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¿Habéis escuchado el dicho: Calumnia, calumnia...que algo queda?
Eso es lo que están haciendo con el Santo Padre unos cuantos periodistas irresponsables, que por que no les han pedido consejo, y que además se les nota que no aman a la Santa Iglesia como debe ser amada, interpretan un acto heroico, la renuncia del Santo Padre, como una cobardía. Puede ser que ellos vivan de esas cobardías y por falta de escrúpulos, sin informarse en donde está la verdad, sin escuchar y meditar las propias palabras del Sumo Pontífice, acuden a unas fuentes contaminadas, que manan odios y resentimientos hacia la Iglesia y al Sumo Pontífice, el Vicario de Cristo en la terra. Por eso agradezco este artículo que acaba de llegar de
ZENIT
El mundo visto desde Roma
y así lo copio con imágenes del Obispo Arizmendi, de San Cristobal de las Casas.
Cábalas y elucubraciones
Por Felipe Arizmendi Esquivel
SAN Cristóbal DE LAS CASAS, 24 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Ofrecemos el artículo de nuestro colaborador
habitual, el obispo de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel,
sobre la actual situación de la Iglesia y la actitud a adoptar ante tanta
cábala y elucubración, en gran parte de ambientes ignorantes de la marcha y
modo de actuar de la comunidad eclesial.
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SITUACIONES
¡Cuántos comentarios ha suscitado la ejemplar renuncia del Papa!
Unos lo admiramos por esta decisión evangélica y prudente, que lo confirma como
un hombre muy inteligente, libre, sensato, sacrificado por la Iglesia, fiel a
Jesucristo. Otros lo malinterpretan, diciendo que es una huida ante la gran
responsabilidad del papado, o señal de no poder soportar las intrigas de la
Curia Romana. Hacen sus cábalas sobre el futuro Papa, elucubrando si debe ser
europeo, africano o de nuestra América.
Una articulista local, toda desconcertada, califica esta decisión
como una infidelidad a Dios y un mal ejemplo para los sacerdotes y también para
los casados, como si fuera una invitación a no ser fieles hasta el final en sus
compromisos. Unos, desde lejos, dicen que debería hacer lo mismo que Juan Pablo
II, quien ya muy anciano y enfermo, expresó no estar dispuesto a bajarse de la
cruz.
ILUMINACION
Benedicto XVI no se baja de la cruz ni rehúye al trabajo. Su
decisión es para asumir otra forma de cruz; es dejar los reflectores y el
primado universal, para dedicarse a la soledad, al silencio y a la oración,
sólo por amor y respeto a la Iglesia. No es cobardía, sino profunda madurez
humana y cristiana. No se siente indispensable; sino que con toda humildad se
hace a un lado, para que otros crezcan y vayan con más salud por todo el mundo,
predicando el Evangelio, que es lo que Jesús nos ordenó y lo que más importa,
más allá de las personas, pues todos somos transitorios. Pienso que, en
adelante, la mayoría de los Papas harán lo mismo, pues los tiempos requieren a
un Papa en pleno vigor.
Que el Papa renuncie a su ministerio no es algo inaudito y sin
sentido. Está previsto en las normas de la Iglesia. No es una huida, ni una
irresponsabilidad; menos una traición a Dios y a la Iglesia. Es algo que ha
sucedido varias veces en la historia de la Iglesia y ésta sigue adelante, pues
no es una empresa sólo humana. Jesucristo la fundó y puso a alguien en su
lugar, a Pedro y sus sucesores, como cabeza suprema de la Iglesia. No dejó a
ángeles, sino a seres humanos, limitados y temporales. Siempre ha cumplido su
promesa de no abandonar a su Iglesia en ninguna circunstancia. Es su obra, su
Cuerpo, que perdura a través de los tiempos y las personas. La guía, de forma
invisible pero real, por el Espíritu Santo. Esta es nuestra fe; esta es la fe
de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar. Quien no tiene esta fe, nunca
comprenderá esta realidad.
El Papa no es Jesucristo, ni dueño de la Iglesia. Es sólo su
representante, su Vicario, su Siervo, con la única misión de llevarnos a Jesús
y que siga su obra de salvación. Esta realidad mistérica no es apropiación
arbitraria, ni ambición de dominio. Es un servicio; somos “siervos
inútiles”, que sólo tratamos de cumplir lo que se nos encomienda, no como
dominadores, sino simples servidores.
Benedicto XVI ha sido un gran regalo para la Iglesia y para el
mundo. Quienes siguen manejando clichés negativos sobre su persona, no conocen
su bondad, su sencillez, su humildad, su profundidad y al mismo tiempo su
amabilidad con quienes de alguna forma lo hemos tratado. En sus palabras hay
una gran espiritualidad bíblica, teológica, antropológica, litúrgica e incluso
pedagógica. La iluminación que nos ha ofrecido es un aporte muy actual, que no
todos comprenden ni valoran. Algunos, ignorantes de lo que es nuestra fe,
esperarían que el Papa y la Iglesia se modernizaran, entendiendo por eso
amoldarse a los criterios de este mundo. Eso ni lo esperen. Esa es una
tentación que siempre debemos rechazar, sea elegido el Papa que sea. Nuestros
criterios se fincan en el Evangelio, no en dar gusto a este mundo hedonista,
relativista, consumista. Ser cristiano es saber ir contra corriente y ser
fieles sólo a Jesús.
COMPROMISOS
No nos impresionemos por opiniones sin fundamento. La fe nos
asegura que Jesús es el Supremo Pastor y que el Espíritu Santo asiste a su
Iglesia. Oremos por los cardenales electores y vivamos con serenidad y
esperanza estos tiempos. La Iglesia de Cristo sigue adelante, en medio de
nubarrones y tormentas, con la luz de la fe que nos indica el camino.
Muchas gracias a Mons. Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de san Cristóbal de las Casas, Chiapas por sus palabras en defensa del Santo Padre Benedicto XVI, que puede servir para iluminar algunas conciencias, que por cerradas, puedan necesitar de esta explicación. Franja.
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