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jueves, 18 de abril de 2019

Comentario al VIERNES SANTO «JESÚS, DANDO UN FUERTE GRITO EXPIRÓ» (Mc 15, 37).

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona


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D. Jesús Mateo, es un sacerdote amigo de Valladolid, que se dedica pacientemente a mandarnos un pequeño comentario del Evangelio de la liturgia del día. Y como es muy corto y enjundioso os hago participes. Franja

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Comentario al 
VIERNES SANTO

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«JESÚS, DANDO UN FUERTE GRITO EXPIRÓ» (Mc 15, 37).

Hoy es un día triste, muy triste:
«Muere el Señor».
Es un día para «llorar, amar y rezar».

Te invito a que cojas, entre tus manos, un Crucifijo y lo beses y
medites, entre lágrimas, la muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

Te invito también a meditar esta consideración que hice (año 2015. Valladolid) ante el Cristo Yacente:

«Señor te miro de cerca y me estremezco al verte desfigurado, roto.
Veo tu cara deshecha, con moratones, llena de salivazos y de sangre; todo llagado. Se notan los bofetones y los azotes que te dieron. Veo tu cuerpo abierto, lleno de heridas;  tus manos y tus pies taladrados;  tu costado y tu corazón traspasados por una lanza.
¡Jesús, estás hecho una piltrafa!

¿Quién te ha hecho esto?
¿Quién te ha dejado así?

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A Ti,  que eres el más bello de los hijos de los hombres: perfecto Dios y perfecto hombre. A Ti,  de quién dijo un día una mujer del pueblo:

«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron» (Lc 11, 27-28).

¿Cómo estás así? ¿Quién o quiénes son los culpables?  ¡Dímelo! Sí,
¡Dímelo!

¡Perdón! Perdón...

No. No me lo digas.
Yo lo sé.

No solo ha sido lo de la furia de los sacerdotes, la envidia de los escribas y los fariseos, ni la ignorancia y maldad de la multitud enfurecida y loca que pidió a gritos tu condenación, ni la crueldad de los soldados que te azotaron, te coronaron de espinas y te crucificaron sin piedad.
No, no solo han sido ellos...

hemos sido nosotros,  tus amigos que te dimos la espalda que te pospusimos a Barrabás; nosotros que gritamos: ¡Crucifícalo!  ¡Crucifícalo!  Hemos sido nosotros: nuestros pecados, nuestra vida tibia, los que te han puesto así.

Perdónanos, Señor. Perdónanos,  Oh Santo Cristo Yacente.

Jesús Mateo. Sacerdote.


Que Dios pague ese esfuerzo diario y que Santa María la Virgen no nos abandone nunca. Franja. 


Confeccionado por Franja


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