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¿DÓNDE ESTÁN
LAS RELIQUIAS DE LA PASIÓN?
Se recomienda leer hasta el final
Las preciosas reliquias de la Pasión:
Un silencio revelador es el que se hace en torno a todas las reliquias que se conservan de la Pasión. ¿Quien se ha enterado de su existencia o ha recibido la sugestión de visitarlas y venerarlas con piadoso amor?
La cristiandad cuenta con decenas de ellas. Todas son testimonios ciertos de la veracidad histórica de los Evangelios y obligan - forzosamente - a darles aceptación. Cosa aparte es la rebelión a la consecuencia que ello implica, esto es, la suprema virtud y verdad que de ellos emana y la necesidad de seguir a Cristo a riesgo de la condenación eterna.
Examinemos, en tanto, el glorioso panorama que nos ofrece la Santa Iglesia, Maestra infalible de la Verdad y depositaria de tan ricos dones.
Las columnas del Templo de Jerusalén:
El magnífico templo que había en Jerusalén cuando murió nuestro divino Redentor fue destruido, y según el sagrado vaticinio pronunciado por sus labios sagrados, no quedó piedra sobre piedra. Constantino el grande hizo trasladar doce columnas de este templo destruido, para que se colocaran delante de la Confesión de San Pedro; hoy en día aún se ven ocho debajo de la magnífica cúpula del Vaticano, dos en el altar de San Mauricio, dentro de la capilla del Santísimo, y otra en la cámara inferior de la capilla della Pietá, que según la tradición es en la que estuvo apoyado el divino Jesús cuando de edad de doce años disputó con los doctores de la Ley.
Columnas del velo del templo: El velo del templo de Jerusalén, que se rasgó en dos partes al morir nuestro divino Salvador, era sostenido por dos columnas, las cuales hoy día se conservan en el claustro de la basílica de San Juan de Letrán, en Roma.
Mesa de la Cena: La mesa, en la cual el amabilísimo Jesús celebró la última Cena e instituyó el adorable Sacramento del altar, se conserva y venera en la misma basílica de San Juan de la Cruz.
Plato de la Cena:
Se conserva uno en la santa iglesia de Génova.
Toallas:
De las que sirvieron, tanto para lavarse las manos al Salvador como para enjuagar los pies a sus Discípulos, se conserva una parte notable en la citada basílica de San Juan. Asiento.
Del que, en forma de cama, sirvió a nuestro amable Jesús en la última Cena, se conserva una gran parte en la capilla llamada Sancta Sanctorum, en Roma.
Cáliz: El precioso cáliz de que se sirvió nuestro divino Redentor al instituir el augustísimo Sacramento del altar, tiene la imponderable dicha de conservarlo la santa y metropolitana Iglesia de Valencia: todos los años se coloca en el Monumento.
Monedas que recibió Judas:
Se conservan tres en la catedral de Génova, y una en la basílica de Santa Cruz de Jerusalén, en Roma.
Cenáculo: Ocupado hasta mediados del siglo XX por los musulmanes, este lugar, uno de los más santos en la tierra, puede ser visitado bajo las condiciones impuestas por el gobierno que actualmente rige Tierra Santa. Los cristianos pueden visitarlo y ganar las preciosas indulgencias concedidas por los Romanos Pontífices a cuantos orasen en tan santo sitio.
Huerto de Getsemaní: Tanto la gruta en donde oró nuestro divino Redentor, que se conserva en su estado natural, como algunos de los olivos, que se cree son los mismos que existían en tiempo de la Pasión del Señor, están bajo la custodia de los ejemplares hijos del patriarca de Asís, en Jerusalén.
Piedra del torrente del Cedrón: Habiendo prendido al Señor, y llevándolo a la casa de Anás, al pasar por el torrente de Cedrón, la tradición dice que tiraron al Señor al fondo del torrente, dejando impresas las huellas de sus pies, rodillas, manos y cabeza sobre la durísima piedra que aún hoy se muestra a los peregrinos.
Cuerdas con que fue atado el Señor: Un pedazo importante se conserva en España, en la basílica del Escorial, y otro en Italia, en la catedral de Anaghi.
Casa de Anás:
En el lugar donde estuvo esta casa hay una iglesia y convento, ocupado por monjas armenias.
Casa de Caifás: En el lugar en que estuvo hay una iglesia, cuidada por los armenios: en ella se ve un calabozo muy reducido, en donde pasó algunas horas nuestro divino Salvador: allí mismo había una columna en la cual estuvo atado, y es la que hoy se venera en Roma, en la iglesia de santa Práxedes. En el altar que hay en el fondo del ábside de esa iglesia se ve la piedra que se puso a la puerta del sepulcro del Salvador.
Lienzo con que vendaron los ojos al Señor:
Se venera una parte en la iglesia de San Francisco á Ripa, en Roma.
Pretorio de Pilatos:
El lugar en donde estaba hoy día también estuvo ocupado por los musulmanes, pero los fieles ya pueden visitarle y ganar indulgencia plenaria orando allí.
Escala Santa:
Se llama así la que estando en el pretorio de Pilatos fue santificada y regada con la sangre de nuestro amable Salvador: tiene veintiocho gradas; se conserva en Roma, en la iglesia que lleva su nombre. Los fieles la suben de rodillas.
Columna de la flagelación:
La principal parte se conserva en Jerusalén en la capilla que los Padres Franciscanos tienen en el Santo Sepulcro; pero se veneran partes muy notables en las principales basílicas de Roma, en la basílica del Escorial en España y en la iglesia de San Marcos de Venecia.
Azotes:
Se veneran en la catedral de Anagni y en la Iglesia de Santa María in vía lata en Roma.
Corona de Espinas: Se venera en la Santa Capilla de Paris, pero sin espinas que han sido distribuidas por toda la cristiandad: en Roma son cerca de veinte las que reciben veneración pública: las iglesias que tienen más son las de San Marcos y Santa Praxénedes, las cuales conservan tres. En el Vaticano hay dos; en San Juan de Letrán una, etc. En España son muchas las que reciben veneración en diversas iglesias: en el Escorial se veneran once; Barcelona tiene la dicha de venerar varias, y en el célebre santuario de Montserrat se custodian dos.
Clámide: Se conserva parte en las iglesias de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Francisco à Ripa, en Roma.
Columna de los improperios: Se conserva en la iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén.
Arco del Ecce Homo:
Hoy día se ve gran parte de él en la magnífica iglesia que el celoso misionero Alfonso María de Ratisbona levantó en Jerusalén para las monjas de Sión, tras su conversión desde el judaísmo por gracia de Nuestra Señora.
Santa Faz:
La tradición común es que fueron tres las imágenes que quedaron en el velo de la Verónica, pero son muchísimas mas las que se veneran en la cristiandad. Las auténticas son: la que se venera en Roma, en la basílica de San Pedro; en España, en la catedral de Jaén, y en Venecia, en la iglesia de San Marcos. Las demás, aunque milagrosas, son tenidas como facsímiles o tocadas al original.
Puerta judiciaria:
Aún se ven en Jerusalén restos de esa Puerta, por donde pasó el divino Salvador yendo al Calvario.
Columna de la sentencia: Frente a la puerta judiciaria se ve hoy, guardada por los Padres Franciscanos, la gran columna donde, según la tradición, tuvieron a nuestro divino Salvador mientras hacían los preparativos para crucificarle.
Vestidos de Jesús: La túnica inconsútil se conserva en Argenteuil. Estudiada y contrastada con el Santo Sudario, las heridas coinciden y corroboran los relatos de la Pasión. Se guarda una similar en Tréveris, Alemania. El manto se repartió por la cristiandad, pero se conserva un importante trozo en la catedral de Anagni.
La santa Cruz: Pocas reliquias se han propagado por toda la tierra como la perteneciente al árbol santo en donde murió nuestro Redentor, pero de un modo especial se conservan aún partes insignes en las basílicas de San Pedro y santa Cruz de Jerusalén, en Roma; en la catedral de Anagni se venera también un pedazo muy notable, y en la cual se ve aun uno de los agujeros que se hicieron al crucificar a nuestro divino Salvador.
NOTA: En el Monasterio de Santo Toribio de Liébana (España) se conserva el pedazo más grande de la Cruz de Jesús perteneciente al madero del brazo izquierdo. Más información:
Clavos: La tradición enseña que fueron tres los que tuvieron suspendido al Salvador del mundo: uno entero se conserva en Santa Cruz de Jerusalén, en Roma; otro en la capilla del Palacio Real de Madrid, y otro se ha distribuido a diversas iglesias de la cristiandad. Además de esos clavos, se veneran otros que también eran de la cruz pues los brazos de la misma estaban clavados y el I.N.R.I. también.
I.N.R.I: La principal parte se halla en la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma; en san Juan de Letrán y en San Marcos de la misma ciudad santa se ven pedazos notables.
Esponja:
La principal parte se venera en la Santa capilla de París, pero se conservan partes en la basílica del Escorial, en España, y en las de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y Santa María Transtévere, en Roma.
Lienzos que cubrieron al Señor estando en la cruz:
Se veneran en San Juan de Letrán y en San Marcos, de la misma ciudad eterna.
La Lanza:
Esta, sin la punta, se venera en San Pedro de Roma: la punta, según afirma el Papa Benedicto XIV, desde el tiempo de San Luis se conserva en la Santa capilla de Paris.
Sangre y agua:
Es de fe que del costado se nuestro divino Salvador salió sangre y agua : entre las reliquias más insignes que se exponen a la pública veneración en la santa ciudad de Roma, se encuentra parte de la sangre, y agua que salió de su sagrado costado después de muerto, se conserva en la basílica de San Juan de Letrán. En la de San Marcos se expone un velo que se embebió en la misma sangre y agua.
Piedra de la unción:
Se venera en Jerusalén, en la iglesia del Santo Sepulcro.
Santo Sepulcro:
Dios ha querido que permaneciera en Jerusalén, siendo bajo todos los conceptos el sepulcro más glorioso que ha habido y habrá sobre la tierra. Muchas iglesias se glorían de tener pequeñas partes de tan glorioso monumento.
Sudarios y lienzos del Señor en el Santo Sepulcro:
Según la costumbre que tenían los hebreos al embalsama, varios eran los sudarios y lienzos que empleaban: así parece deducirse del evangelio de San Juan. En la iglesia de San Juan de Letrán se conserva uno de esos lienzos en que estuvo envuelta la cabeza del Señor en el Sepulcro. En las iglesias de San Marcos, de San Francisco á Ripa y en el Escorial, en España, se veneran partes de otros lienzos; pero los santos sudarios de Turín en Italia, Besancon en Francia y Santo Domingo de la Calzada en España, son los que de modo especial han sido venerados y admirados siendo el de Turín el que la ciencia certificó como autentificable por las notables corroboraciones históricas y prodigiosas cualidades del santo tejido.
REFLEXIÓN FINAL:
Si la emoción embarga nuestros corazones al contemplar la riqueza y significación de la presencia de tales reliquias, sólo cabe extender nuestro amor y comprensión a un paso más. Y es ineludible.¡Cuánto daríamos en este momento por ser trasladados - como Daniel al etíope - hasta cualquiera de estas reliquias! ¡Con qué gusto pasaríamos horas de rodillas venerando esos preciosos recuerdos del Salvador, que acaso fueron bendecidos por el roce de su tacto o que contienen parte de su Divina Sangre!
Y olvidamos, a un mismo tiempo, que quizás a pasos de nosotros, no muy lejos, tenemos al mismo Cristo presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. ¡A pocos minutos tenemos al mismo Cristo presente y tan vivo como cuando regó de gracias las preciosas reliquias que comentamos!
Contemplémosle ahora allí, donde le tenemos cerca. Meditemos en lo sólo y abandonado que se encuentra. Nadie peregrina hasta allí, nadie se arrodilla ante su sagrada Presencia. Pocos, muy pocos, parecen tener conciencia cabal de Él.
Vemos a tantos comulgar sin respeto, sin la debida compenetración que tal acto merece ¡Acto envidiado por los mismos ángeles, que no pueden comulgar! Es el mismo Cristo que viene a nosotros.
Mártires y santos, los mismos cruzados ofrecieron sus vidas por la conservación de las reliquias y lugares sagrados. Muchos prefirieron morir antes que verlas profanadas. ¿Cómo no querremos nosotros, hermanos en la fe e hijos de la Iglesia como ellos, ya no venerar las reliquias sino adorar a nuestro dulce y amable Salvador presente día y noche en la Sagrada Eucaristía?
Autor: P. Ignacio Acuña Duarte. S.J.
"PENSAD EN LA PASIÓN DE JESÚS"
"Te Adoramos Cristo y te Bendecimos,
porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo"
María, Madre de la Eucaristía
A.M.G.D y la B.V.M
(A Mayor Gloria de Dios y la Bienaventurada Virgen María)
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