Páginas especiales

sábado, 3 de febrero de 2018

LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona

Devoción a San José



SAN JOSÉ


EJERCICIO DE LOS SIETE DOMINGOS EN HONOR DE LOS DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ

INTRODUCCIÓN:
Toda la vida de S. José fue un acto continuo de fe y obediencia en las circunstancias más difíciles y oscuras en que le puso Dios. Él es al pie de la letra "el administrador fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia" (Lc 12, 42). Desde tiempo inmemorial, la Iglesia lo ha venido venerando e invocando como continuador en ella de la misión que un día tuviera para con su Fundador y Madre. En los momentos de noche oscura, el ejemplo de José es un estímulo inquebrantable para la aceptación sin reservas de la voluntad de Dios. Para propiciar esa veneración e imitación y para solicitar su ayuda, ponemos a continuación el siempre actual Ejercicio de los siete Dolores y Gozos.


Por la señal, etc. -Acto de contrición.

Ofrecimiento
Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros siete dolores y gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y su madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la sangre de Nuestro Señor Jesucristo
y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo,
Amén.



Primer dolor 


PRIMER DOMINGO

El dolor: cuando estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa.
La alegría: cuando el Arcángel le reveló el sublime misterio de la encarnación.

Oh castísimo esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de tu corazón en la perplejidad en que estabas sin saber si debías abandonar o no a tu esposa sin mancilla! Pero ¡cuál no fue también tu alegría cuando el ángel te reveló el gran misterio de la Encarnación!

Ayúdanos a ser humildes, a permanecer en oración, hasta de noche, en sueños, para que -fieles- alcancemos la gracia de la perseverancia final.

Que agradezcamos al Señor cada instante de nuestra existencia, seguros de que pase lo que pase siempre aguarda una tarea importante que cumplir en la obra de la Redención.



y gozo
Por este dolor y este gozo os pedimos consoléis nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte, semejante a la vuestra asistidos de Jesús y de María.
San José, Padre y Señor, ruega por nosotros.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


Segundo dolor 


SEGUNDO DOMINGO
El dolor: al ver nacer el niño Jesús en la pobreza.
La alegría: al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.

Oh bienaventurado patriarca, glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el dolor que sentisteis viendo nacer al niño Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.

Por este gran dolor, ayúdanos a desprendernos de todas las cosas de la tierra, convencidos de que solo Dios basta. Haz que sepamos seguir a Jesús desde Belén al Calvario, con el sentido sobrenatural y el garbo humano con que tú supiste llevar, con Jesús y María, la cruz que el Señor dispuso para ti.

Te pedimos también, por el inmenso gozo que tuviste al ver a Jesús recién nacido, mientras escuchabas el canto de los Ángeles en el cielo, proclamando la gloria de Dios y la paz para los hombres de buena voluntad: ¡Bendice a todos los hijos de la Iglesia de Dios y atiende especialmente a los más necesitados!



y gozo
Por este dolor y gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de la gloria celestial.

!Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía!
Padrenuestro, Ave y Gloria.



Tercer dolor 


TERCER DOMINGO
El dolor: cuando la sangre del niño Salvador fue derramada en su circuncisión.
La alegría: dada con el nombre de Jesús.

Oh ejecutor obedientísimo de las leyes divinas, glorioso San José: la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón; pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó y llenó de alegría.


y gozo
Por este dolor y por este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos con el nombre de Jesús en el corazón y en los labios,

Padrenuestro, Ave y Gloria.




Cuarto dolor 

CUARTO DOMINGO
El dolor: la profecía de Simeón, al predecir los sufrimientos de Jesús y María.

La alegría: la predicción de la salvación y gloriosa resurrección de innumerables almas.

Oh Santo fidelísimo, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José; aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María os causó dolor mortal,

Resultado de imagen de Cuarto dolor y cuarto gozo de S.José en Torreciudad

y gozo

sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas.

Por este dolor y por este gozo conseguidnos ser del número de los que, por los méritos de Jesús y la intercesión de la bienaventurada Virgen María, han de resucitar gloriosamente.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria,



Quinto dolor 


QUINTO DOMINGO
El dolor: en su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en el viaje a Egipt
La alegría: al tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de Egipto.

Oh custodio vigilante, familiar íntimo del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo del Altísimo, particularmente en vuestra huida a Egipto!, pero cuán grande fue también vuestra alegría teniendo siempre con Vos al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto


y gozo
Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al demonio, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,




Sexto dolor 


SEXTO DOMINGO
El dolor: a regresar a su Nazaret por el miedo a Arquelao.
La alegría: al regresar con Jesús de Egipto a Nazaret y la confianza establecida por el Ángel.

Oh ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis . admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos; aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el ángel, vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.



y gozo
Por este dolor y gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, de poseer la paz de la conciencia, de vivir seguros con Jesús y María y de morir también asistidos de ellos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria,




Séptimo dolor 

SÉPTIMO DOMINGO
El dolor: cuando sin culpa pierde a Jesús, y lo busca con angustia por tres días.
La alegría: al encontrarlo en medio de los doctores en el Templo.

Oh modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que, lleno de gozo, le hallasteis en el templo, en medio de los doctores.


y gozo
Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que no nos suceda jamás perder a Jesús por algún pecado grave. Mas si por desgracia le perdemos, haced que le busquemos con tal dolor que no nos deje reposar hasta encontrarle favorable, sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y a cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
S. José y Jesús


Antífona
Jesús mismo era tenido por hijo de José, cuando empezaba a tener como unos treinta años. Rogad por nosotros, San José, para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración Final
Oh Dios, que con inefable providencia, os dignasteis elegir al bienaventurado José por esposo de vuestra Santísima Madre, os rogamos nos concedáis tener como intercesor en los cielos al que en la tierra veneramos como protector. Vos que vivís y reináis por los siglos de los siglos. Amén.



LETANÍA A SAN JOSÉ

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo escúchanos, Cristo escúchanos,
Dios Padre Celestial. Ten piedad de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo. Ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo. Ten piedad de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios. Ten piedad de nosotros.
Santa María. Ruega por nosotros.
San José, Ruega por nosotros.
Ínclito descendiente de David, Ruega por nosotros.
Lumbrera de los Patriarcas, Ruega por nosotros.
Esposo de la Madre de Dios, Ruega por nosotros.
Custodio casto de la Virgen, Ruega por nosotros.
Padre nutricio del Hijo de Dios, Ruega por nosotros.
Solícito defensor de Cristo, Ruega por nosotros.
Jefe de la Sagrada Familia, Ruega por nosotros.
José justísimo, Ruega por nosotros.
José castísimo, Ruega por nosotros.
José prudentísimo, Ruega por nosotros.
José fortísimo, Ruega por nosotros.
José obedientísimo, Ruega por nosotros.
José fidelísimo, Ruega por nosotros.
Espejo de paciencia, Ruega por nosotros.
Amador de la pobreza, Ruega por nosotros.
Modelo de los obreros, Ruega por nosotros.
Honra de la vida doméstica, Ruega por nosotros.
Custodio de Vírgenes, Ruega por nosotros.
Amparo de las familias, Ruega por nosotros.
Consuelo de los desgraciados, Ruega por nosotros.
Esperanza de los enfermos, Ruega por nosotros.
Abogado de los moribundos, Ruega por nosotros.
Terror de los demonios, Ruega por nosotros.
Protector de la Santa Iglesia, Ruega por nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Ten misericordia de nosotros.
Le constituyó señor de su casa, y jefe de todo cuanto poseía.

OREMOS: 
Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de tu Madre Santísima: te rogamos nos concedas que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle por intercesor en el Cielo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

INVOCACIÓN: San José, haz que vivamos una vida inocente, asegurada siempre bajo tu patrocinio.

****
LOS SIETE DOMINGOS DE SAN JOSÉ
ENLACE

http://youtu.be/khoKuU7v_SI




No hay comentarios:

Quizás también le interes


Contemplar el Evangelio de hoy - homilías católicas del Evangelio del día
Contemplar el Evangelio de hoy - Suscríbase