Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
La historia de la
semana: ¿Occidente cambia la iglesia por las redes sociales?
Alfonso Basallo | Actuall
Recientemente publicábamos en Actuall que cuatro de cada diez
personas de todo el mundo se consideran no religiosas: lo que abarca a
indiferentes y ateas. Y no sólo en países de larga tradición antirreligiosa y
totalitaria como China o República Checa, sino también en países donde existe
libertad de credo como Reino Unido.
Lo pintoresco del caso es que, en Occidente, la gente ha dejado de ir a misa o de bautizar
a sus hijos pero tiene una fe ciega en el horóscopo -y no sale de casa sin
consultar lo que puede depararle su signo en materia de salud, trabajo y amor,
igual que antes no salía del portal sin hacer la señal de la cruz-.
Y gente hecha y derecha, con su master y sus tres idiomas,
asegura creer en la reencarnación (¿?) y esa fe entre comillas le lleva a
cambiar su vida -o al menos de hábitos alimenticios, y en su menú no entra la
ternera y el rabo de toro, sino el rábano cocido y la verdurita sin sal-.
Por no hablar de quienes le rezan a un billete de lotería, con
los párpados bien cerrados, con la misma fe con la que sus abuelas se dirigían
al cuadro de María Auxiliadora.
Eso la gente madura, los nacidos en los años 60, 70 y 80 de la
centuria pasada. Pero ¿y la generación del cambio de siglo? ¿son ateos o más
bien tiene una fe cibernética?
Las
cifras de crecimiento de la mayor red social (Facebook con 1.860 millones de
usuarios) y el nivel de las adicciones al móvil y a la tablet sugieren que
buena parte de la juventud de Occidente ha dado con un sucedáneo de creencia
con algunas de las características de la religión: capacidad de crear inmensas
comunidades por encima de raza, lengua, ideología; sentido de pertenencia a esa
comunidad; carácter universal; e incluso cierta ilusión de propiedades
taumatúrgicas -por la inmediatez para resolver determinados problemas-.
Lo acaba de decir Mark Zuckerberg, fundador de esa red social,
al señalar que la misión de Facebook es similar a la de una iglesia: generar un
espacio de unión entre los fieles y proyectar su deseo de un mundo mejor hacia
el resto de la sociedad
¿Es eso posible, más allá de la ‘boutade’ marketiniana de quien
lo único que pretende es colocar su producto en el mercado? ¿Son los jóvenes
‘feisbuqueros’ o ‘instagrameros’ los fieles de una nueva fe o mejor dicho
sucedáneo de fe?
Pablo González de Castejón ha entrevistado a varios
especialistas del campo de la sociología, la comunicación o las propias redes y
expone sus reflexiones en este reportaje que te adelanto como suscriptor de
Actuall
Hay opiniones de todos los gustos desde quienes sí que ven
analogías con el cristianismo, como el gurú de internet, Mario Tascón, pionero
del periodismo digital español (en El Mundo y El País), hasta un
ciber-escéptico como Fernando Sánchez Dragó que fustiga el carácter atomizador
y generador de discordia de las redes sociales.
Para nosotros, las redes sociales son -como todo- un arma de
doble filo, con fabulosas potencialidades en el mundo de la comunicación,
muchas de ellas beneficiosas para la sociedad. Pero con sus riesgos, algunos
harto evidentes.
Respecto al reemplazamiento del cristianismo por “religiones
sustitutas”… quien mejor lo ha sabido formular es el gran ensayista George
Steiner. Él se refiere, sobre todo al
marxismo y al psicoanálisis de Freud, que con su pretensión de totalidad -de
querer explicar el sentido de la vida-, han llenado en los últimos dos siglos
el vacío dejado en Occidente por la crisis del cristianismo.
El problema es que lo han llenado falsamente, trocando la fe
sobrenatural en espejismos que lejos de traer el paraíso en la Tierra han
traído infiernos.
Te recomiendo el ensayo de Steiner, de título elocuente
Nostalgia del absoluto (133 páginas). Aunque sea un libro de la era de
Gutenberg… lo puedes descargar de internet. No todo van a ser inconvenientes.
Muchas gracias por seguirnos.
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Alfonso Basallo | Actuall
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