Señor, A otro le dijiste: "Sígueme". "SÍGUEME" (Lc 8, 57-62)

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Jesús  Mateo, sacerdote de Valladolid me  envía el  Comentario del Evangelio de cada día,  y yo con gran placer lo edito en mis blogs católicos de difusión. Sé que hay muchas entradas porque muchos lo reciben y comparten para ayudarse en su tiempo de oración.

P. Javier Olivares.

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4 de octubre, miércoles 2023

Señor, A otro le dijiste: "Sígueme". "SÍGUEME" (Lc 8, 57-62)

Me impresiona el Evangelio de hoy y me cuesta comprender las respuestas de Jesucristo. Aparecen, aparte de Jesucristo, tres hombres. El primero le dice: "Te seguiré, adónde quiera que vayas". A mí me parece una persona fenomenal, dispuesto a seguir al Maestro. ¿Qué le dice Jesús? Se lo pone difícil y le responde: "Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Yo no sé lo que haría este hombre, pero me da la impresión de que estas palabras le asustaron y se marchó. Señor, tengo que decirte que me desconciertas. A mi modo de ver perdiste una posible vocación y me parece que fuiste muy radical, perdóname al pensar de este modo.

A otro le dijiste: "Sígueme". Y se lo dijiste sin contemplaciones y no le aceptaste ninguna excusa, ni siquiera que tenía que enterrar a su padre. En este momento te vuelvo a decir, Señor, que perdiste a una buena persona y le pediste más de la cuenta.

Y lo mismo pienso del tercero que te dijo que te seguiría pero que le permitieras antes despedirse de los de su casa, de sus padres y familiares. La respuesta que le diste me parece muy dura. Le dijiste:  "Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el Reino de Dios".

A ti querido amigo que lees este Evangelio y este comentario, ¿qué te parece? ¿Tengo razón o no?  Bueno, yo te tengo que manifestar que no tengo ninguna razón. Dios tiene derecho a pedirlo todo. Nos ha hecho a su imagen y semejanza. Somos hijos de Dios. No nos pertenecemos. Nos ha recatado con su preciosísima Sangre.

No tenemos derecho a poner condiciones al Señor. Él no quiere corazones partidos. Con la ayuda de la Virgen prometo darle el corazón entero.

Jesús Mateo. Sacerdote.

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Que el Señor nos bendiga y nos guarde con Santa María la Virgen y con San José su castísimo esposo.

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