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martes, 22 de noviembre de 2016

SOLEMNIDAD DE CRISTO REY, 20 de noviembre 2016

Blog católico de Javier Olivares-baionés jubilado-Baiona



SOLEMNIDAD DE CRISTO REY


Cristo Rey

Consagración a Cristo Rey

Ordenada por S. S. Pío XI para el día de Cristo Rey

(último domingo del Año Litúrgico,
en este año de 2016, el 20 de noviembre.)

Oración: 
Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, miradnos humildemente postrados delante de vuestro altar; vuestros somos y vuestros queremos ser y a fin de poder vivir más estrechamente unidos con Vos, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo Corazón.

Muchos, por desgracia, jamás os han conocido; muchos, despreciando vuestros mandamientos, os han desechado. 

Oh Jesús benignísimo, compadeceos de los unos y de los otros, y atraedlos a todos a vuestro Corazón Sacratísimo.

Oh Señor, sed Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria. 

Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos: devolvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve, se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor. 

Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro reino. Mirad, finalmente, con ojos de misericordia a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue vuestro predilecto: descienda también sobre ellos como bautismo de redención y de vida, la sangre que un día contra sí reclamaron. 

Conceded, oh Señor, incolumnidad y libertad segura a vuestra Iglesia; otorgad a todos los pueblos la tranquilidad en el orden; haced que del uno al otro confín de la tierra no suene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón Divino, causa de nuestra salud, a Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos! Amén.




¡ CHRISTUS VINCIT !

¡ CHRISTUS REGNAT !

¡ CHRISTUS IMPERAT !

Himno:¨ de las 2 VÍSPERAS

 OH PRÍNCIPE ABSOLUTO DE LOS SIGLOS
*
Oh príncipe absoluto de los siglos,
oh Jesucristo, rey de las naciones:
te confesamos árbitro supremo
de las mentes y de los corazones.
*
En la tierra te adoran los mortales
y los santos te alaban en el cielo,
unidos a sus voces te aclamamos
proclamándote rey del universo.
*
Oh Jesucristo, príncipe pacífico:
somete a los espíritus rebeldes,
y haz que encuentren el rumbo los perdidos
y que en un solo aprisco se congreguen.
*
Para eso pendes de una cruz sangrienta,
y abres en ella tus divinos brazos;
para eso muestras en tu pecho herido
tu ardiente corazón atravesado.

Para eso estás oculto en los altares
tras las imágenes del pan y el vino;
para eso viertes de tu pecho abierto
sangre de salvación para tus hijos.
 *
Por regir con amor el universo,
glorificado seas, Jesucristo,
y que contigo y con tu eterno Padre

también reciba gloria el Santo Espíritu. Amén.

 

Oración a Cristo Rey.

¡Oh Cristo Jesús! Os reconozco por Rey universal. Todo lo que ha sido hecho, ha sido creado para Vos.  Ejerced sobre mí todos vuestros derechos.  Renuevo mis promesas del Bautismo, renunciando a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y prometo vivir como buen cristiano. Y muy en particular me comprometo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de vuestra Iglesia.
¡Divino Corazón de Jesús! Os ofrezco mis pobres acciones, para que todos los corazones reconozcan  vuestra Sagrada Realeza, y que así el reinado de vuestra paz se establezca en el Universo entero. Amén.



Una hermosa meditación para este día



EL REY QUE HIZO SIERVO
Por Javier Leoz

1.- Hemos asistido al despliegue, a lo largo de estos últimos doce meses, de la Palabra de Jesús: meditando su vida, saboreando sus hechos y contemplando sus milagros. ¿Somos conscientes de a quién seguimos y por qué le seguimos? Después de estas vivencias con dos palabras lo podemos resumir y transmitir: ¡Cristo es nuestro Rey!

Cristo es el colofón de nuestro viaje aunque, sus esquemas, no sean el “todo” de nuestra vida y, mucho menos, no hagamos de ella un reino con los parámetros de su peculiar formar de entender la autoridad, el servicio, el amor, etc. Acostumbrados a vitorear a reyes y príncipes (en tronos de oro, con sangre azul y cómodamente situados) nos descoloca un Jesús que presume de la cruz como bandera de entrega, perdón y sello de lo mucho que Dios nos ama. ¿Se puede hacer y dar algo más por el hombre?

2. -Cuando se acerca el tiempo litúrgico de Adviento me viene a la memoria aquella sugerente leyenda:
En cierta ocasión un rey decidió, por sí mismo, descender de sus palacios para ver cómo vivía su pueblo. La corte que le rodeaba, insistentemente, se empeñaba en informarle con variados intereses que todo estaba bien. Pero el rey, una noche, se escapó del palacio real, disfrazado de pordiosero y empezó a recorrer las calles y las plazas de sus súbditos.
Al llegar a una casa, además de lamentos, escuchó que no había pan para la numerosa familia. Y, siguiendo más adelante, comprobó que una muchedumbre, se burlaba de los más desgraciados y de aquellos otros a los que la buena suerte no les había acompañado en la vida. Para más sorpresa y estupor del monarca le hicieron saber que, en aquellos aledaños del castillo, existía hambre, miseria, soledades, tristeza e injusticias. Por ello mismo, durante un largo tiempo, decidió quedarse para compartir y combatir aquella misma suerte de los que consideraba sus hijos. Solo después, aquel pueblo que se sintió acompañado por aquel rey humillado, gritó con voz potente: ¡Este si que es nuestro Rey!

3. - Jesús, ni más ni menos, es aquel Dios que se ha compartido nuestro mismo vestido de humanidad sufriendo y gozando con nosotros el día a día. Es aquel que ha estado durante este pasado año en medio de nosotros animándonos y mostrándonos el camino que conduce a la auténtica felicidad.
**Jesús, simplemente Jesús, es aquel que nos ha invitado –domingo tras domingo y día tras día- a entender las cosas de Dios desde la verdad y con la fuerza de la verdad.
**Jesús, sólo Jesús, es aquel que nos ha ayudado a descifrar misterios, dudas, batallas y sufrimientos que, a la luz de Dios, recobran una dimensión nueva.

4.- Ciertamente, Jesucristo, es aquel original y desconcertante rey que sin meter mucho ruido se ha colado en nuestras casas, corazones y hasta en nuestra misma iglesia:
**para que sepamos que no andamos solos.
**que nuestras fatigas son sus cansancios;
**que nuestras cruces son astillas de aquella otra gigantesca que El llevó
**podemos contar con El para enfrentarnos a un mundo donde se vive como reyes pero donde se muere como pobres por no haber sido siervos.
Llega el Adviento y, no puede ser de otra manera, lo hemos de comenzar con el convencimiento firme y sereno de que Jesús es quien mejor puede regir y dirigir los destinos del mundo. Sin El estamos llamados a un viaje sin retorno.

Necesitamos, hoy más que nunca, de un punto de referencia para el rearme moral y ético de nuestro mundo basado en la verdad, la vida, la justicia, la santidad, la gracia, el amor y la paz.

No hay peor cosa que el vasallo que juega a ser rey, o una familia descabezada. ¡Cuántos de los que nos rodean, hablan, dictan, gobiernan, dicen y legislan viven muy lejos los auténticos problemas del pueblo haciendo sufrir a sus súbditos!

¿Jesucristo Rey? ¡Por supuesto! Y hoy más que nunca. Es quien mejor nos conoce, quién mejor nos gobierna y quien mejor nos orienta para no arrodillarnos sino es sólo y exclusivamente ante Dios.

¡OH CRISTO, TÚ ERES MI REY!

Dame un corazón abierto y magnánimo para contigo.

Magnánimo en mi vida: escogiendo todo cuanto sube hacia arriba, no lo que se arrastra hacia abajo.

Magnánimo en mi trabajo: viendo en él no una carga que se me impone, sino la misión que Tú me confías.

Magnánimo en el sufrimiento: verdadero centinela tuyo ante mi cruz, verdadero Cireneo para las cruces de los demás.

Magnánimo con el mundo: perdonando sus pequeñeces, pero no cediendo en nada a sus máximas.

Magnánimo con los hombres: leal con todos, más sacrificado por los humildes y por los pequeños, celoso por arrastrar hacia Ti a todos los que me aman.

Magnánimo conmigo mismo: jamás replegado sobre mí, siempre apoyado en Ti.

Magnánimo contigo: Oh Cristo Rey: consciente de vivir para servirte, dichoso de morir, para perderme en Ti.


TÚ, SEÑOR, ERES…EL CENTRO

En el centro de la rueda, 
Tú  Señor, eres el eje

En el centro de la historia, 
Tú Señor, eres la página central

En el centro de la humanidad,  
Tú Señor, eres el corazón

En el centro de la Iglesia, 
Tú Señor, eres su cabeza

En el centro de la vida  cristiana, 
Tú Señor, eres su motor

En el centro de la caridad, 
Tú Señor, eres su empuje

En el centro del amor,
 Tú  Señor, eres la razón para regalarlo

En el centro de la alegría, 
Tú Señor, eres la fuente que la ofrece

En el centro de la  fortaleza,
 Tú Señor, eres el secreto que la produce

En el centro de la fe,
 Tú  Señor, eres su razón

En el centro de la  Eucaristía,
 Tu Señor, eres quien la hace real

En el centro de la oración, 
Tú Señor, eres quien la hace verdadera

En el centro de la verdad, 
Tú Señor, eres quien la hace buena

En el centro de la humildad,  
Tú Señor, eres quien no la hace falsa

Tú, Señor, por ser Rey  conoces nuestro vivir
De qué madera está  construido el hogar 
de nuestras almas.

Por dónde vamos y por qué y  por quién nos movemos

Haz, Señor, que –como amigos  tuyos- podamos seguir caminando  hacia ese Reino de paz y de justicia
de verdad y de gracia, de  alegría y de esperanza

Que, lo comenzamos a  levantar y conquistar en la tierra,
pero lo viviremos y  disfrutaremos eternamente 
en el cielo.

¡Entonces cara a cara, sí  que te veremos, gran Rey!


Javier Leoz

 CONFECCIONADO POR FRANJA

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