Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
SÉPTIMO DOMINGO DE SAN JOSÉ
Libro:
Dolores y
Gozos de San José
Séptimo dolor y gozo
Jesús Martínez
García
Ed. Rialp. Madrid,
2000
Séptimo dolor y gozo
San José, modelo de
santidad, que habiendo perdido al Niño Jesús sin tu culpa, le buscaste durante
tres días con inmenso dolor hasta que, con gozo indecible, le encontraste en el
templo en medio de los doctores.
Por este dolor y
gozo, y ya que estás tan cerca de Dios, te pedimos nos ayudes a no perder nunca
a Jesús por el pecado mortal, y si por desgracia lo perdiéramos, haz que lo
busquemos con profundo dolor hasta que lo encontremos y podamos vivir en su
amistad para gozar de Él contigo eternamente en el Cielo.
(Padrenuestro,
Avemaría y Gloria)
Séptimo dolor
Le estuvieron
buscando entre los parientes y conocidos, y al no hallarle, volvieron a
Jerusalén en su busca (Lc 2, 44-45).
Cuánto dolor
embargaba a José y a María aquellos días. Tantos desvelos, tantos cuidados,
tantas alegrías..., y ahora no tenían al Niño. Además Dios les había dado el
encargo de custodiar a su Hijo, ¡y lo habían perdido!
José y María
preguntaron a unos y a otros. Nadie sabía nada. Tres días que se hacían
larguísimos. A otros este suceso les dejaba indiferentes, a sus padres no.
Sufrían sobremanera porque valoraban Quién era Jesús: Dios con nosotros.
¡Qué pena si no nos
dolieran los pecados, pues nos separan de Dios! ¡Qué pena si no los valorásemos
como lo peor que puede suceder en el mundo! Ojalá tengamos aquellos
sentimientos que tuvieron sus padres para que se nos rompa el corazón -de dolor
de amor- al ver el pecado en nosotros o en los demás.
Séptimo gozo
Al cabo de tres días
lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y
haciéndoles preguntas (Lc 2,46).
¿Cómo expresar la
alegría de María y de José al encontrar al Niño? ¿No era alegría desbordante la
que sentían los apóstoles y las santas mujeres después de encontrarse con el
Resucitado? ¿No es alegría lo que hay en el cielo cuando un pecador se
convierte y hace penitencia? Porque no hay felicidad como la de estar con
Jesús.
¿Y dónde estaba el
Niño? Estaba en el Templo. Jesús esperaba que sus padres le buscaran allí, como
también hoy espera de nosotros que vayamos a la casa de Dios, le encontremos en
su Palabra, nos alimentemos con la Eucaristía y nos unamos a Él por el amor en
el sacramento de la Penitencia.
Si tenemos tristeza
es porque nos apartamos de Dios. Si queremos ser felices, muy felices, ya
sabemos el camino: estar con Jesús. Que estemos siempre con los Tres: con
Jesús, con María y con José.
REFLEXIÓN:
¿Puedo decir en
verdad que estoy contento, o hay algo que me quita la alegría? ¿Sé distinguir
el cansancio de lo que me aparta de Dios?
¿Considero como algo
verdaderamente vital el vivir siempre en gracia?
¿Valoro el pecado
venial o cualquier otra falta de correspondencia como algo que me aleja de
Dios?
¿Comprendo que la
castidad es una virtud necesaria para poder ver y amar a Dios, y para que Dios
me pueda mirar y amar mejor?
¿Recurro a la
oración en todas mis necesidades y tribulaciones, o ando perdido en mis
pensamientos?
¿Pido a Dios la
perseverancia en las buenas obras hasta el fin de mi vida?
PROPÓSITO:
Acudir antes de la
fiesta de san José al sacramento de la Penitencia, sabiendo que le daré una
alegría a Dios.
ORACIÓN:
Oh varón justo y
fiel, esposo castísimo de María Santísima, haz que aprendamos a vivir como Dios
espera de nosotros. Enséñanos a confiar en Él, a santificarnos en nuestro
trabajo, a ser alegres y a servir. Ayúdanos a ser fieles a nuestra vocación,
llena de fecundidad a la Iglesia y extiende el ambiente de tu Sagrada Familia
en todas las familias de la tierra. Así sea.
Jesús, José y María,
os doy el corazón y el alma mía.
Jesús, José y María,
asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María,
con vos descanse en paz el alma mía.
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