Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Un cartel precioso para aprender
Tengo que reconocer que los L.C. están haciendo mucho bien con sus escritos claros y formativos. Yo les he encomendado en los momentos difíciles.
El P. Dennis Doren LC es una muestra clara. Por eso el bien hay que difundirlo, porque hoy el mundo está necesitado de formación cristiana. Encontré este artículo de Ctholic.net y me alegra el tener a mano una fuente de información y formación católica, asequible a mis lectores. Gracias. Franja.
Decálogo
cuaresmal del cristiano hoy
Sembrando
Esperanza III. La conversión no tiene lugar nunca una vez para siempre, sino
que es un proceso, un camino interior de toda nuestra vida.
Autor:
P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net
¿SABES
QUÉ ES LA CUARESMA?
Un
tiempo propicio para encontrar la paz del corazón, para retomar el camino de
Dios, que es un camino de amor, armonía y paz. Paz que nace del saber que somos
amados y perdonados por Dios y del saber que correspondemos a ese amor.
La
Cuaresma es una oportunidad para «volver a ser» cristianos, a través de un
proceso constante de cambio interior y de avance en el conocimiento y en el
amor de Cristo.
La
conversión no tiene lugar nunca una vez para siempre, sino que es un proceso,
un camino interior de toda nuestra vida. Ciertamente este itinerario de
conversión evangélica no puede limitarse a un período particular del año: es un
camino de todos los días, que tiene que abarcar toda la existencia, cada día de
nuestra vida.
San
Agustín dijo en una ocasión que nuestra vida es un ejercicio único del deseo de
acercarnos a Dios, de ser capaces de dejar entrar a Dios en nuestro ser. «Toda
la vida del cristiano fervoroso -dice- es un santo deseo».
Si
esto es así, en
Cuaresma se nos invita aún más a «arrancar de nuestros deseos
las raíces de la vanidad» para educar el corazón en el deseo, es decir, en el
amor de Dios. Dios -dice San Agustín- es todo lo que deseamos» (Cf. «Tract. in
Iohn.», 4).
Y
esperamos que realmente comencemos a desear a Dios, y de este modo desear la
verdadera vida, el amor mismo y la verdad (Benedicto XVI, 27 de febrero de
2007).
Los 40 días en el desierto
La imagen presente nos puede ayudar a contemplar lo que nos pide la Cuaresma.
1. Amarás a Dios. Le amarás sin retóricas, como
a tu padre, como a tu amigo. No tengas nunca una fe que no se traduzca en amor.
Recuerda siempre que tu Dios no es una energía, un abstracto, la conclusión de
un silogismo, sino Alguien que te ama y a quien tienes que amar... Y, al mismo
tiempo que amas a Dios, huye de esos ídolos que nunca te amarán pero podrían
dominarte: el poder, el confort, el dinero, el sentimentalismo, la violencia.
2. No usarás en vano las palabras: Dios,
familia, amor. No las uses jamás contra nadie, jamás para sacar jugo de ellas,
jamás para tu propia conveniencia.
3. Piensa siempre que el domingo está muy bien
inventado, que tú no eres un animal de carga creado para sudar y morir. Impón a
ese desgastante exceso de trabajo, que te acosa y te asedia, algunas pausas de
silencio para encontrarte con la soledad, con la música, con la naturaleza, con
tu propia alma, con Dios en definitiva.
4. Recuerda siempre que lo mejor de ti lo heredaste
de tu padre y de tu madre.
5. No olvides que naciste carnívoro y agresivo y
que, aunque algún filósofo dijo que el "hombre era Lobo para el
hombre", nosotros cristianos no lo somos, aunque te es más fácil matar que
amar. Vive despierto para no hacer daño a nadie, demostremos que tenemos razón,
libertad y voluntad para respetar a todos.
6. No temas ni la amistad, ni el amor. Pero no
caigas nunca en esa gran trampa de creer que el amor es recolectar placer para
ti mismo, cuando es transmitir alegría a los demás.
7. No robarás a nadie su derecho a ser libre.
Recuerda que te dieron el alma para repartirla y que roba todo aquel que no la
reparte, lo mismo que se estancan y se pudren los ríos que no corren.
8. Recuerda que, de todas tus armas, la más
peligrosa es la lengua. Rinde culto a la verdad, pero no olvides nunca dos
cosas: que jamás acabarás de encontrarla completa y que en ningún caso debes
imponerla a los demás.
9. No desearás la mujer de tu prójimo, ni su
casa, ni su coche, ni su sueldo. No dejes nunca que tu corazón se convierta en
un cementerio de chatarra, en un cementerio de deseos innobles.
10. No codiciarás los bienes ajenos ni tampoco los
propios. Sólo de una cosa puedes ser avaro: de tu tiempo, de llenar la vida de
los años -pocos o muchos- que te fueron concedidos.
La Cuaresma avanza y todos, al inicio de estos 40
días, comenzamos con buenos propósitos para ser mejores y al final sentirnos
amados por Dios y en su casa. ¿Ya has regresado?, ¿vas de camino?, ¿qué te
falta?, ¿cuánto te falta por llegar?, ¿qué último esfuerzo debes hacer? Aún
tenemos esta semana para decir al Señor, que SÍ QUEREMOS
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