Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
SEXTO DOMINGO DE SAN JOSÉ
SEXTO DOMINGO DE SAN JOSÉ
Libro:
Dolores y
Gozos de San José
Sexto dolor y gozo
Jesús Martínez
García
Ed. Rialp. Madrid,
2000
Sexto dolor y gozo
Glorioso san José,
que viste sujeto a tus órdenes al Rey de los Cielos. El consuelo que
experimentaste al conducir de Egipto a tu querido Jesús fue turbado por el
temor a Arquelao, fuiste, sin embargo, tranquilizado por el Ángel y
permaneciste gozoso en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y
gozo te pedimos nos obtengas que, libres de todo temor nocivo, gocemos de la
paz de conciencia y, viviendo tranquilos en unión de Jesús y de María, muramos
en su compañía.
(Padrenuestro,
Avemaría y Gloria)
Sexto dolor
El se levantó, tomó
al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao
reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá (Mt 2, 21-22).
En el viaje de
retorno a casa José tiene que cambiar los planes; toma el desvío y sigue hacia
el norte, hacia Galilea. Va con Jesús -que ya tiene unos años- y con María;
pero aunque camina contento, está preocupado por solucionar los problemas de
cada día, por evitar los peligros del camino. Y no descansará tranquilo hasta el
final del viaje.
La vida consiste, en
cierto sentido, en ir de camino. De camino hacia la casa del Padre, nuestra
morada definitiva. Cada día es un paso que nos puede acercar al cielo. Pero no
caminamos solos, vamos en compañía de otros, sobre todo de nuestra familia.
Sería muy cómodo
-muy egoísta- vivir sin preocuparse de los demás. Como a José, también a
nosotros nos pide Dios que carguemos con la salud espiritual y física de los
que nos rodean.
Sexto gozo
Y fue a vivir a una
ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será
llamado Nazareno (Mt 2,23).
En Nazaret
estableció José de nuevo su taller de artesano. Trabaja y trabaja con la
garlopa. María también trabaja. Y Jesús, todavía niño, juega con las virutas de
serrín; aprende a moverse entre clavos y maderos para el momento de la
redención.
José goza porque
Dios ha querido que sea artesano, padre y esposo. Porque, precisamente en medio
de esas tareas, él está con Jesús y con la Virgen María. Trabajar satisface humanamente,
es medio de subsistencia, sirve para sacar adelante la familia. Pero sobre todo
es el instrumento que tenemos para servir a Dios y a los demás.
Nazaret ha quedado
para la historia como el modelo de hogar, y el lugar donde Dios enseña a trabajar
por amor y con alegría sobrenatural. El santo patriarca será el patrono de
quienes trabajen con ese sentido cristiano. ¡Qué gozada vivir en una familia
así, trabajando como Él!
REFLEXIÓN:
¿Estoy contento en
mi trabajo porque me gusta, porque saco provecho, o tendría que tener una
motivación más sobrenatural?
¿Procuro trabajar
con la seriedad de un padre que tiene que sacar adelante su familia?
¿Advierto que Dios
ve todo lo que realizo, cómo está hecho y las intenciones que tengo? ¿Se lo
puedo ofrecer a Él? ¿Se lo ofrezco de hecho?
¿Dedico suficiente
tiempo a mi familia? ¿Me doy cuenta de que los demás necesitan de mi tiempo, de
mí?
¿Sé escuchar?
¿Recuerdo alguna cosa que me hayan hecho notar mis familiares y no acabo de
tener en cuenta para rectificar?
¿Rezo por mi
familia? ¿Rezamos en familia?
PROPÓSITO:
Considerar en el
trabajo -al menos al empezar- que puedo ofrecerlo a Dios a través de san José.
ORACIÓN:
Oh glorioso José,
alcánzame la gracia de trabajar a imitación tuya: con orden, constancia, intensidad
y presencia de Dios; de trabajar teniendo siempre ante mis ojos las almas todas
y la cuenta que habré de dar del tiempo perdido y de la vana complacencia en
mis trabajos, tan contraria a la gloria de Dios. Así sea.
Jesús, José y María,
os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María,
asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María,
con vos descanse en paz el alma mía.
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