Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
EL ORFEBRE DE LA VIDA
Un rey poseía
un diamante muy valioso, uno de los más raros y perfectos del mundo. Un día el
diamante cayó desde una gran altura y la superficie se rayó en una de sus
caras.
El rey llamó a
los mejores joyeros y orfebres del continente, para que intentaran corregir la
imperfección. Sin embargo, todos coincidieron en que no podrían retirar el
arañazo sin cortar una buena parte de la superficie, reduciendo así el peso y
el valor del diamante.
Finalmente,
apareció un orfebre, no tan famoso, que afirmó que podría reparar el diamante sin
problemas:
- Observé mucho
al mayor orfebre de todos y, con él, aprendí mucho. Puedo garantizarle que
sabré reparar el diamante sin reducir su valor.
Su confianza
era tanta que, convencido, el rey entregó el diamante al hombre.
Después de
algunos días, el orfebre volvió con el diamante y se lo mostró al Rey. Éste
quedó gratamente sorprendido al descubrir que el arañazo tan feo había
desaparecido y en su lugar, había sido tallada una bella rosa.
El arañazo
anterior se había vuelto el tallo de una bella flor!
El rey,
entusiasmado, dijo al orfebre:
- ¡Qué bello
trabajo, qué óptima idea! Dígame, ¿quién es ese gran orfebre que es su maestro?
Y el orfebre
respondió:
- Dios, el
orfebre de la vida.
-Dios está
siempre con nosotros, si se lo permitimos, transformando nuestros arañazos en
algo bello.
Recogido en
2 comentarios:
Preciosa reflexión. Me ha gustado mucho. Lo cierto es que de los arañazos de la vida, que en un principio nos duelen, al final siempre se pueden obtener de ellos caminos nuevos e inesperados. ¡Dios sabe más!
Estoy contigo y me alegro de que pienses así. A veces pensamos que las cosas se nos tuercen y al final es Dios que sabe más.
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