Al levantar la vista, vio a unos ricos que echaban sus ofrendas en el gazofilacio. "ESA POBRE VIUDA HA ECHADO TODO LO QUE TENÍA PARA VIVIR" (Lc 21, 1-4)

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Jesús  Mateo, sacerdote de Valladolid me  envía el  Comentario del Evangelio de cada día,  y yo con gran placer lo edito en mis blogs católicos de difusión. Sé que hay muchas entradas porque muchos lo reciben y comparten para ayudarse en su tiempo de oración.

P. Javier Olivares.

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27 de noviembre, lunes 2023

Al levantar la vista, vio a unos ricos que echaban sus  ofrendas en el gazofilacio. "ESA POBRE VIUDA HA ECHADO TODO LO QUE TENÍA PARA VIVIR" (Lc 21, 1-4)

El Señor les da hoy a los Apóstoles una lección que no se les olvidará en la vida. Éstos estaban emocionados contemplando cómo los ricos iban  echando grandes donativos en el tesoro del Templo. Jesús vio a una viuda pobre y les pidió a los Apóstoles que se fijasen en ella, y observaron que echaba dos monedillas. El Señor les dijo: "Esa pobre viuda ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con que les sobra, pero ella, ha echado todo lo que tenía para vivir".

No me voy a fijar sólo en el dinero, que también, sino en los dones y en la vida que Dios nos ha dado En estos días he leído la vida de un joven universitario, Pedrito.

Murió a los veinte años como consecuencia de un cáncer. Durante tres años Dios permitió que tuviera dolores intensísimos. Un día su madre le vio llorar y él le dijo con toda naturalidad: mamá,  hoy es el primer día, en un año, que no tengo dolor. En otra ocasión manifestó: Me duele todo pero tengo en mis manos el Crucifijo y lo ofrezco todo por el Papa, por la Iglesia y por el Prelado del Opus Dei. No es extraño que alguien dijese "que Pedrito era extraordinario porque era ordinario".

 A Pedrito le diagnosticaron en septiembre un cáncer incurable. Su eterna sonrisa y su profunda fe ante la enfermedad están suscitando un reguero de conversiones

Era un joven universitario alegre, normal, listo, deportista, apostólico, amigo, muy amigo de sus amigos. Todo lo hacía con mucha naturalidad. En su enfermedad acercó a muchas personas a Dios con su sonrisa y con su preocupación por los demás. Su vida ha dejado poso.

A uno de sus amigos le manifestó que nunca había sido tan feliz en su vida como durante los tres años que estaba padeciendo el cáncer. Murió agotado; gastado, siendo muy joven,  por amor a Dios y por los demás. Su madre recuerda, que poco antes de morir, no sabe de dónde sacó fuerza, le dio un abrazo muy fuerte, muy fuerte y prolongado, como que no quería separarse de ella. A partir de ese momento no volvió a mover los brazos.

Jesús Mateo. Sacerdote.

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Que el Señor nos bendiga y nos guarde con Santa María la Virgen y con San José su castísimo esposo.

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