D. Jesús Mateo es un
sacerdote amigo de Valladolid, que me manda diariamente un lindo comentario del Evangelio. Pienso que
vale la pena compartirlo con los sacerdotes y con los seglares que lo soliciten. Lo pongo todos
los días en tres de mis Blogs católicos. P. Franja
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3 de abril,
domingo 2022
COMENTARIO: A LA MUJER
COGIDA EN FLAGRANTE ADULTERIO: "JESÚS LE PREGUNTÓ: ¿NINGUNO TE HA
CONDENADO? ELLA CONTESTÓ: NINGUNO, SEÑOR. JESÚS DIJO: TAMPOCO YO TE CONDENO.
ANDA, Y EN ADELANTE NO PEQUES MÁS". (Jn 8, 1-11).
Es maravilloso este
Evangelio. Es una perla, un tesoro. Vemos a Jesucristo compasivo, perdonador,
misericordioso; defensor de los débiles y salvador de los pecadores.
Como sabes, el Apóstol
y Evangelista San Juan al narrar esta escena nos presenta a los escribas y
fariseos, malos de corazón, que llevan a Jesús a una mujer sorprendida en
flagrante adulterio. Le hacen a Jesús una pregunta capciosa: ¿qué deben hacer
con ella, apedrearla, según dice la Ley de Moisés o perdonarla?
Esperan la respuesta.
Si la absuelve le acusarán de que va contra la Ley de Moisés, y si la condena
dirán que no tiene corazón y por eso mismo no puede ser el Mesías. Jesús les
contestó diciendo que el que estuviese sin pecado le arrojase la primera piedra. Ellos, empezando por los más
viejos, se fueron retirando uno tras otro.
El Señor se quedó sólo
con la mujer. Me impacta esta escena. ¡¡¡Pobre mujer!!! ¡¡¡Estaría asustada y
avergonzada!!! ¿Qué hará y qué dirá el Señor? La mira con cariño, con amor y
con perdón. ¡¡¡Qué bueno es Jesús!!! No la echa su pecado en cara. No la riñe.
No la avergüenza.
La llama, con ternura, mujer y la pregunta: ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado? Nadie, Señor. Jesús le dijo: Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más". Qué alivio y qué alegría para aquella mujer. No lo olvidaría en su vida. Es impresionante esta escena. Es una maravilla. Me llega al alma la delicadeza de Jesús.
Qué bueno eres Señor.
Todo lo perdonas. Todo lo olvidas. Tu misericordia y tu ternura son inmensas. Así
te portas conmigo cada vez que te pido perdón, cada vez que me confieso. Gracias,
gracias, gracias, Dios mío, por el Sacramento de la Confesión.
Jesús Mateo.
Sacerdote.
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Que Dios pague
este esfuerzo diario y que Santa María
la Virgen con su Castísimo esposo San
José no nos abandone nunca. Que el Señor
nos bendiga y nos guarde. Un abrazo. P.
Franja.
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Confeccionado en el
Blog de Franja
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