Páginas especiales

Mostrando entradas con la etiqueta JESUCRISTO. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta JESUCRISTO. Mostrar todas las entradas

domingo, 23 de noviembre de 2014

Jesucristo, Rey del hogar... Rey de tu hogar?

Blog Católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona

 
Jesucristo, Rey del hogar

Hoy que celebramos la Solemnidad de Cristo Rey, que sea para nosotros la gran fiesta que nos ayude a que Cristo sea nuestro Rey.
Autor: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.ne
Jesucristo es el Rey del hogar.

Y comenzamos con una anécdota de hace ya muchos años, pues se remonta a Septiembre de 1907, cuando un sacerdote peruano, el santo misionero Padre Mateo, se presentaba ante el Papa San Pío X, que estaba ante la mesa de su escritorio, entretenido en cortar las hojas de un libro nuevo que acababa de llegarle.

- ¿Qué te ha pasado, hijo mío? Me han dicho que vienes de Francia...
- Sí, Santo Padre. Vengo de la capilla de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María. Contraje la tuberculosis, y, desahuciado de los médicos, fui a la Capilla a pedir al Sagrado Corazón la gracia de una santa muerte. Nada más me arrodillé, sentí un estremecimiento en todo mi cuerpo. Me sentí curado de repente. Vi que el Sagrado Corazón quería algo de mí. Y he trazado mi plan.

El Papa San Pío X aparentaba escuchar distraído, sin prestar mucha atención a lo que le decía el joven sacerdote, que parecía un poco soñador.

- Santo Padre, vengo a pedir su autorización y su bendición para la empresa que quiero iniciar.
- ¿De qué se trata, pues?
- Quiero lanzarme por todo el mundo predicando una cruzada de amor. Quiero conquistar hogar por hogar para el Sagrado Corazón de Jesús.
Entronizar su imagen en todos los hogares, para que delante de ella se consagren a Él, para que ante ella le recen y le desagravien, para que Jesucristo sea el Rey de la familia. ¿Me lo permite, Santo Padre?

San Pío X era bastante bromista, y seguía cortando las hojas del libro, en aparente distracción. Ahora, sin decir palabra, mueve la cabeza con signo negativo. El Padre Mateo se extraña, y empieza a acongojarse:

- Santo Padre, pero si se trata de... ¿No me lo permite?
- ¡No, hijo mío, no!, sigue ahora el Papa, dirigiéndole una mirada escrutadora y cariñosa, y pronunciando lentamente cada palabra: ¡No te lo permito! Te lo mando, ¿entiendes?... Tienes mandato del Papa, no permiso. ¡Vete, con mi bendición!

A partir de este momento, empezaba la campaña de la Entronización del Corazón de Jesús en los hogares. Fue una llamarada que prendió en todo el mundo. Desde entonces, la imagen o el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús ha presidido la vida de innumerables hogares cristianos. Jesucristo, el Rey de Amor, desde su imagen bendita ha acogido súplicas innumerables, ha enjugado torrentes de lágrimas y ha estimulado heroísmos sin cuento.
¿Habrá pasado a la historia esta práctica tan bella? Sobre todo, y aunque prescindamos de la imagen del Sagrado Corazón, ¿dejará de ser Jesucristo el Rey de cada familia?...

Hoy la familia constituye la preocupación mayor de la Iglesia y de toda la sociedad en general.
Porque vemos cómo el matrimonio se tambalea, muchas veces apenas contraído.
El divorcio está a las puertas de muchas parejas todavía jóvenes.
Los hijos no encuentran en la casa el ambiente en que desarrollarse sanamente, lo mismo en el orden físico que en el intelectual y el moral.
Partimos siempre del presupuesto de que la familia es la célula primera de la sociedad. Si esa célula se deteriora viene el temido cáncer, del que de dicen que no es otra cosa sino una célula del cuerpo mal desarrollada.
Esto que pasa en el orden físico, y de ahí tantas muertes producidas por el cáncer, pasa igual en el orden social. El día en que hayamos encontrado el remedio contra esa célula que ya nace mal o ha empezado a deformarse, ese día habremos acabado con la mayor plaga moral que está asolando al mundo.
Todos queremos poner remedio a las situaciones dolorosas de la familia.
Y todos nos empeñamos cada uno con nuestro esfuerzo y con nuestra mucha voluntad en hacer que cada casa llegue a ser un pedacito de cielo.

¿Podemos soñar, desde un principio, en algún medio para evitar los males que se han   echado encima de las familias?
¿Podemos soñar en un medio para atraer sobre los hogares todos los bienes?..
¡Pues, claro que sí! Nosotros no nos cansaremos de repetirlo en nuestros mensajes sobre la familia. Este medio es Jesucristo.
Empecemos por meter a Jesucristo en el hogar.
Que Cristo se sienta invitado a él como en la boda de Caná.
Que se meta en la casa con la libertad con que entraba en la de los amigos de Betania.
Que viva en ella como en propia casa, igual que en la suya de Nazaret... Pronto en ese hogar se notará la presencia del divino Huésped y Rey de sus moradores. En el seno de esa familia habrá paz, habrá amor, habrá alegría, habrá honestidad, habrá trabajo, habrá ahorro, habrá esperanza, habrá resignación en la prueba, habrá prosperidad de toda clase.

Jesucristo, Rey universal, ¿no es Rey especialmente de la Familia?... Acogido amorosamente en el hogar, con Él entrarán en la casa todos los bienes....Hoy que celebramos la Solemnidad de Cristo Rey, que sea para nosotros la gran fiesta que nos ayude a que Cristo sea nuestro Rey.

Entronizar el Corazón de Jesús: enlace:
http://www.fatima.org/span/essentials/whatucando/otherdevotions/home.asp

 

Las imágenes de Jesús y de María
han desaparecido de los hogares llamados cristianos.
¿¿Qué podemos hacer para que sean restituidas a su lugar?.

 Mientras no se haga,
 los hogares cristianos estarán sin protección.
Franja

viernes, 24 de mayo de 2013

JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

Blog católico de Javier Olivares-Baionés jubilado-Baiona

JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE
Día 23 de mayo
 JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE
Evangelio: Lc 22, 14-20;
"Cuando llegó la hora, se puso a la mesa y los Apóstoles con El. Y les dijo: Ardientemente he deseado comer esta Páscua con vosotros, antes de padecer, porque os digo que no la volveré a comer hasta que tenga su cumplimiento en el Reino de Dios. Y tomando el cáliz, dió gracias y dijo: Tomadlo y distribuidlo entre vosotros; pues os digo que a partir de ahora no beberé del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios.Y  
tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros. Haced esto en memoria mía. Y del mismo modo el cáliz después de haber cenado, diciendo: Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros."
Ultima cena. de Tristán
El Amor de Jesús
Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros. Aquella cena pascual no era una más. Posiblemente quienes se ocuparon de preparar lo necesario para aquella cena lo harían con un especial esmero, el propio de esas circunstancias festivas, considerando además la presencia del Maestro, pero en modo alguno podían imaginar los sentimientos del corazón de Jesús y lo que significaba y supondría aquella cena pascual. Ardientemente, dice Jesús.
Y parece querer expresar un deseo desmedido y por largo tiempo esperado. De hecho, para eso, para lo que iba a tener lugar en aquel atardecer había venido al mundo.
En este texto de san Lucas que hoy consideramos, en la Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, está todo. Aquí se contiene nuestra grandeza, lo que solemos llamar dignidad humana, que es en Dios y por divina voluntad. Y no es la de Jesús una mera ilusión divina, incierta o más o menos difícil de garantizar; algo deseable, bueno sin duda, pero que no se llega a querer con todas las fuerzas. Jesús esperaba aquella cena con un deseo divino apasionado; ardiente e impaciente, podríamos decir. El cuerpo y la sangre del Señor son entregados por nosotros: siguiendo la literalidad de este pasaje del Evangelio de san Lucas, "por vosotros": los apóstoles que escuchaban a Jesús en aquel momento. Aunque otras veces y en los otros  Evangelios quede claro el destino universal de la Salvación. Por consiguiente, por voluntad de Dios –vale la pena insistir en ello–, Jesucristo se entrega por los hombres: tal es el valor que tenemos ante los ojos de Dios. Se paga por los hombres el mayor precio posible. Y no es menos significativo que sea Dios, sabiduría infinita, quien paga ese precio. Por poderosas que parezcan las razones que nos llevan a ensalzar nuestra categoría humana, por encima de todo lo demás que contemplamos, no dejarán de ser argumentos nuestros y valoraciones "de tejas abajo". La categoría y dignidad del hombre la ha valorado Dios, que nos ha hecho hijos suyos por Jesucristo.
No termina, sin embargo, el amor de Dios por los hombres en lo mencionado, y no sólo porque lo será siempre torpemente, por la incapacidad de nuestras palabras para hablar de los dones de Dios. Es que nuestro Dios quiso conceder a los hombres un amor a la medida del suyo,  configurando a algunos de los nuestros consigo mismo, que son otros Cristos, para hacer perpetuo, siempre actual, su sacrificio de la Cruz. Haced esto en memoria mía, les dijo. Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, lo es el sacerdote del Nuevo Testamento, que celebra cotidianamente, renovando sobre el altar el mismo Sacrificio de la Cruz. En la Santa Misa, por las manos de sacerdote, se entrega cada día el Cuerpo y se derrama la Sangre de Cristo por la salvación del mundo. 
Última cena. Tintoreto
¿Valoramos tu y yo la Misa? 
¿Valoramos al sacerdote, sea quien sea?

Dios Espíritu Santo, el abogado que el Padre nos enviaría en nombre de Jesús, nos santifique para que entendamos un poco más y vivamos mucho mejor, cada uno a nuestro modo, el inapreciable don del sacerdocio. No somos seres de un demiurgo incognoscible e inalcanzable, o desprendidos de un ser absoluto que sin más nos domina. Nuestro Padre Dios nos hizo sacerdotes, para que le adoráramos con un culto digno de su grandeza; para que le demos gracias que acoge complacido en su inmensidad y trascendencia; para que, arrepentidos, le pidamos perdón de nuestras infidelidades y nos perdone; para que le supliquemos su favor y benignamente como a hijos nos atienda. 
¿Es nuestra vida una Misa permanente? ¿Lo son, de hecho, cada una de nuestras jornadas? En esto podría consistir, debería consistir, cada día.  Una serie de actividades que de algún modo  giran en torno a la celebración eucarística: como preparación, como acción de gracias.

ICONO DE LA ÚLTIMA CENA
No perderían en absoluto el atractivo humano propio en cada caso. Muy al contrario, nuestros quehaceres se verían realzados por la belleza sobrenatural de ser realizados ante Dios y por su amor, una belleza mucho más hermosa y atractiva que cualquiera humana. Posiblemente a algunos de nuestros contemporáneos, que se dicen cristianos, leales Papa, y a nosotros mismos, nos falta fe. Tal vez por esto la sociedad no descubre a menudo interés en vivir según Dios. De hecho, los ideales de bastantes pueblos, con mayoría cristiana, se ven condicionados con frecuencia por normas y costumbres que no pocas veces ofenden a Dios.
Todavía bajo el efluvio del Espíritu Santo, cuya su solemnidad acabamos de celebrar, nos encomendamos al Paráclito para que inspire en la vida de todos fervientes deseos de santidad, de una vida llena de Dios y, por consiguiente, sacerdotal. Con unas jornadas orientadas por la Santa Misa como centro a Dios Padre, como otros Cristos ofrecidos por la salvación de nuestros conciudadanos, con ocasión de los quehaceres de cada uno.
Nadie como Santa María, la madre del Sumo y Eterno Sacerdote, nos puede inspirar sentimientos eficaces a la manera de los de su divino Hijo. ¡Qué más quiere ella que hacernos santamente felices!
Puedes entrar en el enlace a continuación, 
para ver la procedencia de este artículo:
Franja.
En...
NOVEDADES FLUVIUM

SACERDOTE PARA SIEMPRE  QUIERO SER:

Quizás también le interes


Contemplar el Evangelio de hoy - homilías católicas del Evangelio del día
Contemplar el Evangelio de hoy - Suscríbase