Santa Maria de Baiona diócesis tuy- vigo
DECÁLOGO, para leer con provecho
Fuí a internet y econtré la Pagina de la
Diócesis de Querétaro de Mejico,
y de allí saque el Decálo siguiente:
Decálogo para leer con provecho la Biblia
Se trata de un decálogo escrito por Monseñor Mario de Gasperín
Gasperín, un reconocido biblista y obispo de Querétaro (México)…
Libro de la Biblia
1. Nunca creer que somos los primeros que han leído la Santa Escritura.
Muchos, muchísimos a través de los siglos la han leído, meditado, vivido,
transmitido. Los mejores intérpretes de la Biblia son los santos.
2. La Escritura
es el libro de la comunidad eclesial. Nuestra lectura, aunque sea a solas,
jamás podrá ser en solitario. Para leerla con provecho, hay que insertarse en
la gran corriente eclesial que conduce y guía el Espíritu Santo.
3. La Biblia
es “Alguien”. Por eso se lee y celebra a la vez. La lectura mejor de la Biblia es la que se hace en
la Liturgia.
4. El centro de la Santa Escritura es Cristo; por eso, todo debe
leerse bajo la mirada de Cristo y cumplido en Cristo. Cristo es la clave
interpretativa de la
Santa Escritura.
5. Nunca olvidar que en la Biblia encontramos hechos y dichos, obras y
palabras íntimamente unidas unas con otras; las palabras anuncian e iluminan
los hechos, y los hechos realizan y confirman las palabras.
6. Una manera práctica y provechosa de leer la Escritura es comenzar
con los santos Evangelios, seguir con los Hechos y las Cartas e ir entreverando
con algún libro del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Jueces, Samuel,
etcétera… No querer leer el libro del Levítico de corrido, por ejemplo. Los
Salmos deben ser el libro de oración de los grupos bíblicos. Los profetas son
el “alma” del Antiguo Testamento: hay que dedicarles un estudio especial.
7. La Biblia
se conquista como la ciudad de Jericó: dándole vueltas. Por eso, es bueno leer
los lugares paralelos. Es un método entretenido, pero muy provechoso. Un texto
esclarece al otro, según aquello de San Agustín: “El Antiguo Testamento queda
patente en el Nuevo y el Nuevo está latente en el Antiguo”.
8. La Biblia
debe leerse y meditarse con el mismo Espíritu con que fue escrita. El Espíritu
Santo es su autor principal y es su principal intérprete. Hay que invocarlo
siempre antes de comenzar a leerla y al final, dar gracias.
9. Nunca debe utilizarse la Santa Biblia para criticar y condenar a los
demás.
10. Todo texto bíblico tiene un contexto histórico donde se originó
y un contexto literario donde se escribió. Un texto bíblico, fuera de su
contexto histórico y literario, es un pretexto para manipular la Palabra de Dios. Esto es
tomar el nombre de Dios en vano.
Mons. Mario De Gasperín Gasperín
Obispo de
Querétaro
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LA FE 2013
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