Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
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Jesús Mateo, es un
Sacerdote amigo de Valladolid, que me manda diariamente un lindo comentario del Evangelio, que vale
la pena meditarlo y también compartirlo,
además de con los sacerdotes, con los
seglares que lo soliciten. Lo pongo también todos los días en dos de mis Blogs
católicos. Franja
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1 de Junio, lunes de 2020
Comentario: "MUJER,
AHÍ TIENES A TU HIJO".(Jn 19, 25-30)
LA BIENAVENTURADA VIRGEN
MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA.
El Papa Francisco ha
establecido en el calendario católico lo que San Pablo VI proclamó durante el Concilio Vaticano II sobre la Virgen:
MARIA, MADRE DE LA
IGLESIA.
Y lo celebramos
precisamente hoy, el día siguiente a Pentecostés, en el que Ella ejerció como verdadera Madre de la Iglesia naciente,
en medio de los Apóstoles.
¡Qué bien actuó la Virgen
en el Cenáculo!
Pienso que era la única
que estaba convencida de la venida del Espíritu Santo. Ella fue preparando el
corazón de los Apóstoles, que estaban con miedo; con las puertas y ventanas
cerradas pensando que podían ser detenidos, encarcelados y torturados como el
Maestro.
Quiero imaginarme la
alegría de Nuestra Señora con la Venida del Espíritu Santo sobre la cabeza de
los Apóstoles, de los discípulos y de las santas mujeres, y la conversión de
todos y cada uno de ellos.
Rebosaría de gozo al
"ver" que se convirtieron y se bautizaron ese día tres mil personas
por la predicación de San Pedro.
(Pedid conmigo, a San
Pedro, que nos dé a los sacerdotes su "garra" para convertir,
predicar, sí, repito, con la garra, con la fe y la fortaleza con la que él
predicó inspirado por el Espíritu Santo).
Hoy la Virgen, Madre de
la Iglesia, Esposa del Espiritu Santo, nos llena de ilusión, de esperanza y de optimismo.
¡¡¡PODEMOS CAMBIAR!!!
No. No es verdad lo que
decimos a veces: "Yo nunca seré santo; no puedo cambiar; tengo tantos
defectos..."
Es verdad. Tenemos muchos
defectos y sólo por nuestro propio esfuerzo no podemos cambiar. Pero no te
olvides que con la gracia de Dios puedes llegar a ser santo; puedes cambiar;
puedes superar tus defectos.
El Espíritu Santo nos
puede cambiar como a San Pedro y a los demás Apóstoles y discípulos. De las
ciento veinte personas que estaban en el Cenáculo, he escuchado estos
días, ninguna se quedó sin conversión.
Estamos en Pentecostés. El
Espíritu Santo nos puede cambiar. Es cuestión de dejarle actuar.
Contamos con la ayuda de
Nuestra Señora, Madre de la Iglesia: ¡Con Ella, qué fácil!
Jesús Mateo. Sacerdote.
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Que Dios pague este esfuerzo diario y que Santa María la Virgen
no nos abandone nunca. Franja.
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Confeccionado por Franja.
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