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domingo, 8 de septiembre de 2013

Dia 8 de septiembre, Fiesta – Natividad de Nuestra Señora

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Domingo 8
El cumpleaños de la Santísima Virgen
        La Iglesia celebra ordinariamente el aniversario del paso al Cielo de los hombres. La fiesta que hoy celebramos es una de las pocas en las que quiere reconocer de modo público y solemne la llegada a la tierra de uno de sus hijos. La que iba a ser la Madre de Dios viene al mundo, con lo que se aproxima ya la plenitud de los tiempos, en palabras de san Pablo. El momento central de la historia, marcado por la llegada de Dios hecho hombre a la misma historia, es ya inminente, por cuanto la que sería su Madre ha nacido. Es de justicia, pues, alegarse. Debemos celebrar una fiesta 
que ponga de manifiesto la alegría de los hombres, 
que reconocemos el gran don recibido.
         Se trata, ante todo, del amor insondable de Dios por su criatura humana. No nos abandona a pesar de nuestros pecados, tan inmenso es su amor. Un amor, ciertamente divino, pero con manifestaciones de Hombre, de Mujer; así es un amor-cariño, un amor que podemos entender, aunque lo reconozcamos en manifestaciones sublimes, que se nos muestran como inalcanzables. Jesús y María nos han querido a los hombres y nos quieren a cada uno como nadie más puede hacerlo. Y es un cariño real, efectivo, cuyas gratas manifestaciones podemos llegar a notar todos, y las notaríamos más, desde luego, si tratáramos de ser todavía 
más consecuentes con nuestra fe.
        Es un día, hoy, para ensalzar como nunca a nuestra Madre del Cielo. Con su Nacimiento –también, antes, con su Concepción Inmaculada- se concreta, por así decir, su realidad como la más dichosa de las criaturas, y su existencia en favor de la humanidad. ¡Ha nacido la Llena de Gracia! ¡Está entre nosotros la Bendita entre las mujeres!, recordamos hoy. Y nos alegramos, como lo hacemos en un cumpleaños, por haber conocido y por contar con la amistad o con la proximidad familiar y el afecto de quien celebra sus años. Porque María es Madre de todos los hombres, sin excepción; aunque, si nos reconocemos discípulos de su Hijo, somos capaces de valorar más todavía su maternidad.
        Es difícil imaginarse la vida cristiana, camino de los hijos hacia la casa del Padre, sin una Madre que –sencillamente- nos quiera. Si los cristianos somos los hijos de Dios, hijos que –como quiere Jesús- deben permanecer siempre niños, parece muy conveniente que contemos también con una Madre para nuestra vida de relación con Él. En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos, nos advirtió el Señor. Muchas veces hemos considerado que la madurez y responsabilidad humanas no se oponen en absoluto a la infancia espiritual, imprescindible, según Cristo, para ganar el Reino de los Cielos. Siendo, pues, tan necesaria la infancia, 
no podemos vivir sin Madre. 
        Muy conscientes de nuestra condición y, por tanto, de la debilidad que padecemos como consecuencia del pecado, actuamos de ordinario en nuestro afán por ser santos como los niños, que cuentan en todo con la experiencia y la capacidad de sus padres. Y, como suele suceder en nuestras familias, los niños se apoyan sobre todo en la madre mientras son muy pequeños. Pues así, muy pequeños, debemos ser siempre ante Dios. La confianza que inspira una madre impulsa a apoyarse en su ayuda: en todo momento accesible y acogedora, aunque la conducta del pequeño no lo merezca. Así María, Madre nuestra, es otra manifestación del amor que Dios nos tiene, que desea que en ningún caso desconfiemos de su Gracia. Es lógico, pues, que nos alegramos, inmensamente agradecidos, por tener a María –Madre poderosa y de consuelo– para todas las necesidades del alma y también del cuerpo. 
        Le rendimos asimismo nuestro homenaje por ser la Llena de Gracia. Es otro modo de reconocer la omnipotencia y bondad divinas. Como recuerda con frecuencia en la Liturgia de la Iglesia, a propósito del culto que rendimos a los Bienaventurados, alabamos a Dios diciendo: manifiestas Tu gloria en la asamblea de los santos y al coronar sus méritos coronas tu propia Obra. Dios, en efecto, muestra de modo más espléndido su perfección y el amor a sus hijos, cuando en ellos resplandece la virtud y gloria que han logrado correspondiendo a su Gracia. Así, María, Llena de Gracia, al corresponder plenamente a Dios es, entre las criaturas, la imagen más excelsa de la divinidad, quien más gloria da a Dios. 
        En su fiesta de cumpleaños queremos hacerle, con amor, el regalo que nos aconsejaba san Josemaría cuando afirmaba que el amor a nuestra Madre será soplo que encienda en lumbre viva las brasas de virtudes que están ocultas en el rescoldo de tu tibieza. Que nada agrada tanto a una madre 
como ver a sus hijos mejores y felices.
Luis de Moya 

Fiesta – Natividad de Nuestra Señora
Esta fiesta mariana tiene su origen en la dedicación de una iglesia en Jerusalén, pues la piedad cristiana siempre ha venerado a las personas y acontecimientos que han preparado el nacimiento de Jesús.  María ocupa un lugar privilegiado, y su nacimiento es motivo de gozo profundo.  En esta basílica, que había de convertirse en la iglesia de Santa Ana (siglo XII), san Juan Damasceno saludó a la Virgen niña: "Dios te salve, Probática, santuario divino de la Madre de Dios … ¡Dios te salve, María, dulcísima hija de Ana!". Aunque el Nuevo Testamento no reporta datos directos sobre la vida de la Virgen María, una tradición oriental veneró su nacimiento desde mediados del siglo V, ubicándolo en el sitio de la actual Basílica de "Santa Ana", en Jerusalén. La fiesta pasó a Roma en el siglo VII y fue apoyada por el Papa Sergio I. Su fecha de celebración no tiene un origen claro, pero motivó que la fiesta de "La Inmaculada Concepción" se celebrara el 8 de diciembre (9 meses antes). El Papa Pío X quitó esta celebración del grupo de las fiestas de precepto.

El HIMNO DE LAUDES
DE LA FIESTA DE ESTE DÍA, CANTA:
Himno:
Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que con ser estrella, es tal,
 que el mismo Sol nace de ella.

De Ana y de Joaquin, oriente
de aquella estrella divina,
sale su luz clara y digna
 de ser pura eternamente:

 el alba más clara y bella
 no le puede ser igual,
que, al ser estrella, es tal,
 que el mismo Sol nace de ella.

 No le iguala lumbre alguna
 de cuantas bordan el cielo,
 porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:

 nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
 que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella".
**
Y de vísperas no es menos encantador:
II
Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Canten hoy pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella
es por quien la gracia tienen.

Dignan, Señora de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.

Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen Señor
y ensáyense desde ahora,
para cuando venga Dios.

Y nosotros que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también
el corazón y las manos.

Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios.
 Amén.

En estas dos encantadoras poesías se halla sintetizada la rica espiritualidad de este día.
Hoy celebramos la fiesta el venturoso  nacimiento de la Virgen María, de la cual nacerá el mismo Hijo de Dios que nos traerá la salvación.

A María recien nacida la piropean: La Palabra de Dios: "Eres toda bella, oh María... Mi elegida es Toda bella como la nieve de Líbano...¿Quién es esta que avanza como un sol...?".

Y el día de su fiesta la saluda la Liturgia: "Celebramos el nacimiento de la Virgen María...Celebramos con gozo...,,Quién es esta que se asoma como alba? Cantamos de todo corazón la gloria de Cristo, en esta festividad del Nacimiento de la Virgen María... Hoy es el Nacimiento de María Santísima, cuya vida ilustra de esplendor a toda la Iglesia...Hoy ha nacido la Virgen María del linaje de David. Por ella vino la salvación del mundo a los creyentes, y por su vida gloriosa todo el orbe quedó iluminado...Tu nacimiento, Virgen Madre de Dios, anunció la alegría de todo el mundo"...
Todos los textos de la Liturgia de las Horas y de la Eucaristía son piropos a esta Mujer sencilla y humilde,pero a la vez la mas grande que jamas vieron los siglos,que acaba de nacer...¡Felicidades, Madre! Felicidades por Ti, por tu nacimiento. Felicidades, Madre, porque ibas creciendo en el oscuro camino de la fe.Felicidades, Virgen peregrina, porque nos enseñas la ruta de la santidad. Felicidades, Madre, porque un día, un mes, en un lugar, de unos padres...naciste como cualquiera de nosotros y sin embargo de Ti nacerá el Salvador del mundo unos años después. Felicidades a la pobre de Nazareth. Felicidades, Madre, porque todos felicitarán "a la amada, la paloma única, la perfecta".Felicidades, Madre, porque eres la cima, la altura donde reside la divinidad. Felicidades, Madre, porque eres la "Tierra de delicias".Felicidades, Madre, porque eres la Madre de Dios y ...mía también.
***
Texto de Rafael María López-Melús, Carmelita
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Así comenzaba la Novena de la Virgen del Portal, que se rezaba en esta fiesta y que decía así
en la primera oración:
Soberana Emperatriz de cielos y tierra, en cuyo glorioso nacimiento rayó al mundo la hermosísima aurora. en cuyos brazos había de nacer el Sol de Justicia, Jesucristo, Señor nuestro. Que viniste al mundo llena de gracias y privilegios del Altísimo, desde aquel punto en el que todos los hombres sentimos las tristes resultas del pecado original... 
Y la Novena continuaba en un lenguaje teológico admirable...
Franja.

Hoy, día 8 de septiembre en Ribadavia


Capilla de la Virgen del Portal



Imagen de la Virgen del Portal de Ribadavia-Orense,
pueblo natal del que confecciona este Blog.
Franja.
Día 8 de septiembre. 
Procesión dela Virgen del Portal en Ribadavia 
Procesión de la Virgen del Portal,
Patrona del Ribeiro 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Santísima Virgen María acoge mi plegaria hoy día de tú Santo Nombre,donde todas las naciones del mundo
nos hemos unido en oración por la paz del mundo.
Has Madre que tú Divina Gracia y el amor de tú Hijo Salvador de las Naciones,nos envíe a través del Espíritu Santo lo que todos deseamos en estos momentos de incertidumbre,esa paz de la que no gozan muchos inocentes en estos día de desconsuelo.Has que sé acabe el odio y los rencores que hay entre la humanidad,y que seamos
capaces de amarnos unos a los otros como Dios nos ama.

Blog Católico de Javier Olivares, jubilado dijo...

Lo único que puedo añadir a la oración presente es: AMÉN.

Dios desea que le abramos la puerta. Él respeta nuestra libertad y desea que nosotros, ayudados por Él, pongamos nuestra parte. Sin Dios no se puede conseguir la paz. Franja

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