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domingo, 24 de octubre de 2021

COMENTARIO DEL EVANGELIO: CUANDO JESÚS, A LA SALIDA DE JERICÓ CON SUS DISCÍPULOS, "BARTIMEO, UN MENDIGO CIEGO, GRITÓ: JESUS, HIJO DE DAVID: TEN COMPASIÓN DE MÍ". (Mc 10, 46-52).

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D. Jesús Mateo  me  manda todos los días un comentario del EVANGELIO para editarlo en el Blog católico de Javier Olivares, baionés jubilado, Baiona. Lo hago con gran placer por el bien que hace su difusión por el formato de Blog. P. Franja

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24 de octubre, domingo 2021

COMENTARIO DEL EVANGELIO: CUANDO JESÚS, A LA SALIDA DE JERICÓ CON SUS DISCÍPULOS, "BARTIMEO, UN MENDIGO CIEGO, GRITÓ: JESUS, HIJO DE DAVID: TEN COMPASIÓN DE MÍ". (Mc 10, 46-52). 

El Evangelio de hoy me encanta. Tiene vida y actualidad. Son dos los protagonistas: Jesús y Bartimeo. La escena tuvo lugar a la salida de Jericó. Bartimeo era un mendigo ciego que estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.

¡Qué oración más bonita la de este ciego y, qué jaculatoria más hermosa para que la repitamos, tú y yo, con mucha frecuencia!

Los que estaban junto a él "le reprendían para que se callara". No tenían razón al mandarle callar. Algo parecido nos puede ocurrir a ti y a mí. 

Nos mandan callar el ambiente, las pasiones, lo que nos rodea. Todos ellos nos dicen: calla, no te preocupes de tu vida espiritual,  pasa de todo, no pasa nada por no ir a Misa ni por no comulgar ni confesar...

Bartimeo no hizo caso. Todo lo contrario: Empezó a gritar más y a llamar a Jesús con más fuerza e insistencia. ¡Qué bien actúa este ciego! Vamos nosotros a imitarle: pedir, gritar, orar, llamar a Jesús hasta que nos oiga, escuche y nos llame. Así le ocurrió a Bartimeo.

Jesús le escuchó y dijo: LLAMADLE!!!. ¿Os imagináis la alegría de este ciego al decirle que Jesús le llamaba? Lo que dice el Evangelio a mí me maravilla: "Él, arrojando su manto dio un salto y se acercó a Jesús".

Fijaos cómo actúa. Arroja su manto que es lo único que tiene. Da un salto con peligro de caerse y se acerca a Jesús. Un buen ejemplo para nosotros. Hemos de arrojar todo lo que nos estorbe para ir a Jesús: pereza, egoísmo, tibieza, soberbia, pecado.

Y empieza un diálogo maravilloso entre Jesús y Bartimeo: ¿Qué quieres que te haga? Le pregunta Jesús. Y el ciego responde: "Que vea". Y Jesús le dice: Anda, tu fe te ha salvado. Y al instante recobró la vista y le seguía por el camino.

También nosotros, tú y yo, le pedimos: "Señor, que vea. Señor, que veamos. Señor, que vean".

Jesús Mateo. Sacerdote.

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Que Santa María nos acompañe siempre con S. José

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"Señor, que vea. 

Señor, que veamos. 

Señor, que vean".

Porque somos ciegos!!!

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