D. Jesús Mateo es un sacerdote amigo de Valladolid, que me manda
diariamente un lindo comentario del
Evangelio. Pienso que vale la pena compartirlo con los sacerdotes y con los seglares que lo soliciten. Lo pongo todos
los días en dos de mis Blogs católicos. Franja
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29 de diciembre, martes de 2020
Comentario del Evangelio: "Y A TI, MARÍA, UNA ESPADA TE TRASPASARÁ EL ALMA” (Lc 2, 22-35)
La Sagrada Familia sube a Jerusalén, como buenos y piadosos
israelitas, con el fin de cumplir con dos prescripciones de la Ley de Moisés:
Purificación de la madre, (la Virgen no estaba obligada pero quiso someterse a
la ley) , y Presentación y rescate del primogénito.
En el Templo se encontraba el anciano Simeón que había recibido
la revelación de Dios que no moriría sin haber visto antes al Mesías.
"Al entrar el Niño Jesús con sus padres, lo tomó en sus
brazos y bendijo a Dios diciendo:
Ahora, Señor, me puedes dejar a tu siervo irse en paz...porque mis ojos han visto a tu Salvador al que has puesto ante la faz de todos los pueblos, como luz que ilumine a los gentiles y gloria de Israel, tu pueblo".
No me puedo imaginar lo que sentirían la Virgen y San José. El
Evangelio dice que se "admiraban" de lo que decía del niño.
Se mirarían llenos de una gran alegría y de un gran gozo por las
alabanzas que el anciano Simeón hacía del Niño.
Para unos padres la mayor alegría es que hablen bien de su hijo. La Virgen y San José quedaron sorprendidos y admirados de lo que decía del Niño el anciano Simeón.
Pero..., no menos les impresionó lo que a continuación le manifestó a María su Madre:
"Mira, le dijo, éste ha sido puesto para ruina y
resurrección de muchos en Israel, y para signo de contradicción, y a tu misma alma
la traspasará una espada".
¡¡¡QUÉ POCO DURÓ LA ALEGRÍA!!!
¿Qué sentiría la Virgen en este momento?
No lo iba a poder olvidar en su vida. Siempre lo iba a tener
presente. Su alma, desde este instante, quedó traspasada por una espada.
Me impresiona el dolor tan intenso de María, Madre
jovencísima...al pensar en el sufrimiento que le esperaba a su Niño. Sufría por
él. ¿Qué será de mi hijo? pensaba
Es un dolor inenarrable que traspasa su alma; es un dolor de Madre- Corredentora unida a los sufrimientos de su Hijo.
Nos unimos al dolor de la Virgen. Desde este momento "una
espada traspasó su alma".
El dolor de la muerte de los niños inocentes, también fue dolor de María.
Queremos
compartir con Ella este dolor, en medio de la alegría de Navidad
Que Dios pague este
esfuerzo diario y que Santa María la Virgen no nos abandone nunca. Que el Señor nos bendiga y nos guarde.
Un abrazo. Franja.
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Confeccionado o adaptado por Franja para ponerle en dos de los
Blogs católicos de Javier Olivares. baionés jubilado. Baiona.
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A tu misma alma la traspasará una espada".
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