D. Jesús Mateo me envía el presenta comentario:
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4 de Septiembre, viernes de 2021
COMENTARIO " DIJO JESÚS A LOS FARISEOS: EL HIJO DEL HOMBRE, ES SEÑOR DEL SÁBADO" (Lc 6, 1-5).
El Evangelio de hoy es corto y no muy conocido, por eso lo copio:
"Un sábado iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos. Unos fariseos dijeron: ¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido? Respondiendo Jesús les dijo: No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que sólo está permitidocomer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él. Y les decía: El Hijo del Hombre es señor del sábado".
Para el pueblo judío el sábado era muy importante. Recordaban que el séptimo día, Dios Creador descansó. Al mismo tiempo en agradecimiento a la liberación del pueblo de Egipto, los sábados se abstenían de trabajar. Tenian tantas prohibiciones de actividades que no podían realizar, que habían caído en una casuística que les hacía olvidar el sentido del descanso. Jesucristo critica esta actitud tan estricta, meramente legalista y sin amor. Los cristianos cambiamos el descanso del sábado por el Domingo, por ser el dia de la Resurrección del Señor; el día de la verdadera liberación del pecado y de la muerte.
El Domingo es el día de los cristianos, es nuestro día; es el día del Señor. Jesús nos alcanzó con su Resurrección la victoria sobre el pecado y la muerte.
Como afirma el Concilio Vaticano II: "La Iglesia por una tradición apostólica que trae su origen desde el mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón día del Señor o Domingo".
El Papa Emérito, Benedicto XVI dice: Tenemos que redescubrir la alegría del domingo cristiano. Tenemos que redescubrir con orgullo el privilegio de poder participar en la Eucaristía y que ésta sea el centro de la vida cristiana y sacar de la participación en la Eucaristía el empuje necesario para un nuevo compromiso en el mundo de Cristo "nuestra paz" (Ef 2, 14).
Nos podemos preguntar: ¿Es la Santa Misa, en nuestra vida, el centro del Domingo? ¿Es el día de la familia y del descanso? ¿Bendecimos la mesa a la hora de comer? ¿Vamos juntos, la familia, a participar en la Santa
Jesús Mateo. Sacerdote
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Que Dios pague ese esfuerzo diario y que Santa María la Virgen no nos abandone nunca.
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