Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
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D. Jesús Mateo me envía todos los días un
comentario del Evangelio que lo encuentro muy aprovechable para los sacerdotes
y para algunos laicos con vida interior y deseos de mejorar su vida cristiana.
Por eso lo incluyo en un blog de internet, que hace tiempo está
haciendo difusión del bien. Al menos esa es mi intención.
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1 de Noviembre, Viernes de 2019.
Comentario: SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS (Mt 5, 1-12)
Voy a comenzar hoy haciéndote una pregunta:
¿Qué es para ti esta fiesta?
¿Es una de las que con mayor alegría celebras?
¿Felicitas, hoy, a los
Santos de tu familia, que ya están en el
Cielo?
O, por el contrario, ¿Vas
al Cementerio solamente a llorar, olvidándote de que estamos "
celebrando" su fiesta, la fiesta de LOS SANTOS?
Hoy es su fiesta y es "nuestra "fiesta porque por
El Bautismo la santidad de Dios ha "tocado" nuestra
vida.
Nosotros somos pecadores, no somos perfectos, pero Dios nos ha elegido, nos llama por nuestro
nombre, y nos quiere santos.
Podemos comparar a los santos, con las vidrieras de las Iglesias
y catedrales que dejan entrar la luz en diversas tonalidades de color.
Esos son los santos. Personas que recibieron la luz de Dios y la
transmitieron al mundo, cada uno según
su propia "tonalidad", "nacion", "lengua",
"color"...
Una nota en común de los Santos: que todos fueron
"transparentes"; "luceros" en medio del mundo.
Quizás te hagas estas preguntas, ¿ Pero no tuvieron pecados?
¿Fueron perfectos toda su vida?
Es fácil responderte.
Tuvieron pecados, miserias y defectos como tú
y yo, pero se levantaron de sus caídas
y perseveraron en el amor a Dios.
Pienso que me puedes estar poniendo una objeción: "Yo no
puedo vivir las Bienaventuranzas; yo no puedo ser santo".
Te refuto tu pensamiento con
dos razones.
Por el Sacramento del Bautismo
nos hacemos hijos de Dios, llamados a la santidad
Cierto; tú sólo no puedes; pero con la gracia de Dios, sí. Te
recuerdo las palabras de San Pablo:
"Todo lo puedo en Aquel que me conforta".
Segundo, los santos fueron de carne y hueso como tú y yo. Se santificaron
en medio del mundo, con una vida ordinaria, sencilla.
Además tú los has
conocido. Han vivido contigo. Han sido y son de tu familia.
Si tienes a tu madre en la otra vida, ¿no crees que era una
santa?
Y lo mismo tu padre, tus hermanos, tus abuelos, tus amigos...
¡ PODEMOS SER SANTOS!
¡¡DEBEMOS SER SANTOS!!
Jesús Mateo. Sacerdote
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Pidamos a la Virgen María que no decaiga este deseo de buscar el
bien espiritual de los amigos. Franja.
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Confeccionado en este blog por Franja.
Felicidades a D. JESÚS Mateo por su esfuerzo
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