a mis padres:
"El mejor educador es Fray Ejemplo"
Franja
El Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi y fundador del
instituto M.K. Gandhi para la
Vida Sin Violencia, en su lectura del 9 de Junio en la Universidad de Puerto
Rico, compartió la siguiente historia como un ejemplo de la vida sin violencia
en el parte de sus padres:
Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi
La mentira descubierta
Yo tenía 16 años y estaba viviendo con mis padres en el instituto
que mi abuelo había fundado en las afueras, a 18 millas de la ciudad de
Durban, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azúcar.
Estábamos bien en el interior del país y no teníamos vecinos, así
que a mis dos hermanas y a mí, siempre nos entusiasmaba el poder ir a la ciudad
a visitar amigos o ir al cine.
Un día mi padre me pidió que le llevara a la ciudad para asistir
una conferencia que duraba el día entero y yo aproveché esa oportunidad.
Como iba a la ciudad mi madre me dio una lista de cosas del
supermercado que necesitaba y como iba a pasar todo el día en la ciudad, mi
padre me pidió que me hiciera cargo de algunas cosas pendientes, como llevar el
auto al taller.
Cuando me despedí de mi padre él me dijo: Nos vemos aquí a las 5
p.m. y volvemos a la casa juntos.
Después de completar muy rápidamente todos los encargos, me fui
hasta el cine más cercano. Me concentré tanto en la película, una película
doble de John Wayne, que me olvidé del tiempo.
Eran las 5:30 p. m. cuando me acordé. Corrí al taller, conseguí el
auto y me apuré hasta donde mi padre me estaba esperando. Eran casi las 6 p.m.
Él me preguntó con ansiedad:
- ¿Por qué llegas tarde?
Me sentía mal por eso y no le podía decir que estaba viendo una
película de John Wayne; entonces le dije que el auto no estaba listo y tuve que
esperar... esto lo dije sin saber que mi padre ya había llamado al taller.
- Algo no anda bien en
la manera como te he criado puesto que no te he dado la confianza de decirme la
verdad. Voy a reflexionar que es lo que hice mal contigo. Voy a caminar (andar
a pié!) las 18 millas
hasta casa y a pensar sobre esto.
Así
que vestido con su traje y sus zapatos elegantes, empezó a caminar hasta la
casa por caminos que no estaban ni pavimentados ni alumbrados. No lo podía
dejar solo... así que yo conduje el auto 5 horas y media detrás de él... viendo
a mi padre sufrir la agonía de una mentira estúpida que yo había dicho.
Decidí desde ahí que nunca más iba a mentir.
Muchas veces me acuerdo de este
episodio y pienso... Si me hubiese castigado de la
manera como nosotros castigamos a nuestros hijos ¿hubiese aprendido la lección?
¡No lo creo! Hubiese sufrido el castigo y hubiese seguido
haciendo lo mismo. Pero esta acción de no violencia fue tan fuerte que la tengo
impresa en la memoria como si fuera ayer.
¡Éste es el poder de la vida sin violencia!
Dr.
Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi
“Lo peor es educar por métodos basados en el temor, la fuerza,
la autoridad, porque se destruye la sinceridad y la confianza, y sólo se
consigue una falsa sumisión”(Albert Einstein)
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Franja
Me ha encantado.
ResponderEliminarFray ejemplo convierte a los padres brillantes en maestros fascinantes.
Ojalá sepamos actuar así con nuestros hijos para convertirlos en personas que sepan valorar todo lo que les rodea.
¡Felicidades por esta joya de blog!
Tengo algunos adictos a nuestro blog, que siempre me dan muchos ánimos.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Yo encomiendo como sacerdote a los visitantes de este blog para que Dios los bendiga y proclamen a los suyos las enseñanzas que este pobre cura pone con toda la buena intención, para hacer el bien y tratar de ahogar la abundancia de mal.
Franja.