Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona
«No está el discípulo por encima del maestro»
Contemplar el Evangelio de hoy
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Evangelio de hoy
:
Día litúrgico: Sábado XIV del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mt 10,24-33): En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus Apóstoles: «No está el discípulo por encima del maestro, ni el
siervo por encima de su amo. Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al
siervo como su amo. Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto
más a sus domésticos!
»No les tengáis
miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto
que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a
la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. Y no temáis a los
que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que
puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos
pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el
consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de
vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que
muchos pajarillos. Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo
también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien
me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los
cielos».
P.
Raimondo M. SORGIA Mannai OP
(San Domenico di Fiesole,
Florencia, Italia)
«No está el discípulo por encima del maestro»
Hoy, el Evangelio nos invita a reflexionar sobre la relación
maestro-discípulo: «No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo
por encima de su amo» (Mt 10,24). En el campo humano no es imposible que el
alumno llegue a sobrepasar a quien le enseñó el abc de una disciplina. Hay en
la historia ejemplos como Giotto, que se adelanta a su maestro Cimabue, o como
Manzoni al abad Pieri. Pero la clave de la suma sabiduría está sólo en manos
del Hombre-Dios, y todos los demás pueden participar de ella, llegando a
entenderla según diversos niveles: desde el gran teólogo santo Tomás de Aquino
hasta el niño que se preparara para la Primera Comunión. Podremos añadir
adornos de varios estilos, pero no serán nunca nada esencial que enriquezca el
valor intrínseco de la doctrina. Por el contrario, es posible que rayemos en la
herejía.
Debemos tener precaución al intentar hacer mezclas que pueden
distorsionar y no enriquecer para nada la substancia de la Buena Noticia.
«Debemos abstenernos de los manjares, pero mucho más debemos ayunar de los
errores», dice san Agustín. En cierta ocasión me pasaron un libro sobre los
Ángeles Custodios en el que aparecen elementos de doctrinas esotéricas, como la
metempsicosis, y una incomprensible necesidad de redención que afectaría a
estos espíritus buenos y confirmados en el bien.
El Evangelio de hoy nos abre los ojos respecto al hecho
ineludible de que el discípulo sea a veces incomprendido, encuentre obstáculos
o hasta sea perseguido por haberse declarado seguidor de Cristo. La vida de
Jesús fue un servicio ininterrumpido en defensa de la verdad. Si a Él se le
apodó como “Beelzebul”, no es extraño que en disputas, en confrontaciones
culturales o en los careos que vemos en televisión, nos tachen de retrógrados.
La fidelidad a Cristo Maestro es el máximo reconocimiento del que podemos
gloriarnos: «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también
me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos» (Mt 10,32).
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