Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
Jesús Mateo, es un sacerdote
amigo de Valladolid, que manda diariamente este lindo comentario del Evangelio, que vale la pena meditarlo y
compartirlo también con los seglares.
Yo lo pongo ahora todos los
días en uno de mis Blogs. Franja.
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16 de enero, jueves de 2020.
Comentario;"SI QUIERES, PUEDES LIMPIARME"."JESÚS LE DIJO: QUIERO, QUEDA LIMPIO" (Mc 1, 40-45).
Lo narra así San Marcos:
"Se acercó a Jesús un
leproso suplicándole de rodillas: "Si quieres, puedes limpiarme".
Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo: "Quiero: queda limpio.
La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio".
Son dos los protagonistas: El leproso y Jesús.
Me llama la atención este
leproso. Supera todas las dificultades: No podía acercarse a las personas por
el peligro de contagiar.
Tenía que estar fuera del
pueblo. Estaba obligado a llevar una campanita e ir gritando: no te acerques;
soy un leproso. Pero no hace caso a lo que está establecido. A él solo le
importa una cosa:
"Ver a Jesús, estar cerca
de Jesús, y exponerle su enfermedad".
Por fin ha logrado lo que
pretendía. Se acerca a Jesús, se pone de rodillas, y le suplica:
"Señor,
si quieres, puedes limpiarme".
¡Qué oración más sencilla, humilde y llena de fe! Da por supuesto que Jesús puede curarle. Sabe
pedir con delicadeza, con finura, con confianza, con amor.
¿Cómo reacciona el Señor?
Fíjate en estos cuatro
detalles:
-"sintió lástima";
-"extendió la mano"
-"lo tocó".
-"quiero, queda
limpio".
Emociona ver la compasión de
Cristo. ¡Qué humano es!
Se compadece del dolor, del sufrimiento, y de
la enfermedad del leproso.
Extiende la mano..., lo toca,
con ternura, con cariño, sin miedo a contagiarse, y le dice las palabras que el leproso ansiaba
oir y escuchar: "Quiero: queda limpio".
Y quedó limpio. La lepra se le
quitó inmediatamente.
Todos, tú y yo, también, somos
leprosos en el alma.
Como el leproso le decimos:
"Si quieres, puedes limpiarme de la lepra de mi egoísmo, de mi orgullo, de
mi apatía, de mi pereza, de mi buscar inútilmente ser feliz al margen de tu voluntad...
Jesús nos cura de la lepra del
pecado en el Sacramento de la Reconciliación.
Demos gracias, como el leproso,
por nuestra curación.
Jesús Mateo. Sacerdote.
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Que Dios pague ese esfuerzo
diario y que Santa María la Virgen no nos abandone nunca. Franja.
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Confeccionado por Franja
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